Capítulo 51

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Nunca creí que despertar un día sábado me hiciera feliz. Bueno, eso era antes de que existiera la posibilidad de despertar viendo hacia el par de ojos más hermoso que he visto jamás.

No sé realmente cuánto tiempo lleva despierto André, pero al parecer ha sido bastante. Su mirada no tiene la apariencia cansada que reflejan la mayor parte del tiempo.

- Buenos dí...

No alcanzo a terminar la frase antes de que un suspiro se funda con el suyo, sus labios me atrapan en un beso de buenos dias, uno que me deja ver lo mucho que ha esperado a que despertara.

Nuestras piernas están entrelazadas y a pesar de que aún tengo mi mano vendada, él ha tenido el cuidado de que no me la aplastará por accidente durante la noche.

Cosa bastante probable si hubiera dormido sola.

- ¿Que hacías sin despertarme? - logro preguntar al separarme por un poco de aire.

- Verte dormir. Aún no creo que estés aquí conmigo.

Y mis mejillas se encienden aún más de lo que ya creía tenerlas.

- Me creerías si te dijera que estoy tan sorprendida como tú.

- ¿Nunca pensaste que podía ser mentira? Digo, ¿jamás dudaste si quiera de que podía ser un malentendido?

La coloración de mis mejillas dura lo que esas palabras salen a la superficie.

- Fueron años Soledad - él intenta reír pero solo se queda en eso, el intento.

- ¿Quieres la verdad?

André da un suave asentimiento, pero no me suelta de ninguno de sus agarres. Mis piernas aún están inmobiles, al igual que todo el resto de mi cuerpo. Su calor y aroma diluyen rápidamente mis crecientes ganas de tener mi propio espacio.

- Fue un cúmulo de cosas André. Tu salias mucho en ese tiempo y solías llegar borracho o drogado. Yo solo asumí que era cierto, para darle sentido a que...

Las palabras se atoran en mi carganta y ya no dejan salir ninguna más. Incluso me duele como si estuvieran todas desesperadas por aparecer y decirle a André que ese fue uno de los momentos más solitarios en mi vida. Uno muy doloroso.

- Tranquila, no es necesario hablar de eso. Si quieres podemos no hacerlo nunca más, lo siento.

Sus brazos me rodean al punto de pegar mi rostro en su pecho. Me acaricia suavemente la espada y el llanto que pensé caería de manera avasalladora sobre mi no llega. Solo siento una enorme piedra en mi pecho y hace dificultoso el paso de aire.

Niego aún con el rostro enterrado en su pecho desnudo.

Quiero decirlo.

- Eso le dió sentido a que no quisieras estar conmigo en casa.

André me aleja y me deja ver su rostro consternado, tiene los ojos muy abiertos y su labio inferior está siendo apresado por sus propios dientes.

- Fui un idiota. Nunca me dejes decir lo contrario Soledad y tengo miedo, mucho. No creo poder recuperarme si te vas otra vez.

Mi cuerpo reacciona por cuenta propia y yo solo lo sigo hasta tomar su rostro. Me ayudó de un solo brazo y lo empujo para subirme sobre él.

- No te dejaría está vez con tanta facilidad André - le digo cuando ya lo tengo debajo de mi.

André sonríe con ternura al ver que estoy totalmente convencida de lo que acabo de decir.

- Yo no haré nada que pueda hacerte pensarlo si quiera. Eres mi sueño hecho mujer Soledad y te quiero. Te quiero incluso más que antes.

Casi Te OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora