Al no poder probarse el intento de abuso por parte de Oingo debido a que misteriosamente las cámaras fueron borradas y faltaban pruebas, no lo metieron en cana. Sin embargo, Dio optó por ponerlo a trabajar como trapito fuera del local para evitar inconvenientes.
Jotaro por otro lado, terminó en cana por agresión física con un objeto contundente, sin embargo dado el contexto solo va a tener que pasar dos semanas en prisión junto a seis meses de servicio comunitario.
En cuanto a la reputación del lugar, muchas mujeres comenzaron a denunciar el mal trato que el dueño les proporcionaba cada vez que venían a comprar, usando a Jolyne cómo un ejemplo de como no cuida a sus empleadas, pero claramente al vampiro le importó poco y siguió manejando el lugar igual.
También otras personas denunciaban la mercadería vencida que este les vendía, seguido de que desde que llegó, el barrio se tornó más peligroso y a menudo se escuchaban gritos, disparos y golpes dentro del supermercado.
—¡Ah, son todos unos giles! —dijo Dio mientras arrancaba unos papeles que estaban pegados en un árbol donde "exponían" al vampiro—. ¡Quiero que vayan y arranquen todos los papeles así que vean! —. Ordenó a sus empleados.
Ese mismo día, Pucci llegaría al supermercado con un bolso negro.
—¡Dio, ya cobré mi salario!
—¡Vamos los pibes carajo! —gritó abriendo el bolso.
—Son 47 mil pesos, a ver, sumalo con lo que tenemos...
—A ver, el lunes recién pusimos el local así que no hicimos nada, el Martes juntamos 7000 con 25 centavos, el Miércoles 9219 con 99, el Jueves 15 mil con diez centavos, el viernes... —hizo una pausa—. No juntamos nada porque se agarraron a tiros, y ayer 10.345, por lo que tenemos 41.565 pesos con 34 centavos. Sumado a lo que nos trajiste... 88.565 pesos con 34 centavos
—¡Nada mal!
—¿Cómo que nada mal? Son 100 mil dólares lo que necesitamos, y hoy encima vienen a buscar lo que recaudamos en la semana.
—¿Y lo del kiosco que pusiste ayer?
—¡Ah, no lo conté! Bueno, ayer ganamos 9600 con el kiosco, sumandolo tenemos 98.165 pesos con 34 centavos.
—¿Viste? En una semana ya tenemos casi cien mil pesos, ahora, hace la cuenta y...
—¡No llegamos ni a palo! —le contestó Dio—. ¿Viste lo que está el dólar? ¡Tenemos que juntar 38.100 millones de pesos si queremos llegar! ¡Con dos negocios no nos alcanza!
—Entonces, ¿Qué propones hacer, amo Dio?
Dio se puso a pensar detenidamente que hacer porque claramente lo van a re cagar a tiros, así que se fue por lo obvio.
—¿Bailas bien en sunga? —le preguntó.
—¿Qué?
—Mirá, vamos a poner un telo a la noche, ¿Entendés? —le empezó a hablar—. Un telo mitad burdel, que funcione de 7 pm a 7 am, ¿Cuánto nos podemos llevar? Capaz unas 20, 30 luquitas...
—Dio, por el amor de Jesucristo en patineta, ¿Vos te pensas que se van a acercar a un supermercado así de la nada a buscar justo un telo?
—Si ponemos carteles si.
Entonces vieron como una camioneta negra se estacionaba sobre la vereda.
—¡Guarda los 64 mil, que los usamos para más tarde!
Pucci hizo caso, y después llegaron dos tipos que parecían travestis. Venían con armas.
—Nos manda Don Diavolo, venimos a cobrar lo que nos debes.
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El Supermercado Bizarro de Dio Brando.
Hayran KurguLuego de una gran estafa a unos mafiosos, Dio Brando de tan solo 125 años de edad tendrá que devolverle todo el dinero a la mafia italo-argentina en al menos cincuenta días. Para hacerlo decide entonces abrir un negocio con el cual planea recaudar l...