Oɴᴇ Sʜᴏᴛs [ Jᴊʙᴀ x Rᴇᴀᴅᴇʀ ] ¡Pedidos Cerrados!

25 | Jotaro Kujo

★ Pedido de @ Shadow912lol ★

★ Ojala te guste tanto como a mi me gusto escribirlo ¡Besos! 💗 ★

★ ¡Advertencia! Romantica, +18 y es una continuacion del capitulo 10, si no la leiste te recomiendo leerla para tener mas contexto ★

Fem Reader User Stand

[ Primera vez ]

Habia pasado un año desde lo sucedido en Egipto, tu, Jotaro, Kakyoin y el señor Joestar volvieron juntos a Japon. Obviamente Jotaro y tu terminarian siendo pareja. Las cosas entre ustedes iban muy bien, te acostumbraste a la ausencia de cariño hacia ti de parte de Jotaro, eso no evitaba que tu si demostraras afecto. Estabas realmente muy feliz, habia otro tema que parecia ser mas complicado. 

La intimidad entre ustedes, habia llegado el dia en que estaban a punto de hacerlo. Tu, al ser mucho mas mayor que Jotaro, no era tu primera vez haciendolo y eso era presisamente lo que le causaba inseguridad a Jotaro. 

Los dos estaban desnudos, Jotaro estaba sobre ti, su miembro rozaba tu intimidad. Unos pequeños gemidos salian de tu boca, abriste los ojos para notar un brillo especial en los ojos de tu pareja. Te preocupaste, ya que ese brillo parecia ser inseguridad hasta temor. 

— Jotaro... ¿Estas bien? Te noto raro — Tu preocupacion hizo sentir mal a tu pareja. 

— No es nada — Intento reprimir sus sentimientos al igual que sus pensamientos. 

— Jotaro, si no quieres hacerlo. Esta bien...Me refiero a que... — Jotaro te interrumpio. 

— No es eso, no he hecho esto antes — Sus palabras te sorprendieron. Sonreiste algo enternecida, le diste un pequeño beso en sus labios. A pesar de lo que Jotaro sentia por dentro no lo transmitia, su voz era calmada al igual que su rostro. 

— Honestamente no me lo esperaba...Eres muy guapo y popular — Jotaro aparto la mirada. — ¿Te preocupa no estar a la altura de otros idiotas con los que he estado? — El rostro de Jotaro mostro cierta sorpresa al escucharte. Porque tu tenias razon — Tranquilo ¿Si? — La exitacion de tu novio aumento, besandote y finalmente de manera impredesible se hundió en tu interior, haciendo que gimieses audiblemente.

Siguió besando tu cuello, mordisqueándolo levemente mientras lo succionaba, dejando varias marcas sin que aquella fuese su intención. Tu espalda se arqueaba para recibirlo en cada embestida que te otorgaba, llenando tu cuerpo de placer y haciendo que te aferrases a su pelo y espalda mientras sus labios descendían hasta el valle de tus senos.

Cubrió tus pechos de continuas atenciones, pasando su lengua por tus pezones en persistentes caricias que los endurecían y te hacían empujar su cabeza hacia tu cuerpo. El ritmo de sus embestidas era cada vez mayor, rozando tu clítoris en cada movimiento, disparando tu placer hasta niveles desorbitados, hecho que te hacía tener la certeza de que no durarías por mucho tiempo si continuaba estimulándote de aquella manera.

Tiraste de su pelo hacia arriba, demandando sentir de nuevo sus besos sobre tus labios y obedeció gustosamente. Sus movimientos se iban afianzando en rapidez, sin dejar de rozar tu clítoris, mientras tu mantenías las piernas alrededor de su cintura para proporcionarle un mejor acceso. Vuestros gemidos interrumpían vuestros besos, pero no te importaba en absoluto, el clima de excitación que habíais creado era tan denso que nada podía romperlo.

Tus piernas temblaron alrededor de su cintura tras incesantes embestidas en las que se hundía por completo en tu interior, sintiendo que estabas al borde del abismo y que ya no había marcha atrás. Gemiste con fuerza mientras tus uñas arañaban su espalda, derramándose en tu cuerpo todo aquel placer acumulado hasta el punto de dejarte completamente abrumada y enardecida. 

Jotaro observó tu extática expresión realmente complacido, notando cómo su propio placer parecía incrementarse exponencialmente. Salió cuidadosamente de ti para dar la vuelta a tu cuerpo, haciendo que quedases boca abajo. Separó tus piernas para posicionarse entre estas y volver a introducirse en tu interior, gozando de las contracciones que aún remanecían y que ahora apretaban su miembro.

Su torso estaba pegado contra tu espalda, la cual arqueaste para darle un mejor acceso. Jotaro notaba la forma en la que tus nalgas rebotaban contra su pelvis cada vez que se adentraba en tu cavidad, y aquello le volvía loco. Una de sus manos se apoyó en el colchón mientras que la otra fue a la parte delantera de tu garganta, cerrando sus dedos alrededor de esta para elevar levemente tu cabeza y escuchar mejor tus gemidos. Tu cuerpo temblaba del continuo placer.

—Eso es, déjame oír esos gemidos. Puedes seguir, ¿no? —preguntó sin detener sus embestidas.

Asentiste levemente y ladeaste tu cabeza para besar sus labios con impaciencia, adelantando tu lengua para acariciar la suya en lascivas caricias. Se separó de ti y mordió tu labio inferior con una sonrisa asomando en sus comisuras.

Sus labios cubrieron tu espalda y tu hombro de besos mientras seguía embistiéndote con fuerza y rapidez, haciendo que tu cuerpo se balancease y te costase mantener la curvatura de tu espalda. El placer se incrementaba cada vez más en el cuerpo de Jotaro sin aminorar ni un ápice el agarre que mantenía en tu cuello.

La respiración del chico era cada vez más pesada, entremezclada con graves gemidos que solo te excitaban aún más y que te inducían a que tú misma gimieses más alto. Vuestros obscenos sonidos, las aceleradas respiraciones y el repiqueteo de vuestros cuerpos creaban un ambiente excitante en aquella habitación.

Sus labios fueron a tu cuello de nuevo, mordiéndolo y atendiéndolo con su lengua mientras su mano seguía apretándolo con algo de fuerza, notándose cada vez más cerca del orgasmo. Y sabía que tú también lo estabas por la forma en la que tus gemidos habían aumentado en volumen e intensidad, apreciando que tu cuerpo se revolvía del placer y tus piernas temblaban levemente.

Finalmente, vuestros orgasmos llegaron a la vez, haciendo que gimierais al unísono mientras el placer reinaba en vuestros cuerpos, dejándoos exhaustos y estremecidos.

Tras haberos calmado un poco de toda aquella excitación y después de que te hubiera ayudado a limpiarte, quedasteis tumbados sobre tu cama, desnudos y tapados con una fina sábana. Jotaro recorría tus curvas con sus dedos algo ensimismado, sumido en sus propios pensamientos mientras tu admirabas la tonalidad de sus ojos.

— Fue increible — Susurraste, con los ojos cerrados. Abrazaste el pecho de tu pareja quien tenia una pequeña sonrisa.