Lo llevas en la sangre. - 04

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Ryan levantó la ceja y bajo de la moto, pues había investigado donde vivía Lu, camino hasta la puerta de la casa, sacó un papel de su chaqueta y lo miro
— Pues es aquí la dirección. — subió la mirada
Ryan intentó tocar el timbre pero lo pensaba pues tenía miedo que Lu fuera a pensar que lo estaba siguiendo, intentaba tocar el timbre pero cerraba su mano, los nervios le ganaban, le pensaba mucho para tocar ese timbre. — Vamos! You can. — dijo Ryan.

Lois por las cámaras miró que alguien estaba fuera de su casa, era alguien que nuca había visito, camino hasta la entrada de su casa abrió la puerta y miró a Ryan parado.

— Hola, ¿Buscaba a alguien joven? — preguntó Lois
Ryan se quedó mudo al ver a la mamá de Lu parada en él puerta. — Ehh... — tartamudeó. — Creo que me equivoque de casa, una disculpa en verdad. — dijo mientras se marchaba.
Lois se quedó mirando aquel chico, movió la cabeza y cerró la puerta.
— Soy un estupido, como pude ser tan prudente y venir a la casa de este chico. — dijo Ryan

Ryan camino hasta la moto y se subió en ella, arrancó y se marchó sabía que había cometido un gran error.

Al día siguiente Lu llegó a la facultad y estacionó su camioneta, tomó sus cosas y bajo. Camino hasta su salón y entró para tomar asiento. Faltaban 2 minutos para iniciar la primera clase y miró que Ryan llegó. Lu subió su mirada cuando entró por la puerta. — Buenos días. — le dijo — Buen día. — respondió.

Las clases comenzaron y las horas pasaban rápido, el descanso llegó y Lu salió del salón Ryan fue tras de él pues quería hablar sobre algo. Camino hasta el estacionamiento y miró que se había sentado en la misma banca de ayer.

Ryan camino hasta donde estaba Lu, se acercó y se sentó aún lado de él. Luis volteó y lo miró. — Hola. — dijo sonriendo.
— Qué haces tan solo aquí? — preguntó mientras metía su mano a la chaqueta para sacar su cajetilla de cigarros.
— Aún no tengo amigos, es raro sabes, a la única persona que medio le hablo es a ti. — lo miró. —
Ryan lo miró y pudo ver tanta bondad en la mirada de Lu, volvió a girar su mirada a en frente y le dio un jalón a su cigarro. — sabes, es raro que hable con alguien por lo regular todos tienen un concepto equivocado de mi, piensan que soy un patan de lo peor. — dijo Ryan mientras miraba sin rumbo
Lu lo miró y se acercó a él. — ¿Un patan? — preguntó
— Es una fama que me hice hace unos años pero xs a nadie le debe importar, solo a mi no?, mejor vayamos al salón las clases están por iniciar. — se puso de pie y salió caminando hacia el salón.

Lu lo miró caminar y se quedó pensando por qué decía todo eso, sería algo raro pero tenía que saber un poco más de Ryan. — Necesito saber quién eres y de donde vienes. — dijo mientras caminaba para el salón.

Las clases comenzaron y el tiempo se fue rápido la última clase termino y los chicos empezaron a guardar todas sus cosas. Ryan guardaba sus cosas. Lu lo miró y sus miradas chocaron. Ryan miró como Lu se acercaba a él. — Hola. — dijo Lu.
— Hola. — Respondió Ryan
Lu lo miró y tomó un poco de aire. — Venía a desearte todo el éxito por ser tu primer día de trabajo. — dijo nervioso
Ryan levantó la mirada, sonrió. — ¡Gracias! En verdad necesitaré mucho éxito para aguantar estar ahí. — dijo mientras tomaba su mochila

Los 2 salieron caminando hacia él estacionamiento, Lu se fue directo a su camioneta mientras que Ryan se quedaba en su moto mirándolo como se iba.

— Pero que bonita pareja hacen juntos. — dijo alguien tras de Ryan
Volteó y miró parado tras de él a Santiago. — Ahora que quieres aquí. — preguntó molesto
— No tienes porque enojarte Ryan, solo fue un pequeño comentario. — dijo
— Como si no te conociera como eres, sabes que lo haces por querer chingar, pero ya te dije que a él no le haría daño. — dijo Ryan molesto.

Santiago sonrió. — Que miedo tienes hacerle daño, dime — se acercó a él — desde cuando te preocupa si le haces daño a alguien o no? — le preguntó.
Ryan se bajo de la moto y se acercó a él.

— Maldigo aquel día que accedí a ser parte de su maldito grupo. — dijo enfurecido.
— Es algo que llevas en la sangre y no podrás dejar de serlo. — dijo Santiago.

Santiago siguió su camino pasando por un lado de Ryan, este lo miró molesto pues sabía no dejaría de molestarlo hasta que hiciera lo que le pedía. Volvió a subir a su moto y se puso las gafas para salir de la facultad.

Lu llegó a su casa y dejó su mochila en la sala, llegó a la cocina y tomó una lata de coca cola, se aventó en el sillón y comenzó a checar su correo. Pues miraba si alguna empresa lo había llamado para alguna entrevista. Pero no había correos. Apagó su celular y lo arrojó a un lado, pasó sus manos por su rostro y suspiró.

— Que difícil es todo esto. — dijo
Ryan llegó a la empresa de su padre y se estacionó, bajo rápidamente y entró para llegar a recepción.
— Buenas tardes Lety, le puedes avisar a mi papá que ya estoy aquí. — dijo Ryan.
— Claro que si, dame un segundo. — respondió

La chica de recepción habló a la oficina del Señor Bernardo Vega para avisarle que su hijo ya estaba en la oficina.

— Ryan. — dijo la chica, Ryan giró su mirada y camino hasta el recibidor. — Dice tu padre que subas pero que lo esperes afuera de la oficina. —
— Gracias Lety. — dijo Ryan mientras caminaba hacia el elevador.

Ryan entró al elevador y oprimió el botón del 5 piso, él elevador subió, Ryan miraba la puerta y recordó lo que Santiago había dicho. Pues era algo que no le quería hacer a Lu.

La puerta se abrió y salió para ir directo a la oficina de su padre, la asistente de su padre salió y Ryan entro. El señor Bernardo lo miró y se puso de pie.

— Hijo, bienvenido a tu nuevo trabajo. — dijo su padre mientras le daba un abrazo.

El Patan del que Me Enamore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora