CAPÍTULO DIECINUEVE

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ASTRID

Noah movía su pequeño cuerpecito al ritmo de la música, era cómico verlo querer aprender a bailar, amaba pasar tiempo con mi hijo, mi única meta en la vida es hacerlo un buen hombre

—¡Procura coquetearme más!—jalo mi mano para que bailáramos—¡Procura ser parte de mí!—sus risas pegaron en mis oídos, lo cargue entre mis brazos para movernos al ritmo de la música

—¡Procura coquetearme más!—coreábamos la canción y bailábamos

—Otra canción mami...—le hice cosquillas y se moría de la risa

—Es hora de dormir mi amor...—le llena las mejillas y la cara de besos apachurre su estomaguito con cosquillas—Hora de dormir James Bond...—lo lleve cargando hasta su habitación para arroparlo, bese su frente de buenas noches y cuando lo deje bien dormido cerré la puerta lentamente.

Que día más agotador.

Después de la terapia con la psicóloga no me pude concentrar en los planos al grado que no pude terminarlos, esto de la terapia psicológica está resultando más cansado de lo que pensé, resulta que sacar mis demonios, traumas y miedos internos me estaban comiendo viva y sin darme cuenta me estaba llevando a mi hijo como víctima incensaría, gracias al cielo aún estoy y estamos haciendo todo esto a tiempo, para mi sorpresa Nicolas está asistiendo y aunque todo es confidencial y privado por lo que Nuran me dijo ha sido constante y al igual que yo poco a poco esto va mejorando.

Han sido dos meses de sube y baja pero que más adelante se verán los resultados, todo sea por el bien de Noah. Una llamada entrante me sobresaltó, el nombre de Nicolas aparece en la pantalla.

—¿Nicolas?

—Hola Astrid, sé que es tarde pero tenía que avisarte...

—¿Qué sucede?

—Mi abuelo está enfermo de gravedad y debo viajar a Rusia...

—No te preocupes, ¿ocupas ayuda?

—No, gracias, solo por lo de la terapia y para que no pienses que me he ido otra vez..—la última frase no la esperaba y de cierta forma me golpeo—Regresare cuanto antes...

—Ok, Adiós

No lo deje despedirse y colgué de inmediato, odio que me dejes con un hueco en la mente Nicolas.

Los rayos de sol fueron esclareciendo el día, siendo sincera no tenía ánimos de levantarme y hacer cosas productivas pero mi hijo me recuerda que debo hacerlo, prepare nuestros desayunos, sus cosas de la escuela y yo las de mi trabajo, a las nueve en punto íbamos rumbo al escuela y la oficina. Deje a Noah en sus clases y agarre camino al despacho, por lo menos Julieta me esperaba en la entrada con un café cargado y claro las carpetas y la agenda con millones de pendientes.

—Jefita un último recado..

—¿Ahora de qué se trata?—la mire con cara de molestia

—El licenciado Maximiliano ...

—No tengo tiempo...—tome la manija y abrí la puerta de mi oficina—Si llama dile que yo lo buscaré después...

—Hola Astrid...—mierda

—Justo eso quería decirle que la esperaba en su oficina, Jefa...—le sonreí con sarcasmo a Julieta, ella apenada dio media vuelta y se marchó, solté un suspiro pesado para agarrar valor y observar a Max no le veo desde que mando la hoja de sedición de derechos

—Max, qué visita más inesperada...—pase a su lado rodeando el escritorio y sentándome en mi cómoda silla

—¿Firmó el acuerdo?—soltó la pregunta sin ningún tapujo, no me atreví a mirarlo pero negué—Astrid, sabes que eso todo lo complica...

ÉXITO Y GLORIA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora