CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

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NICOLAS

Mi mente no dejaba de repetir el momento una y otra vez, por extraños segundos que parecieron eternos, fue el momento que me regreso a la vida.

Si alguien lo vio nadie dijo algo respecto, simplemente regresamos a la playa por nuestras cosas y algunas horas después estábamos agotados que solo nos quedaba dormir.

A la mañana siguiente no había tensión, incomodidad o presión, al contrario seguimos la misma rutina de días pasados, desayunar todos, almuerzo por igual y al atardecer o en la noche cada quien a divertirse, Noah estuvo insistiendo casi toda la mañana para que pasearemos en caballo, sonaba como algo simple pero resultó complejo, yo solía cabalgar de niño y la castaña no tenía ni idea de cómo se hace una ventaja es que la finca era lo bastante grande como para andar en ella a caballo. La noche nos fue cubriendo más y los del servicio encendieron las lucecitas de la terraza donde la castaña siguió entretenida dibujado, por amor al cielo llevaba cuatro días en eso y no me había dejado verlo, dejamos que el caballo descansara pero Noah aprovechó para salir corriendo directamente a la cocina.

—Ya está terminado...—observe con cautela a Astrid, una de mis cejas se arqueo y sonrió de lado—¿Quieres verlo? —era la pregunta que llevaba anhelando escuchar por días

El cuadernillo se deslizó entre mis dedos, sin duda el trazo era magnífico y auténtico, podía ser adulador y decir que hasta era una obra de arte, trazos hechos con matices y sombras, todo exactamente planeado y por encima de cualquier cosa tenía el toque de lo que he visto en los diseños de Astrid, le fascinaba lo minimalista, bohemio y a la vez industrial pero sobre todo cuida los detalles originales del lugar.

Era una buena idea combinar nuestro patrimonio.

A la mañana siguiente llegó el fin de nuestras vacaciones, recogimos todo y salimos de regreso al aeropuerto, cada uno tomó su lugar en el jet y de vuelta a casa. 3 horas después regresamos a Londres, deje a Astrid en su departamento con Noah, seguido de mi madre y mi abuelo Samuel instalados en sus respectiva casa.

—¿Nicolas?—contesto la llamada en altavoz por ir en plena carretera

—¿Qué pasó?

—Necesito un favor

—¿Qué favor?

—Nos podrías traer la cena...—¿cómo? —Perdón por pedírtelo de este modo pero no hay nada en la nevera y es tarde para salir además no se...

—Llego en quince minutos...

Pase por una tienda de autoservicio ya que todos los supermercados estaban cerrados compre sopas instantáneas, latas de verduras y un par de sodas, no era nada sano pero era lo mejor que pude conseguir, solté un bostezo a mitad de la carretera, siendo honestos estaba ya agotado y quería dormir. La castaña soltó un suspiro de alivio cuando me vio al abrir la puerta, esa si era forma de recibir a la gente, no me di cuenta que a todos nos rugían las tripas hasta que la castaña puso un bol, llenos de fideos y otro con verduras de lata, nos devoramos todo y terminamos bastante satisfechos, ahora si ya hora de dormir.

—Ni creas que vas a conducir...—la castaña me cerró el paso delante de la puerta—¿No pensabas hacerte de rogar?¿o sí? Se que te mueres por dormir aquí...—no lo niegues, además la vista era superior porque el pijama de dinosaurios le sentaba de maravilla en los senos

Te conoce bastante bien.

Me acomode en el sofá pero no esperaba ser interrumpido a mitad de la noche por el cachorro que llegó a mis costado y se metió entre mis brazos.

—¿Qué pasó?...—apenas si podía abrir los párpados

—Tuve un sueño feo...

—Ven acá...—lo cargue metiéndolo entre las sábanas y pegándolo a mi pecho el sueño nos fue venciendo hasta que volvimos a quedarnos dormidos.

ÉXITO Y GLORIA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora