CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO

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ASTRID

Seis meses después.

El gran día de la boda había llegado, me sentía completa, tranquila, feliz pero a la vez algo nerviosa, en el espejo el reflejo no podría haberlo reconocido hace cinco años, ni hace un año cuando el pelinegro había vuelto a nuestras vidas, todo lucía perfecto desde el vestido que se amoldaba a cada curva de mi cuerpo, lleno de pedrería, tela de seda, un velo gigantesco y la corona mandada hacer, cada cosa en su lugar, por amor al cielo estaba a unos minutos de casarme.

Habían sido meses intensos de preparación, desde poner una fecha, enviar invitaciones, el banquete, la música y cientos de detalles más que conforme las semanas pasaban salían y salían, en todo el proceso nunca estuve sola ya que es bastante obvio la mucha ayuda que hay a mi alrededor.

Siempre creí en el matrimonio pero conforme los años habían ido pasando la esperanza de encontrar a alguien que me amara, respetara y cuidara se volvían más lejanas, en una relación siempre habrá altas y bajas pero cuando dos almas se compaginan es muy raro volver a tener ese sentimiento por alguien más, Nicolás no solo me dejo coladita por él también me dejó un buen recuerdo que ahora crecía cada día más, Noah siempre seria nuestro mayor acierto en la vida y daríamos la vida por ese niño.

El camino aún es largo, lleno de aventuras y de aprendizajes pero ahora lo compartiré con un hombre increíble, ya hemos vivido cosas que nos marcarán de por vida pero a su lado las cargas se vuelven más livianas, me siento segura a su lado, siempre centrado y firme y ahora más que nunca el amor me cubre cada rincón del cuerpo.

Mis padres y hermanos aparecieron en la habitación, por dios, eso hacía las cosas realmente difíciles, el nudo se asentó cuando los demonios me abrazaron con fuerza, malditos fenómenos, no debía echarme a llorar, mis padres no fueron la excepción que al final si cedí un poco y algunas gotas se me escaparon, por fin todos salieron de la habitación tomé una respiración más, agarre el ramo y salí al pasillo, la luz del sol se reflejaba en la entrada por los gigantes ventanales del palacio que se alquiló, hasta en eso el pelinegro me regalo la boda soñada, una idea hueca que estaba desde que era niña pero que al paso del tiempo se me fue olvidando pero que se volvió realidad, todo en tonos cremas con el celeste como complemento, se instaló un enorme arco de flores en el jardín para la ceremonia, bancas en color blanco como asientos y para la fiesta y el salón principal fue adornado al estilo luxury con toques dorados, todo montado lejos del ojo público.

Mi padre beso mis mejillas con devoción y acomodó el velo cubriendo mi cara, susurro un aún es tiempo de huir en mi oreja lo que me causó una risa, si supiera que lo que menos quería hacer era echarme a correr si no en dirección al altar.

La alfombra color celeste combinaba con algunos tulipanes de mi ramo y con el anillo de compromiso incluso con mis zapatillas, la marcha nupcial al ritmo del violín sonó y los trescientos invitados se levantaron de sus asientos avance con pasos firmes y llegue delante de Nicolas, me parece aún más imponente de lo que siempre me había parecido, son los nervios contrólate, está muy guapo en el smoking cubriendo cada centímetro de su cuerpo, tomó mis manos entrelazando nuestros dedos y la ceremonia comenzó, nuestras familias están detrás de nosotros en la primera fila, padres, hermanos y amigos cercanos, mi mente estaba ahí pero mi atención en otro lado muy sumergida en los pensamientos sobre el sujeto a mi costado derecho que estaba a minutos de volverse mi esposo.

Toda nuestra familia estaba reunida, había amigos, parientes y gente que apreciamos, a cada uno los estimamos y sabemos que siempre estamos acompañados y tenemos apoyo para todo. Cada invitado respetaba el acuerdo de privacidad y eso lo hacía todo más especial ya habíamos tenido bastante con el anuncio del compromiso como noticia internacional.

Llegó el momento del intercambio de argollas, Noah estaba divino en un traje idéntico al de su padre, me regaló una sonrisa completa y entre labios leí un estas hermosa mami, las manos me temblaron cuando le puse la argolla a Nicolas, él sin embargo lucia muy sereno. Los votos fueron sencillos pero los modificamos con algunas palabras, casi se me olvidaba una parte de no ser porque termine improvisando.

Hasta en tu boda se te olvidan las cosas.

Cientos de papelitos en forma de mariposas volaron por encima de nuestras cabezas con el estallido de fuegos artificiales que lucían divinos con el atardecer de fondo, Nicolas me tomó desprevenida del cuello y pegó sus labios a los míos.

—Ahora somos tú y yo...

—Juntos esposo pelinegro...—beso mis nudillos muy cerca de las argollas

—Siempre juntos, esposa castaña rebelde...

No me costará acostumbrarme al nuevo apodo.

Era hora de la fiesta por todo lo alto.

Apenas si nos asomamos por la zona de comida pero si por la zona de bebidas donde la champaña, whisky, vodka y cientos de bebidas de muchos colores comenzaron a resbalar por la garganta de todos los presentes, me quite el velo y las zapatillas por un calzado más cómodo y a seguir bailando en la pista, en algunas canciones el pelinegro me seguía y en otras eran mis hermanos, amigas o mis padres, todos brotamos alegría por los poros y la diversión y felicidad reinaba en el ambiente. Al momento del vals no pude evitar llorar, no solo con mi padre y hermanos también con mi hijo, sin duda era el inicio de algo maravilloso. 

ÉXITO Y GLORIA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora