Capítulo 8

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Entró en la habitación sin llamar a la puerta. Estaba hecha un desastre, con la ropa de la noche anterior esparcida por todo el suelo. Jimin tuvo que patear varias prendas para hacerse paso. La cama de Hoseok estaba vacía, por lo que dirigió su mirada hacia la otra. Únicamente vestido con sus boxers, estaba Jungkook aun durmiendo profundamente. Su boca estaba abierta y dejaba caer un brazo por el borde la cama. Jimin entornó los ojos, su indiferencia le ponía de los nervios. Se acercó a él sin pretender ser silencioso, pero Jungkook seguía en su plácido sueño. Pensó el zarandearle o gritarle para que despertara, pero vio algo más interesante en la mesilla. Cogió un vaso de agua que había ahí, lo colocó sobre Jungkook y dejó caer el frío contenido. La reacción fue casi instantánea; Jungkook se levantó sobresaltado, apartándose del agua instintivamente.

—Ah, ah —gritaba al entrar en contacto con el líquido.

—Buenos días, ¿has dormido bien? —dijo Jimin con una sonrisa calmada. Jungkook levantó la vista y vio al rubio.

—¿Pero qué coño haces? —gruñó Jungkook cogiendo una camiseta del suelo para secarse.

—Dejar mi faceta de cabrón un rato y venir a despertarte —contestó sin dejar de sonreír.

Jungkook enarcó una ceja.

—¿Y esa es tu manera de dejar de ser un cabrón? —Jungkook le lanzó la camiseta húmeda en la cara y se volvió a meter en la cama—. ¡Déjame en paz!

Jimin resopló y tiró fuertemente de la sábana de Jungkook.

—Muy bien, quédate ahí. Para mí será toda una alegría que te largues de aquí —dejó caer Jimin, acercándose a la puerta para marcharse. Jungkook abrió los ojos de par en par.

—¿Cómo que largarme? —preguntó alarmado.

—Si no te sellan los papeles de admisión te quedas fuera, idiota.

Jungkook se levantó de inmediato,cogió algo de ropa del suelo y se empezó a vestir.

—Cierran en unos minutos... —musitó Jimin con una malvada sonrisa. Jungkook salió disparado por la puerta empujando bruscamente a su chico —.¡De nada! —le gritó justo antes de que desapareciera.

Bajó las escaleras todo lo rápido que pudo. Casi tropieza en el último escalón. No llevaba allí ni un día y ya había comenzado con el pie izquierdo. Necesitaba saber sus clases y horarios para su primer día, pero sobre todo confirmar sus papeles de admisión. Desde luego era un desastre. Ni siquiera sabía dónde estaba la secretaría, tuvo que detenerse a preguntar varias veces. Le miraban como si estuviera loco, todos tenían preparadas sus clases para el primer día y él ni siquiera era capaz de llegar a una presentación que era por la tarde. La secretaría estaba vacía. Una mujer al otro lado del mostrador recogía los últimos papeles dispuesta a marcharse ya del lugar. Jungkook corrió hacia el mostrador, no podía dejar que aquella mujer se fuera. Estaba a pocos metros, cuando chocó con alguien. Una mujer, algo fondona, que llevaba un moño que le recogía la mayoría de su pelo rubio. Abría la boca mirando el café que Jungkook le había derramado en su blusa.

—Oh, lo siento señora —se disculpó con la intención de volver a echar a correr.

La mujer le agarró del brazo.

—Esta blusa era nueva, jovencito —le miraba por detrás de sus pequeñas gafas con furia e indignación.

Jungkook la sonrió con un gesto de disculpa e intentó irse, pero la mujer aún le sujetaba.

—Los chicos de tu edad deberíais aprender a no ir como bárbaros por la vida, ¿no te parece?

La mujer de la secretaría se iba a marchar, y aquella señora gritona no le soltaba el brazo. Jungkook había intentado ser amable, pero perdió los nervios.

enemies to lovers II [Jm + Jk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora