Capítulo 5

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Se despertó por la luz que entraba a través de la ventana. La noche anterior estaba demasiado cansado, y lo único que hizo al llegar fue tumbarse en la cama. Aún llevaba la misma ropa, apestaba a agua de mar, necesitaba una ducha enseguida. Pensaba en quitarse de inmediato esa ropa cuando recordó que aquel era el día. ¡Mierda!, pensó Jimin. Quería llegar temprano al campus y allí estaba aún, sin duchar cuando ya debería estar preparado. Se quitó rápidamente la ropa y corrió al baño, abrió el grifo de la ducha y se metió dentro. La espuma le entraba en los ojos, aclaró rápidamente su pelo y salió a por la toalla. Se frotó el cabello para deshacerse del exceso de humedad y después se envolvió en la toalla. Cruzó la puerta del baño y descubrió que al menos si había pensado en la ropa que iba a ponerse para el día siguiente. Abrió su armario, cogió los únicos vaqueros que había dejado fuera de la maleta, una camiseta de manga corta sencilla y su chaqueta favorita. Un par de calcetines y sus zapatillas. Bajó veloz las escaleras para desayunar. Allí estaba Sana leyendo una revista.

—¿Por qué cojones no me has despertado? —gruñó Jimin al bajar.

—¿Tengo cara de despertador? —preguntó sin tan siquiera levantar la mirada de la revista.

—No sé, pero ayer bien que me viniste a despertar, pesada.

Sana puso los ojos en blanco. Ya le daba igual lo que dijera el tonto de su hermano, no tendría que aguantarle en mucho tiempo, por lo que soportaría los pocos minutos que le quedaban de convivencia con él. Jimin abrió la nevera, bebió un largo trago de zumo y mordió una de las tostadas que estaban sobre la repisa.

—Ahora baja mis cosas, tengo que hablar con papá —dijo encaminándose al estudio de su padre.

—Ni de coña...

Jimin no pudo escuchar cómo terminaba la frase de su hermana. Entró en el despacho donde estaba su padre hablando por teléfono. Le hizo una señal de que esperara un momento. A Jimin le ponía de los nervios, no tenía tiempo para él ni el día que se iba a la universidad. Se metió las manos en los bolsillos y esperó con la mirada impaciente. Miró un par de veces al reloj de su muñeca, quería llegar temprano, necesitaba hacer muchas cosas.

—Muy bien, te llamaré después para concretarlo —dijo su padre antes de colgar y dirigirse a Jimin—. Bueno, ¿ya te marchas?

—Sí, le he dicho a Sana que me ayude a bajar mis cosas, pero no parece muy por la labor —dijo con fingida inocencia.

—Esta Sana... —dijo aproximándose hacia la puerta, abrió y empezó a gritar—. ¡Sana ayuda a tu hermano y baja sus cosas!

—¡Que lo haga él! —se escuchó a Sana gritar.

—¡Sana, no discutas y hazlo! —dijo tajante y volvió a cerrar la puerta. Se giró de nuevo hacia Jimin—. ¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe?

—No quiero llegar de la mano de papá, sinceramente —dijo Jimin, pero a su padre no le hizo gracia aquel comentario. Jimin carraspeó e intentó arreglarlo—. Quiero decir, que me las arreglaré yo solo, como hago siempre.

Pareció haber funcionado.

—Seguro que todo te irá perfectamente, iré a ver los partidos siempre que pueda. Y ya sabes, no me defraudes, sé que lo harás lo mejor que puedas

—dijo poniendo una mano sobre su hombro—. Ya es un orgullo para mí que hayas llegado hasta aquí, pero sé que puedes llegar mucho más lejos.

—Eso haré —respondió con una forzada sonrisa. Su padre, algo incómodo, le abrazó.

—Buena suerte —dijo antes de apartarse de él y volver a sentarse en su escritorio a ojear unos papeles.

Jimin se dio la vuelta y salió de aquella habitación. Había sucedido justo loque había previsto, muchas exigencias y pocos ánimos, así era su padre. Aunque debía reconocer que su frialdad eraigual a la de Jimin. Nunca mostraban sus sentimientos porque los veían como un signo de debilidad.

enemies to lovers II [Jm + Jk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora