Poder Omega KOOKMIN (HISTORIA COMISION RESUBIDA)

Capítulo 15

La vivencia de los otros domos solía ser similar, todos y cada uno de los gobernantes se encargaban de mantener la sociedad en un ritmo que fuera agradable.

Si bien era cierto que existen ciertos inconvenientes en referencia a los alfas, los gobernantes se encargaban de solucionarlo por sí mismos, por lo general no era necesario el uso de los collares alrededor del cuello, pero en ocasiones extremas, esa era la única solución.

— Lamento informarle gobernante, que el líder ha decidido suspender el uso de los medicamentos en los alfas — el científico mantenía la vista hacia el suelo, tal vez la vergüenza de haber sido descubierto o el simple hecho de que no estaba de acuerdo con la decisión del líder.

— Por ahora debemos seguir las órdenes del líder, no necesitamos una visita sorpresa — Mayers sabía que no podía dar un paso en falso, y él estaba al tanto de todas y cada una de las decisiones por parte del científico, incluso estaba de acuerdo con los experimentos.

Pero el asunto era que él simplemente no sentía empatía hacia los alfas, alguna que otra baja no interesaba, lo que él tenía en mente era por fin deshacerse de ellos.

— Hay un asunto más que debe ser mencionado gobernante — el científico por fin elevó la mirada para observar al gobernante — nos han informado sobre un incidente en la planta baja, al parecer el Alfa padre del niño se enteró del asunto.

— Eso solo es una pequeña molestia, elimínalo — Mayers agitó su mano derecha para restarle importancia.

— ¿Realmente cree que eso es una buena idea? — preguntó inmediatamente — esa orden debe ser cumplida por alguien de confianza.

— Eso es cierto, debe ser alguien a quien yo le tenga mucha confianza — el gobernante llevó su mirada a la contraria — entonces tú te encargarás de eliminarlo.

— Sus deseos son órdenes gobernante — el científico asintió para luego salir de la habitación.

Mayers sonrío, él hallaría la forma de convencer al líder de que sus decisiones eran las correctas, que los alfas no merecían ningún tipo de empatía, que solo eran objetos para poder reproducirse, que muy prontamente la existencia de los alfas quedaría en el olvido.

Él se encargaría de hacerle saber a todos que una nueva generación estaba por comenzar.

El científico sabía que debía seguir la orden del gobernante, sin embargo, había cierta inquietud rondando su cuerpo, luego de enterarse del incidente con el padre del niño muerto, era de esperarse que los demás alfas intentaran defenderse por sí mismos.

Tal vez debería convencer al gobernante de apresurar los experimentos, las nuevas drogas a pesar de sus efectos secundarios estaban comenzando a dar buenos resultados, habían demasiados alfas en la planta baja, no interesaba si un par de ellos desaparecía.

Pero él debía buscar una manera de esconderlo todo, no podía permitir que el líder nuevamente interfiriera en su trabajo.

Tal vez debería aprovechar la ayuda del gobernante, insistirle en utilizar una nueva sede para poder realizar los experimentos, una donde cierta cantidad de empleos tenga la entrada limitada.

Necesitaba convencerlo, sentía que estaba cerca de lograr lo cometido.

Por ello cuando llegó a la planta baja, convenció a los empleados beta de salir de allí, sin perder el tiempo se dirigió hacia la celda del alfa para darle fin a su vida.

El científico observó al alfa agitarse mientras recibía una dosis de la nueva droga, observó el cuerpo caer pesadamente contra el suelo, eso era todo, había una baja más.