Jimin se sintió atemorizado al tratar de buscar a su hijo en aquella habitación vacía, él no detuvo sus acciones a pesar de notar que el lugar parecía haber sido destrozado momentos antes.
— Isaiah — masculló al percatarse de pequeñas, pero brillantes manchas de sangre llenando la superficie de algunos muebles en el interior de la habitación.
Sintió su corazón detenerse al notar la forma de la pequeña mano de su hijo contra uno de los muros, el color rojizo que se había deslizado sobre la superficie.
Su hijo debió ser herido.
Él no quería asumir lo peor, que su búsqueda estaba siendo en vano y solo hallaría el cadáver de este.
— Maldición — desistió de buscarlo cuando luego de un par de minutos no halló ninguna otra pista con respecto a su hijo.
Los sonidos o bramidos del exterior eran espeluznantes, él podía escuchar los fuertes sollozos provenientes de los empleados omegas, los fuertes golpes contra los muros.
Era una guerra allí afuera.
Él sabía que no era una buena idea quedarse allí, era bastante lógico que los alfas lo buscarían en la habitación por el hecho de querer encontrar a su hijo.
Jimin intentó comunicarse en vano con la IA, Axio parecía no estar activa a pesar de los múltiples comandos que usó, el panel de las plantas holográficas que se mostraron frente suyo indicaron lo que se consideraría como una invasión.
Algunas de las salas estaban cerradas de forma automática, lo que indicaba que nada allí podría ingresar o salir por más que lo intentaran.
El líder se apresuró en salir cuando los ruidos comenzaron a ser más frecuentes y fuertes cerca suyo.
— Quiero al maldito líder — aquella voz la reconoció del alfa que asesinó al gobernante enfrente suyo.
Tragando saliva con esfuerzo Jimin se alejó por los pasillos evitando ir directamente hacia el ruido constante, entre más avanzaba, más comprendía la situación en la que se hallaba, no había escapatoria para él sino lograba abandonar el edificio donde se hallaba.
Pero podría apostar su vida que en las salidas habría alfas esperándole.
— Maldita sea — el alfa estaba furioso — ese estúpido omega no podrá escaparse, ¿Estás seguro que hay uno de los nuestros en cada salida?
— Los hay señor — respondió el contrario — todas las salidas han sido selladas, nadie podrá ingresar o salir sin permiso.
Bien, los haremos sufrir justo o peor que ellos como en los últimos 300 años.
Para la mente de este alfa líder, él solo estaba cobrando una venganza justa, a diferencia de algunas instalaciones de otras galaxias, en las que estuvo cautivo observó a los betas llevarse de vez en cuando a los alfas lejos de la planta baja.
Era extraño, cada cierta cantidad de tiempo los alfas eran reunidos en una enorme, pero oscura sala.
Al principio llegó a pensar que era alguna clase de liberación, solo estaban siendo observados por un pequeño grupo de betas cuidadores, en las primeras visitas él sabía que algo estaba mal.
Separaban a los alfas, algunos de ellos en las siguientes reuniones no estaban de vuelta, los que si reconocía no parecían ser ellos mismos.
Había lesiones, por un segundo pensó en qué tal vez los omegas los estaban usando para su entretenimiento, tal vez obligándolos a pelear entre sí, sin embargo, cuando logró acercarse a uno de ellos se percató de que las heridas no fueron producidas por golpes.
Debía ser por algo más.
Y eso lo aterro.
— Ellos van a matarnos — esa frase la repetía constantemente uno de los alfas que era llevado lejos para luego regresar con más heridas.
A medida que avanzaba el tiempo, sus palabras parecían chocar entre sí, ya no eran más que solo balbuceos en relación a algo que el alfa dejó de comprender.
El día en que ese alfa jamás volvió a aparecer, supo que pronto sería su turno junto con los demás.
Él no comprendía lo que sucedía a su alrededor, había días en que su mente no estaba del todo clara, solía perder gradualmente la noción del tiempo y olvidaba en ocasiones quién era o en dónde se hallaba.
Los betas cuidadores hablaban despectivamente a su costado cuando lo sedaban, al despertar él sabía que algo habían hecho en su cuerpo, pero no podía hallar la fuente.
Una noche cumplió la labor que todo alfa debía realizar, fue usado por varios omegas para poder procrear y seguir con el lineamiento establecido por las reglas.
Solo recordaba haber visto una vez a un pequeño niño, uno que escuchó decir a un beta que era un alfa, no lo volvió a ver ya que jamás lo halló en las reuniones de los alfas.
Tal vez llevaba años con ese modo de vivir y ni siquiera se había percatado.
— Un día los que castigan recibirán su propio castigo — había un alfa que solía decir alguna que otra cosa en tono de venganza.
Al principio no le prestaba mucha atención ya que los betas solían ir directamente a golpearlo para que se callara, pero entre más escuchaba sus balbuceos, menos incoherentes le parecían.
— Solo necesitamos que uno de ellos tenga lástima — dijo ese alfa desconocido — solo uno, un pequeño peón que formará una hilera de fichas, cuando caiga se llevará consigo a los demás.
Un peón, pensó el alfa.
Por ello, el día en que su cuidador beta fue cambiado, su actitud lo hizo por igual, él fue tal vez la persona más paciente posible, más obediente que cualquier otro alfa.
Y la que más parecía sentirse triste por la forma de vida que llevaban.
— ¿No es cansino? — le preguntó un día a su cuidador.
El beta tenía prohibido responder a las conversaciones que cualquier alfa iniciara.
— Vernos morir cada día, estar aquí con nuestros corazones latiendo solo porque así lo desean ellos — en referencia a los omegas — cuando ya no importa, ellos dan una orden y nuestra vida se acaba.
El contrario evitó hacer contacto visual con el alfa a pesar del enorme muro de contención que los separaba.
¿De qué sirve nacer en esta vida si ni siquiera te pertenece en primer lugar?
— Así son las reglas — fue la respuesta del beta quien se estremeció al toparse con la mirada del alfa.
Él no lo supo, pero en cuanto el beta se alejó por su error, el alfa halló el peón que necesitaba.
Solo fue cuestión de tiempo para que el beta sintiera lástima, eso era lo único que necesitaba el alfa para poder conseguir formar un plan que lo sacará de su miserable vida.
De la misma forma en que contaba la historia sobre un omega que se había cansado de lleva una miserable vida, lo hizo el alfa.
Decidió que había sido suficiente, si ningún otro alfa pensaba hacer al respecto, él lo haría por todos y cada uno de los existentes. Con voz de aliento convenció a cada alfa con el que se topó en aquella oscura sala.
Solo un poco más de lástima y el beta decidió que debía ayudar al alfa a tener una mejor vida creyendo que estaba haciendo una buena obra.
Sin esperar la muerte el día en que retiró el seguro del muro de contención y los liberó.
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Poder Omega KOOKMIN (HISTORIA COMISION RESUBIDA)
FanficDonde el mundo está dominado por los Omegas, los Betas son sus esclavos y los Alfas son sus prisioneros. Una historia distinta, donde los Omegas demuestran que tienen el poder, y no necesitan de un Alfa para sobrevivir. Pero, ¿realmente es así? * Ko...