-Te quiero más que Stiles a su jeep.
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¿Qué pasaría si Stiles y Noah no fueran los únicos Stilinski?¿Y si Raven Stilinski, prima de Stiles, vuelve a aparecer en Beacon Hills después de años lej...
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Las clases terminan y salgo al parking para ir a casa junto a Stiles. Al acercarme al jeep veo a mi primo apoyado en este pero de brazos cruzados y demasiado serio.
–Hola, ¿estás bien?— Parece que no se ha dado cuenta de mi presencia hasta que he hablado.
–Amm, si, si...– Mueve un poco la cabeza negando y sube al jeep.
Me subo en la parte de copiloto en silencio sabiendo que algo le pasa a Stiles.
Todo el viaje es en silencio, él en sus pensamientos, algo demasiado raro, y yo pensando en todo, en Liam, en las quimeras, en mi conversación con Mason...
–Enserio, Stiles, ¿qué ocurre?
–Nada. Bueno, Malia encontró un libro en casa de Tracy y lo leyó, ayer un coche casi le atropella. Iremos a Eichen House para ver a un hombre que es mencionado en el libro. – Abro la boca para hablar pero me interrumpe antes.– No irás, puede ser peligroso.
–¿Por qué no? Tú irás y eres un humano.– Me quejo.
–Un humano con un bate que ha sobrevivido a muchas cosas como un kamina, un espíritu maligno, un alfa psicopata y más cosas sobrenaturales.
–Compartimos sangre Stilinski, estoy muy segura de que podré sobrevivir.
–No me arriesgaré.
(...)
Estoy tumbada en mi cama pensando como contarles a todos que creo que soy una quimera hasta que el timbre suena. Sabiendo que Stiles está duchándose voy yo a abrir la puerta para encontrarme a Lydia.
–Hola, ¿está Stiles?
–Si pero está duchándose. ¿Vienes para iros juntos a Eichen House?
–En realidad vengo a hablar con él sobre eso. ¿Puedo pasar?– Mirando como no me muevo de mi sitio.
–Si, claro.– Me aparto de la puerta para que pueda entrar.– Siéntate y ponte cómoda, Stiles tarda más que yo duchándose.
La rubio fresa se sienta riendo y me siento a su lado. Ella y yo nos unimos bastante durante este año, ayudándome a darle indirectas a Liam, yendo juntas de compras y haciendo planes de todo tipo.
Estamos unos cuantos minutos calladas hasta que lo rompe.
–¿Estás bien, Rav? No sueles estar tan callada.– Cuestiona confundida.
