CAPÍTULO 4

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Alessandro Messina.

El ambiente era algo pesado, me costaba un poco respirar y la desaparición de Román no me ayuda.

Mi mano movía con delicadeza el pequeño vaso con vodka y hacía sonar los pequeños cubos de hielo.

Mi teléfono comienza a sonar y contesto de inmediato.

-caro fratello, soy Román -dicen en la otra línea.

Caro fratello: querido hermano.

Me levanto de inmediato y coloco en altavoz el teléfono.

-Román, tenía días que no sabía de tí, ¿porqué no me contactaste? -increpo molesto.

-fratellino cálmate, estoy bien, y en unas semanas estaré contigo.

fratellino: hermanito.

-no Román, te vienes inmediatamente a Singapur, hablaré con Artem «mi hombre de confianza» para que te traiga, la UFMED debe estar muy movida con tu escape, necesitas salir de la isla lo antes posible -suspiro- tienen que quitarte el dispositivo de rastreo.

-ya me sacaron el chip y lo explotaron.

-esta bien, en unas horas estarás conmigo, necesito con lujo y detalles como escapaste, yo estaba armando un plan, pero te adelantaste -bromeo.

-los Messina siempre van un paso adelante -ríe.

-cierto -digo soltando una pequeña risa- Román cuídate mucho.

-Alessandro, en unas horas estaré contigo, no hay nada de que preocuparse.

-claro que sí, de aquí a unas horas no sabes que puede pasar, empaca tus cosas, Ti aspetto, fratello -finalizo colgando la llamada.

Ti aspetto, fratello: te espero, hermano.

Marco el número de Artem y pego el teléfono a mi oreja.

-señor, ¿en qué le puedo servir? -contesta en la otra línea.

-Artem, quiero que vayas a la isla Sanafir y traigas a Román, lo necesito aquí lo antes posible -concluyo colgando la llamada.

Me inclino hacia adelante y agarro un puro de la cajeta. Saco el encendedor de mi bolsillo y pongo el puro entre mis labios, lo enciendo y le doy dos caladas, suelto el humo, relajo los hombros y me recuesto en el sillón.

Cierro mis ojos unos segundos y el maldito recuerdo me taladra la cabeza, ese sueño que me tiene la entrepierna ansiosa. Sus manos traviesas masajeando mi falo erecto, sus ojos grises me miraban con lujuria, sus labios rosas y carnosos besaban mi virilidad. Se levantó dejándome ver como Dios la trajo a este mundo. La chica apartó su cabello negro dejando ver sus senos grandes y redondos, pezones rosados y provocadores. Sus caderas anchas, un abdomen perfectamente plano, piernas largas y preciosas. Y ni hablar de su coño.

Se acercó a mí y se sentó en mi regazo, ubicó mi polla en su entrada y... Allí me desperté.

Abrí mis ojos y veo la intensa erección que se marca en mis pantalones. Lo soñé hace dos días y no logro sacar de mi mente a esa chica, «¿ella será real?» su cuerpo me tiene babeando, y sus ojos me tienen encantado.

«no me puedo quedar así» marco el número de Cloe y no me contesta. Me desespera.

Intento un par de veces más y termino lanzando el teléfono al suelo, la erección me duele y el pantalón me aprieta.

Escucho como la puerta se abre bruscamente y veo a uno de mis hombres con una herida en la cabeza.

-¿qué mierda te pasó Lucian? -pregunto acercándome a él.

Sentencia Placentera [Sentencia De Pecados #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora