CAPÍTULO 41

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Amy Vargas.

31 de agosto.

Llevo exactamente nueve días sin saber de Deva. El día de su traslado no pude asistir, ya que unas amigas de mi país natal, decidieron venirse a trabajar a Canadá. Exactamente a Ottawa y exactamente a colarse en mi apartamento.

Dos de ellas trabajan en la UFMED, y la otra, es una vaga. El 24 de agosto llegarían a Ottawa y ese día trasladaron a Deva.

Me siento tan sola, tan vacía sin mi wiwi Burton. Miro a Amber la cual está como un mojón aplastado en mi sofá mientras come una bolsa de Cheetos.

—¿estás cómoda? —pregunto entre dientes.

—muy cómoda —responde con la boca llena.

Asco.

—¡no hables con la boca llena! —regaña Mía. «otra de mis amigas, la mayor de nosotras»— te noto muy decaída ¿Qué sucede? —se dirige a mí.

—Deva —suspiro— la extraño demasiado.

—¿Y por qué no vas a verla? —pregunta Amber.

—¡vergacion de caída de la mata! —exclama Mía— vos de verda' que tenei' mojones en la cabeza o solo pensai' en puros pajaritos preñados.

Comprimo una risa y Amber mira a Mía con cierto asombro.

—en vez de pajaritos preñados, pienso en hombres mamados —dice metiéndose un Cheetos en la boca— y si es posible, que me dejen como pajarito.

Rio un poco y veo como Mía fulmina con la mirada a Amber.

—ustedes pelean demasiado —digo volteando los ojos.

—ay mamita, esto no es nada —asegura Mía.

—¿Qué le pasó a Deva? —pregunta Amber— me gustaría conocerla, hablas maravillas de ella.

—pues es una larga historia —inflo mis mejillas con aire y lo suelto— Deva, fue secuestrada por un mafioso, la drogó y sepa Dios que más le hizo. Luego de rescatarla y llevarla al hospital, por su estado crítico. El mafioso se apareció en el hospital —hago una pausa— y ella se fue con él. Luego de unos días, llegó a las manos de un soldado especializado en tecnología un vídeo de Deva, siendo golpeada. Al llegar el vídeo, el chip de rastreo dejó de funcionar. —mi voz se quebranta— a las cuatro semanas la encontramos, con dos apuñaladas y sin vida.

—que horror... —murmura Mía.

—¡Cállate! Amy, sigue contando —pide Amber.

Dirijo la mirada hacia Mía y ella se traga todo el veneno que quiere soltar. Amber le lanza un beso y luego me mira.

—bien. Entonces al encontrarla, le practicaron la reanimación y el desfibrilador, al no tener pulso, iban a rendirse, pero su hermana estaba tan desesperada que pidió un intento más y por suerte hubo algo de pulso —continúo— pero por supuesto, al vivir drogada, sin comida ni agua. La acabó. Y ahora está en un hospital del rehabilitación —culmino y la mandíbula de Amber amenaza con caer al suelo.

—es una guerrera —dice Amber— yo no soportaría nada de eso, creo que me hubiese suicidado.

—¡Calla! No digas eso —reprende Mía.

—¡es la verdad! —exclama Amber— si yo fuera Deva, no estaría con vida.

Me quedo callada escuchando su absurda pelea y pienso en la pregunta que me hizo Amber "¿Por qué no voy a verla?". Bien, quebrantaría leyes y quizás me despidan o me sancionen.

Sentencia Placentera [Sentencia De Pecados #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora