CAPÍTULO 30

386 34 0
                                    

Deva Burton.

He perdido toda la noción del tiempo y mis sentidos están perdidos hace días.

Me encuentro en una piscina remojando mi cabello una y otra vez, intentando aclarar mi mente, hasta que siento como me toman de la cintura y abro mis ojos encontrándome con los hermosos ojos cafés del italiano.

—hai degli occhi bellissimi —susurro contra sus labios y él sonríe.

hai degli occhi bellissimi: tienes ojos hermosos.

—tengo algo más hermoso, y eres tú —ronronea en mi oído y yo rio—. Alejandro está por llegar, ya quiero que lo conozcas.

—yo estoy un poco nerviosa, no sé si le caiga bien a tu hijo.

—Deva, es un bebé —bufa y me da un rápido beso en los labios.

—¿y crees que a un bebé no le puede desagradar una persona? ¡Por supuesto que si! —me quejo abrazándolo.

—pareces una niña pequeña. Tranquila, todo saldrá bien. —me reconforta y yo beso su cuello.

Dejo besos mojados en su clavícula y escucho como un gruñido se escapa de su garganta.

—fai l'amore con me, qui e ora. —susurro contra su piel.

Fai l'amore con me, qui e ora: Hazme el amor, aquí y ahora.

Siento como me toma del cuello y eleva mi cara para poder apreciar mi rostro. Nuestras miradas conectan y yo le sonrío.

—quiero ser el primer y último hombre que te haga el amor, solo yo.. y únicamente yo —susurra y mi corazón se acelera.

Y sin más, beso sus labios.

Enrollo mis piernas en su cadera y profundizo el beso, posando mis manos por detrás de su cabeza.

Él ubica sus manos en mi trasero y un jadeo sale de mi boca. Con una mano suelta el nudo de la parte de arriba de mi traje de baño y un escalofrío recorre mi espalda.

Levanta sutilmente el brasier y mis pezones están erectos por el agua fría de la piscina y la situación extremadamente caliente.

El italiano abraza mi espalda haciendo que yo arquee la misma y acerca su boca a mi seno izquierdo para comenzar a besarlo con delicadeza.

Suelto un suspiro y muerdo mi labio inferior.

Después de unos suaves y mojados besos a mi seno, comienza a chuparlo mientras que con su lengua comienza a hacer pequeños círculos a mi aureola. Un gemido delata la gran satisfacción que siento y presiono más su cabeza contra mi pecho.

Da leves mordiscos y yo comienzo excitarme aún más. Se aleja de mi seno izquierdo y comienza a hacer lo mismo con el derecho, comienzo a soltar leves gemidos y Alessandro no despega la mirada de mí.

Estaba por quitarme la prenda cuando escucho un claxon. «maldita sea». Alessandro se aleja de mi pecho y me sonríe.

—mi hijo ya está aquí, ¡vamos! —deja un fugaz beso en mis labios y se aleja de mí, nadando rápido hacia las escaleras de la piscina.

A duras penas lo sigo mientras voy anudando nuevamente el brasier. Al estar fuera de la piscina, tomo una toalla y la froto contra mi cuerpo, quedando seca en cuestión de segundos.

—¡amore! —exclamo y Alessandro se detiene y me mira sobre su hombro— deberías secarte, no querrás tomar a tu hijo mojado —le extiendo la toalla y él la recibe.

Sentencia Placentera [Sentencia De Pecados #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora