CAPÍTULO 20

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Aaron Pierce.

Maldición, me siento completamente cansado y frustrado. Solo deseo largarme al otro lado del mundo con mi hijo, verlo crecer sin estar ausente y disfrutar de su niñez, porque solo se dará una vez y eso me aterra. El ver cómo Damian crece, y no estar ahí para él.

Todos estos pensamientos perturban mi sueño. Hace unos días, específicamente el 16 de junio, ví a Damian en mis brazos y supe lo que era el amor a primera vista. Lo pienso tanto y recuerdo que eso pasó hace casi seis años, el tiempo pasa volando.

Me preocupa alejarme de Damian por cuestión de trabajo, eso también me atormenta, quiero que mi hijo crezca conmigo, no con una niñera o con mi madre. Pero es difícil, amo mi trabajo, a Damian le gusta lo que hago y él no tiene problema con eso, pero me duele el saber que no estoy con mi hijo, quiero estar siempre para él, todos los días, a todas horas.

Pero ese es un tema muy a parte.

Me encuentro alineado con mis colegas, junto a tenientes, capitanes y todos los soldados de la UFMED. En la despedida de la teniente Megan Burton. Ha pasado una semana y aún nada bueno sucede. Alessandro sigue encerrado en las cuatro paredes blancas de una cárcel de máxima seguridad, al igual que Román. Mi loca vecina se insinúa cada que puede. Damian y yo hemos compartido más como familia. Y mi relación con Deva es mejor, pero lo que me preocupa es que yo aún no quiero nada serio. Pero tampoco quiero decepcionarla, es una linda persona, con lindos sentimientos detrás de esa máscara de soldado.

Salgo de mis pensamientos y veo a la teniente Burton con el uniforme oficial de la UFMED caminando hacia el coronel, la sigo con la mirada y en ese transcurso me topo con la mirada de la soldado Burton quien me mira con seriedad. Le lanzo un guiño y ella mira a otro lado mientras sus mejillas tomaban un color rojo intenso.

Sonrío para mis adentros y dirijo la mirada hacia el coronel.

—teniente Burton, una de las mejores soldados y teniente de esta central, ha hecho su trabajo con gran excelencia y nos duele su partida —dice el coronel haciendo un intenso contacto visual con la teniente Burton.

La teniente eleva su brazo y posa su mano cerca de su sien, haciendo el saludo militar. El coronel baja el brazo de su hermana y la estrecha contra su pecho mientras la abraza, Deva trota hacia ellos y se une al abrazo. La teniente se aleja del coronel y besa la frente de Deva.

Veo a Deva susurrarle lo mismo a su hermana una y otra vez, lo único que logro escuchar es un "yo también".

Todos hacemos el saludo militar y Megan me mira por última vez. Se acerca a mí y yo enderezo mi espalda. Ella me sonríe y se acerca a mi oído.

—cuida a Deva por mí, sé que la quieres, lo has demostrado, no le falles, cuento contigo —susurra y se aleja de mí sin mirarme, me da la espalda y camina rápido hacia el avión privado.

«cuente conmigo, teniente» veo desaparecer a Megan cuando entra al avión. El avión despega y nadie se mueve de su lugar. El coronel nos mira a todos mientras abraza a Deva, quien está llorando desconsolada «carajo, no me gusta verla así» siento algo extraño en el pecho, como un peso, cada que la veo mal, no me gusta sentir eso, pero es algo involuntario.

—esperamos que esto no sea un adiós, si no un, hasta luego —dice el coronel— vuelvan a sus actividades.

—¡Si, mi coronel! —exclamamos todos al mismo tiempo.

—Sargento Pierce —escucho a mis espaldas y reconozco la voz de inmediato. Giro mi cuerpo y veo al general.

—¿si, mi general? ¿Necesita algo? —pregunto y el chasquea su lengua.

Sentencia Placentera [Sentencia De Pecados #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora