CAPÍTULO 7

715 54 0
                                    

Aaron Pierce

3 semanas después.

La espalda me duele y mis pies me están matando, estos últimos días han sido una total mierda para mí.

Noches de insomnio, falta de alimentación, pero por fin logré descubrir la isla de los Messina, pero lastimosamente, Román, ya no se encontraba en ella.

La UFMED está vuelta un caos total, en mis seis años sirviendo a esta entidad, nunca la había visto tan desordenada. Y la única causa por la que esté así, tiene apellido, Messina.

Me levanto de mi silla y salgo de mi oficina, mi bolsillo vibra y saco mi teléfono, veo la pantalla y es mi abogado. Contesto y pongo el teléfono en mi oreja.

—¿Mauricio, dime que pasó? Me agarras algo ocupado —digo.

—Aaron, estoy entrando a la central, voy a hablar con el general, vé a su oficina, rápido, el ministro estará allí y también el coronel —espeta y cuelga.

Me quedo desconcertado y camino a pasos rápido a la oficina del general. Llego y toco dos veces. Escucho un entra e ingreso a la oficina.

—bien, abogado López, no tengo mucho tiempo, hable y sin rodeos —habla el general.

—señor ministro, general, coronel y sargento, les tengo una importante información, sobre Cloe Lennox, ella está con los Messina, Alessandro tuvo un hijo hace casi un mes, y la madre de ese hijo es Cloe, ella le brindaba información a los Messina de todos sus avances con su caso —suelta Mauricio.

Mi corazón se detiene y mi mente se bloquea por completo. Hiperventilo y caigo de rodillas al suelo, escucho el crujido que ellas emiten y no me muevo en lo absoluto.

—¡¿y cómo carajos tu sabes todo esto?! —grita el general perdiendo los estribos.

—la señorita Cloe Lennox me envió a darles esta información a cambio de que la dejen en libertad —responde mi abogado.

Escucho como el general, el ministro y el coronel ríen con fuerza. Me levanto del suelo saliendo de mi shock y siendo reemplazado por furia.

—eso es completamente imposible, esa mujer es tan estúpida que solo confesó sus crímenes, por desesperación de libertad, ahora con más razones estará en la cárcel —alega el ministro.

«o muerta» susurra mi subconsciente.

—¿Aaron, te encuentras bien? —pregunta el coronel.

Lo miro y tardo en contestar.

—ehh si estoy bien —digo asintiendo.

—no parece —bufa. «claro, veamos cómo reaccionarías tú al saber que tu esposa es una traicionera de mierda, y para rematar, tuvo un hijo con el mafioso más buscado en el mundo»

Miro a otro lado, para no aniquilarlo con la mirada. El general carraspea su garganta y lo miro.

—¿y cómo quiere que esté el sargento, coronel? Se acaba de enterar que su esposa es una puta traidora, diga, ¿cómo reaccionaría usted al enterarse de algo así? ¡Y además de traicionar a la entidad, divulgando información, le pare un hijo a un mafioso! —increpa el general molesto.

«joder, ya veo porqué le dicen el puto amo Dixon Montgomery, no se contiene»

Veo como el coronel pasa saliva y se queda callado.

—claro, ¡cómo usted no está en los zapatos del sargento no sabe lo que se siente! Que tu mujer, la madre de tu hijo, siga el legado del mayor enemigo de la UFMED —suspira el general y cierra los ojos.

Sentencia Placentera [Sentencia De Pecados #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora