Deva Burton.
Ha pasado un tiempo desde que estoy aquí. Y mi vida ha sido un infierno desde entonces.
No sé cuanto tiempo llevo aquí, lo único que sé es que estoy sufriendo. Mis cuerdas vocales se desgarran por tanto gritar y no dejo de sollozar.
Mi pómulo izquierdo palpita con fuerza y el dolor es casi insoportable, mi garganta arde mucho y la ansiedad empieza a acabar con las pocas neuronas que me quedan.
Escucho la cerradura de la puerta siendo desbloqueada y mi atención se posa en la persona que entra, y es Alessandro.
—Alessandro por favor, necesito más —mascullo entrando en crisis.
Lo veo sonreír con suficiencia. «sabe que me tiene en la palma de su mano».
Se acerca a mí y me suelta una fuerte bofetada. El impacto voltea mi cara y sigo llorando.
—ibas a traicionarme... —comienza y yo muerdo mi labio inferior— ¡mírame a los ojos cuando te hablo! —me grita y me estremezco.
Volteo a verlo y sus ojos están llenos de decepción y enojo.
—no llegué a hacerlo —es lo único que digo, y recibo otra bofetada.
—perra descarada —increpa y yo intento sostenerle la mirada— tienes suerte de que te ame, y no te esté inyectando ácido. Prefiero que te vuelvas una maldita viciosa.
Mantengo mi boca cerrada y bajo la mirada. Noto un bulto en el bolsillo de su pantalón, del que sobresale el émbolo de una jeringa.
—¡Alessandro te lo ruego! —chillo desesperada.
Él sonríe y toma la jeringa, la acerca a mi cuello. Me acaricia con el objeto y jadeo.
—si no te pudres con el ácido, te pudrirás en adicciones —susurra en mi oído y siento un piquete en el cuello.
Mi vista se pone borrosa y las miles de sensaciones albergan mi cuerpo. «esto es lo mejor del mundo». Arqueo la espalda y mi corazón comienza a palpitar con fuerza.
Cierro mis ojos y siento paz absoluta.
—Kalinka vendrá a hacerte compañía —informa Alessandro y me desoriento por completo al intentar protestar.
—no, por favor no —apenas logro decir— ella me maltrata —mi lengua se enreda y Alessandro frunce el entrecejo.
—shh, no sabes lo que dices.
Veo como se aleja de mí y mis lágrimas se vuelven más gruesas.
—Alessandro...
—calla, pronto viajaremos a Italia. Haremos nuestra boda en mi país natal, te verás hermosa con tu vestido —musita y mis ojos casi se salen de sus órbitas.
¿Casarme? ¿Casarnos? Maldición.
—¿Casarnos? —pregunto.
—deseo estar contigo día y noche, amore mio. Finché morte non ci separi. —concluye y se escucha el eco de la puerta cerrándose.
finché morte non ci separi: hasta que la muerte nos separe.
Sollozo y mi pecho duele como el infierno. Me encojo en una esquina y abrazo mis piernas.
—quiero salir de aquí —digo como si alguien pudiera escucharme. Que estúpida soy.
Escucho de nuevo la cerradura de la puerta siendo forzada y elevo la mirada, sabiendo quien es el ser demoníaco que entrará en pocos segundos.
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Sentencia Placentera [Sentencia De Pecados #1]
RomansaTIENE HORRORES ORTOGRÁFICOS ‼️ ¡Primer libro de la saga: sentencia de pecados! Ya la graduación pasó y es hora de integrarse a la entidad para combatir crímenes. Deva, una chica de veinte años, se incorpora a la UFMED, ¿tarea fácil? Para nada, en...