『28』

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Se acercó hasta el bebedero más cercano para llenar la botella de agua. Hoy tenían entrenamiento y aunque le encantaba ir, no había sido lo mismo desde que su mejor amigo no participaba. Siempre habían estado juntos, prácticamente desde kinder.

Se apuntaban a las mismas clases extraescolares, solían ir a las mismas clases, con los mismos tutores, quedaban todos los días fuera del colegio para hacer los deberes juntos o jugar un rato y ahora... tras su accidente, sentía un tremendo espacio entre él y Jimin.

Cuando volvió a clases, se alegró. Por fin pensó que todo sería como antes, pero estaba siendo más difícil de lo que creía. Jimin estaba ausente. Cuando se sentaba con ellos, les miraba a cierta distancia, sin entender las conversaciones, sin intervenir en nada.

Comía en silencio cuando no removía la comida sin sentido alguno. Sus ojos siempre estaban fijos en ellos, en cómo reían, hablaban, jugaban...

Se asustó un poco al sentir la mano de alguien sobre su hombro. Pensando en Jimin y sus reacciones, ni siquiera había sido consciente de cuando Felix se acercó a él. Por como los músculos de la espalda de Whono se habían movido, el chico entendió que no se esperaba aquel contacto y lo había sorprendido.

—Lo siento, no quería asustarte. Sólo... me has preocupado un poco al verte
salir así. ¿Estás bien?

—Sí —susurró Whono.

Felix era de esos chicos con un buen instinto, lo conoció en el colegio aunque no eran se conocían mucho en ese entonces. Pero con el tiempo, se volvieron mucho más cercanos. Un amigo en el que confiaba y podía apoyarse.

Un gran amigo, incluso Jimin lo consideraba como tal.

La botella de agua rebosaba. El agua resbalaba por su mano y la apartó del grifo antes de observar al chico acuclillarse al lado del bebedero. Su pantalón escolar quedó perfectamente ajustado a sus piernas al hacerlo. Él lo miró desde abajo.

—¿Es por Jimin? —preguntó entonces pese a parecer saber la respuesta.

Por como Whono abrió los ojos, Felix supo que había dado en el clavo. Colocó sus codos sobre las piernas y reposó la cabeza en sus manos sin perder de vista a Whono.

—Ya no sé cómo tratarlo —dijo sin más el capitán del equipo.— No sé cómo terminar con esta distancia que nos separa cada día más.

—Fingimos que nada ocurrió —dijo el rubio, apartando sus manos del rostro y mirando el césped frente a él.—- Pero sí pasó algo aquel día. No es fácil para nosotros intentar seguir adelante tal y como estaban las cosas antes del accidente y creemos que es lo mejor para él, pero quizá... él no quiera que todo sea igual o no pueda aceptarlo.

—¿A qué te refieres? —preguntó el más robusto, alejándose de la fuente y mirando al chico desde su altura.

—A que creo que Jimin es el que más quiere que todo sea como antes, pero sabe que es imposible. Se está adaptando pero nosotros no. Hemos intentando integrarlo y hacerle ver que todo sigue igual pero para él... quizá nada es igual por mucho que lo desee.

Whono entendió brevemente por dónde iba el chico, aunque le estaba costando un poco encontrar una solución a ese problema. Feliz parecía estar triste con todo ese tema, al igual que él pese a que intentase ocultarlo bajo sus sonrisas o su forma de agarrar a Jimin por los hombros como solía hacer.

Listen to me [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora