『45』

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Con suavidad, Jungkook llevó sus manos hasta las muñecas de Jimin que reposaban en su nuca y las apartó para entrelazar sus tatuados dedos con los del chico. El castaño se sobresaltó un momento. Lo estaba separando y no entendía el motivo para hacerlo, aunque por otro lado, lo hacía con tanta dulzura que le hacía comprender que no debía ser por algo malo o preocupante.

—'¿Qué es lo que te preocupa?' —preguntó Jungkook soltando sus manos para poder gesticular en lengua de signos.

Jimin resopló y apartó la mirada nuevamente. A Kook nunca se le escapaba nada y realmente no es que fuera un problema lo que ocurría, pero...

—'¿Te acuerdas que comenté que soñaba con sonido?' —preguntó el más bajito con sus manos. Jungkook afirmó con la cabeza.— 'No... recuerdo tu voz.'

—'¿Y eso es un problema?' —sonrió Jungkook intentando tranquilizarle.

—'No, pero cuando te veo hablar con la gente, mover tus labios... no puedo evitar preguntarme cómo es tu voz y me pone triste saber que nunca podré saberlo.'

Por un momento, el pelirrojo se sorprendió al darse cuenta de que algo tan simple, como era escuchar una voz, podía suponer tal problema. No podía negar que también él sentía cierta tristeza en ello. Evidentemente, no era lo mismo que podía suponerle a Jimin.

Era cierto que él no había vuelto a hablar desde el accidente, pero podía hacerlo, en algún momento, podría volver a escuchar su voz, pero Jimin... él no volvería a escuchar ninguna.

Jeon se alejó de Jimin y se acercó a la ventana del cuarto pensando en algún modo de solucionar ese asunto. No lo había, pero algo debía hacer para animarlo. Cuando se giró de nuevo, Jimin seguía con la espalda apoyada contra la puerta de su cuarto y pese a estar algo cabizbajo, al sentir que kook se giraba a mirarlo, elevó la vista en su dirección. Jungkook movió sus manos para
hablar con él.

—'Es ronca' —sonrió Jimin al ser cómplice de aquella noción por la que se había decidido el moreno.— 'Es varonil y... sexy' —sonrió Jungkook.

Evidentemente, bromeaba con él para intentar hacerle sentir mejor.

—'Eres idiota' —gesticuló Jimin.

—'¿No me crees?'

—'No' —sonrío.

—'¿Y como la de Bratt Pitt?' —hizo reír a Jimin al ver el nombre del famoso actor escrito en la pantalla del teléfono de Jungkook.

La sonrisa del moreno no ayudó para que Jimin cesase también la suya. Cuando los dos dejaron la broma a un lado, Jungkook se puso serio nuevamente.

—'Estoy convencido de que algún día la recordarás.'

—'¿Tú crees? Dijiste que era difícil que me acordase. Sólo la escuché una vez.'

—'Una vez es suficiente para el cerebro. En algún rincón de tu cabeza, tu cerebro recuerda mi voz, te lo aseguro. Y sigues soñando en sonido. Algún día, quizá el día que menos te esperes, de golpe la escucharás y sabrás que es la mía.

El castaño parecía dudar de sus palabras pese a lo hermosas que se veían expuestas desde sus manos. Era difícil no creer en lo que decía Jungkook, pero aun así, le parecía sumamente raro que su mente pudiera recordar algo que escuchó tan poco tiempo.

—'¿Cómo puedes estar tan seguro de que acabaré recordándola?' —preguntó Jimin con un ligero temblor en sus manos.

—'Porque sé lo terco que eres' —le indicó el más alto con una sonrisa en su rostro, lo cual hizo que finalmente, Jimin sonriera también algo más calmado.— 'Estoy convencido de que no dejarás de intentar recordar ese día una, el único día donde tú y yo hablamos.'

Aquel era un buen momento. Con las defensas de ambos bajadas, Jungkook sabía que no tendría un mejor momento para acercarse a él en toda la tarde. Era simplemente "el momento".

Con suavidad, dio un par de pasos hacia él para acercarse y elevó su brazo hacia el rostro de Jimin para acariciar su mejilla.
Instintivamente, el más bajito elevó un poco el rostro para poder mirar a su novio.

El sutil toque en la mejilla pronto se convirtió en un mayor contacto, su palma entera se apoyaba en ella y sus dedos se deslizaban hacia la nuca indicándole a Jimin las intenciones del más alto. Iba a besarlo y aunque los dos lo sabían, ninguno se movió. El rostro de Jungkook fue el primero en empezar a aproximarse, en cambio, Jimin permaneció inmóvil. Él ya no podía escuchar, sin embargo, esa discapacida había dejado que otras mejorasen ligeramente. No quiso cerrar los ojos porque quería ver el rostro algo sonrojado del moreno, la forma en que abría con suavidad sus labios y la mirada de ternura que le ofrecía.

El olfato, al que nunca antes le había dado demasiada importancia excepto para la comida o cuando había un mal olor cerca, ahora le resultaba importante. Jeon olía a algo exótico y frutal mezclado con un ligero olor a menta. Era irónico en las cosas en las que ahora se fijaba.

Podía identificar que la parte frutal, era sin duda alguna su champú o el gel corporal que usaba, sin embargo, la menta venía del aftershave que usaba cuando se afeitaba, al parecer lo hizo recientemente.

Jimin sonrió sutilmente al igual que lo hizo Kook. Todo el mundo decía que era más romántico cerrar los ojos, pero ellos no lo pusieron en práctica. Preferían mirarse hasta el último momento.

Cuando sus labios hicieron contacto fue cuando finalmente, cerraron sus párpados. A los oídos de Jungkook, llegaban los sonidos externos de los pájaros piando cerca de la ventana, el viento que hoy hacía moviendo las ramas de los árboles y el sonido de sus labios al moverse, aun así, se centró en Jimin alejando todo lo demás de su mente. Saboreó sus labios y jugó con su lengua.
Jimin, por otro lado, no escuchaba nada, pero tampoco le hacía falta. Para él, era mucho más importante centrarse en el resto de sus sentidos. El tacto de la mano de Jeon que erizaba su piel; la presión de sus dedos en un agarre tierno y, a la vez, algo posesivo; el movimiento de sus labios, de la lengua, o incluso, cómo a veces mordisqueaba su labio inferior de forma juguetona. Todo era perfecto.

Al separarse, el castaño abrió los ojos y miró a Jungkook alejarse un poco para poder mostrarle sus manos.

—'Creo que deberíamos estudiar' — sugirió con una ligera sonrisa.

—'Sí, creo que sí' —sonrió Jimin también.

Con una sonrisa, los dos agarraron las mochilas y se sentaron en las sillas frente a la mesa de estudio del más bajito. Debían repasar todavía muchas cosas de química para los próximos exámenes de recuperación de Jimin. Y era mejor se pusieran a ello, porque no sabían a qué nivel hubieran llevado esos besos.

Listen to me [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora