『17』

5.3K 763 60
                                    

—Saldrá corriendo a dentro en cuanto lo sueltes.

—Tampoco creo que llevarlo lejos sea buena opción. Ahora mismo se siente indefenso, mejor buscar un lugar donde se siente cómodo... algún sitio familiar que lo haga sentir a gusto.

El menor hizo un gesto con su cara que Jungkook no supo bien que significaba. Sólo sabía que fue algo gracioso.— ¡Batidos!

—¿Batidos? —repitió el moreno.

—Si, justo ahí —señaló el local de enfrente. Solo había que cruzar la calle.— Jimin y yo siempre nos tomamos un batido allí, todas las tardes, sin falta. El dueño nos conoce desde que éramos niños. No está lejos y se sentirá cómodo.

—Okey —sonrió Jungkook.— Si es así de conocido para ustedes, no debería sentirse demasiado inestable.

Puede que a primera vista, a Taehyung le hubiera causado una mala apariencia ese chico. Esos tatuajes extraños, su rostro serio, su tono de voz y los piercings; le habían hecho pensar cosas raras. Ahora que lo conocía un poco, se daba cuenta de que no tenía nada que ver con lo que de había imaginado. Ni siquiera había dejado a su hermano en el suelo, y eso mostraba que estaba preocupado por él, porque estaba descalzo.

No era un mal tipo.

—¡Hola, Ray! —saludó Taehyung efusivamente. Lo típico en él, algo que hizo sonreír al chico.

—Hacía mucho que no los... veía —el chico que atendía se sintió intimidado al percatarse de Jimin y de quién lo llevaba cargado. Carraspeó.— Tu... tu papá me contó lo sucedido. ¿Cómo está?

—Pesado —se quejó Jungkook dejando a Jimin en una de las sillas del local.

Le quitó los tenis a Taehyung de las manos y se los tiro en el pecho al castaño, quien los agarró casi al vuelo con una mirada asesina. Ray vio a los tres chicos sin saber muy bien como tomarse aquello, de hecho... Jimin iba en pijama y eso no podía ser bueno.

—¿Lo trajeron contra su voluntad? —preguntó en su susurro al niño.

—No hace falta que susurres, no pude oírte —dijo.— Y si, no quería salir y tiene que despabilarse.

Jungkook aprovechó para tomar una hoja de su bolsillo y emperezar escribir en ella. No era un secreto que no se llevaba bien con Jimin, y menos ahora. Ese chico estaba tan desmotivado de la vida en este momento desde que perdió su capacidad para escuchar. Seguramente todos le tenían lástima y eso era precisamente lo que el moreno quería evitar.

Tae fue el primero en ir a ponerle los tenis a su hermano, pero Jungkook le gritó al verlo haciendo que éste se asustara y dejara de hacer que lo estaba haciendo. El chico de los batidos estuvo a punto de levantar la silla más cercana en modo de defensa.

—Apártate de él, está sordo, no invalido. Puede ponerse los tenis él solito —explicó.

—Pero...

—Pero nada. Deja que él lo haga.

Miró a Jimin. Podía ver que hablaban, pero no les oía como para saber qué estaban diciendo. Algo le decía que no era nada bueno, pero lo supo al poder leer el papel que Jungkook estaba escribiendo.

'Ponte los tenis, ¿o estar sordo te lo impide?'

Quería maldecir. Jeon vio claramente sus ganas por insultarlo, de hecho, esa era su intención, pero ningún sonido salió de su boca. En su lugar, el castaño levantó el dedo del medio a modo de insulto. Eso hizo reír a Jungkook.

—No ha dicho una sola palabra desde...

—El accidente —terminó la frase Jungkook.— Me lo imaginaba. No puede oírse a sí mismo y le es complicado regular su tono. No es como que no pueda hablar, es que no quiere hacerlo.  Y es normal ahora mismo.

Los tres chicos miraban como Jimin terminaban de amarrarse los cordones. Por suerte para él, no se estaba dando cuenta de que estaban hablando.

—No le tengas lástima —expresó.— Es lo peor que puedes hacer ahora. Él debe pensar que toda su vida ha cambiado, debes demostrarle que no es así. No necesita que le ayuden con cosas rutinarias... mejor hazle saber que aún puede hacerlas.

—Creo que no le caes muy bien en estos momentos —señaló el niño por las reacciones de su hermano.

—No le caía bien antes y no vengo para ser su amigo ahora, para eso están Whono y los otros. De hecho, prefiero caerle mal, porque quizá así despabile y quiera hacer  cosas para demostrar que puede hacerlas por su cuenta. Todo por el hecho de que me estoy metiendo con él.

—Les traeré el batido de siempre —el chico dijo de repente al ver que el tatuado parecía ser buena persona.— ¿Y para ti? —le preguntó a Jungkook.

—No sé... lo mismo que Jimin, supongo —dijo sin pensar demasiado.

—¿Otro de tus trucos para que reaccione? —preguntó Tae con una sonrisa.

—No, es solo para más rápido. Además, sabré un poco más de sus gustos.

—Bueno, creo que ya te has dado cuenta de que mi hermano es muy simple. La música, el deporte y sus amigos son importantes para él. También es buen hermano, me ayuda con mis tareas... aunque ahora no sale de su cuarto.

—Dale un poco de tiempo para que se adapte. El mundo ahora le aterra. Hay que demostrarle que puede valerse por sí mismo y que no es una carga para nadie—Jungkook despeinó al niño a su lado y éste aceptó su consejo de buena forma.

Ese chico es bueno en eso.

*

Estaba oscureciendo cuando dejó el auto aparcado frente a la puerta del garaje. Cerró todo y se dirigió a casa.

Últimamente estaba desanimado, y llegar no le hacía relajarse. Ahora vivía preocupado las veinticuatro horas al día por sus hijos. Tenía miedo de que a Taehyung le pasara algo malo, y evidentemente, tenía miedo por Jimin y la vida que le esperaba. No sabía todavía cómo debía tratarlo y decidió darle algo de espacio. Eso hizo que su hijo mayor se recluyera semana y media en su cuarto.

Cuando entraba en la casa a esas horas, siempre olía delicioso dándole a entender que la cena estaba siendo preparada. Extrañamente, hoy no olía a nada. Incluso todas las luces estaban apagadas, a excepción de la sala, pero nadie estaba allí.

—¿Amor? —preguntó en busca de su esposo.

—¡Shhh! —escuchó el sonido proveniente de la cocina.

—¿Qué haces ahí a oscuras?

—¡Calla! —SeokJin le dio una mala mirada porque seguía hablando en tono alto. Volteó su mirada de nuevo hacia la ventana.— Compruebo que mis hijos estén bien.

Nam iba a decir algo pero luego procesó lo que su esposo había dicho.— ¿Los chicos están afuera? ¿Jimin... Jimin también?

—Se los llevó un delincuente.

—¿Un deli...? No entiendo, bebé.

—Tiene horribles tatuajes sobre muerte y esas cosas. No me da buena espina —el vidrio de la ventana se empañó al Jin estar tan pegado y hablar demasiado rápido.

—Con razón estás así —Nam ha visto a muchos adolescentes con tatuajes ahí fuera, eso no le preocupaba.— No los vi en la entrada, ¿dónde están?

—En el local de enfrente.

—Entonces deja de espiarlos, está sólo al otro lado de la calle. Deberías estar feliz de que no esté en su habitación.

—¡Shhhh! —le silenció poniendo un dedo en sus labios, luego volvió a mirar por la ventana.

Estaba siendo exagerado.

Eso creía Nam al ver a Jin tan centrado en la vida de sus hijo. Entendía su preocupación por Jimin, él también estaba preocupado, pero en parte, le alegraba que hubiera salido de su cuarto después de semana y media sin salir excepto al baño.














Note:

Link de propina:

ko-fi.com/justasimpperson24

Listen to me [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora