『12』

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Por suerte, la clase acabó rápido y buscó un lugar apartado de cualquier zona de ciencias. No quería tener que estar recordando eso y el mejor lugar... era el campo de fútbol.

Nunca iba allí en los recreos y sabía que muchos futbolistas se pasan los recreos justo en ese lugar jugando, incluso Jimin. Se sentó en las gradas, escuchando los rumores de las chicas y cómo cotorreaban sobre los jugadores. Todas estaban locas, eso creía él. Sacó su libro de medicina y empezó a estudiar arterias del cuerpo humano cuando uno de los rumores empezó con la palabra que más deseaba escuchar: Jimin.

Aquello hizo que moviera sus ojos y los elevase del libro abierto para mirar a las chicas de gafas delante.

—No seas ridícula, seguramente está enfermo. Vendrá pronto.

—Créeme, el otro día Whono recibió una llamada en clase, creen que Jimin está en el hospital.

—¿En serio? No bromees con esas cosas.

—Lo digo de verdad, en el Busan Regional Medical Center.

¡Ese era el hospital donde trabaja su padre!

¿Será cierto? ¿Qué mierdas le había ocurrido como para terminar en el hospital?

Obvio que Jungkook conocía esa supuesta llamada de Whono aunque no le había dado demasiada importancia. Los rumores en el colegio corrían siempre muy rápido y era posible que el deportista hubiera intentado mantener el secreto, pero al final, todo se filtra. Él, por desgracia, no hablaba con nadie como para enterarse rápido de las noticias. Había sido casualidad que hubiera acudido a las gradas hoy y que esas chicas hablasen del tema.

Rumores. ¿Hasta dónde debían creerse?

Habían muchos sobre él, y todos falsos. Habían rumores de Jimin y el resto de los futbolistas, y la mitad seguro eran falsos... ¿Cuán auténticos podrían ser esos?

Lo único cierto era que Jimin no estaba allí, llevaba dos días faltando y no era normal. Tenía que comprobarlo y por eso, cerró el libro y salió a paso rápido, bajando los peldaños de la grada y caminado hacia su moto.

La campana del colegio sonó llamando a todos los alumnos a las aulas, pero él no iba a entrar.

Ya se sabía la materia, así que como mucho... llamarían a sus padres para avisarles que había faltado. Quizás a muchos profesores les estaba haciendo un favor al no asistir a sus clases. Se colocó el casco y subió a su moto, conducía hacia el hospital donde estaba su padre. Seguro que él llegaba antes que la llamada del director. Tampoco es algo que le fuera a importar demasiado, conocía a su padre como para saber que simplemente... le preguntara qué ocurría.

*

Caminaba por los pasillos con rapidez. Ni siquiera quiso dejar el casco encadenado a la rueda, todavía lo llevaba en su brazo. Tampoco se quitó la chaqueta. Lo único en lo que pensaba era en no perder tiempo, pero recorrer ese hospital no iba a ser cuestión de segundos.

Era un hospital muy grande y las enfermeras no daría información sobre los pacientes. En cambio, su padre puede ayudarlo, debía estar por algún lado y sólo esperaba que no tuviera ninguna operación en curso. Algunas enfermeras se le quedaban mirando. Los susurros se hacían audibles, seguramente por los tatuajes en su mano y los piercings obviamente visibles de su labio y ceja.

No podía evitar que hablaran de ello o que creyeran que pertenecía a la mafia o algo así, tampoco le importaba en absoluto. Todos los susurros se silenciaron de golpe cuando Yoongi apareció por el pasillo, acompañando al último paciente hacia la recepción.

—¿Jungkook? ¿Qué haces aquí?

—Papá... necesito un favor.

—¿Estás enfermo? ¿Quieres que te eche un vistazo? —hizo el amago de llevar su mano a la frente de su hijo, pero éste la apartó.

Listen to me [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora