Cicatriz

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<<Esto es una pesadilla>> pensaba Refugio con lágrimas desconsolables en su rostro, su boca aún tapada por la mano de Roberto.

Roberto le había manoseado toda la parte de arriba sin piedad, estaba vuelto loco de poder y placer al haber conseguido a Refugio de esa forma, ya no razonaba.

Refugio perdía fuerzas cada vez que intentaba luchar para liberarse.

Cuando Roberto paró de manosearla sin consideración en sus senos, la apretó más fuerte contra la pared haciendo descaradamente que ella sintiera su erección y le estrujó una nalga.

Refugio se sintió asqueada y sucia.

-Al fin podré saborear tus labios, preciosa

Ella negaba con la cabeza y en sus ojos se veía el reflejo del miedo puro.

-Voy a quitar mi mano en tu preciosa boquita, eh - sonrió con picardía - ah, pero eso sí, el más mínimo grito y te desgarro de tu sexy braguita que ya sentí y rapidito te hago el amorcito, preciosa - le dió un beso en su cuello- ¿entendido?

Ella resignada asintió.

-Ah, tan obediente, preciosa. Te ves más divina así - retiró su mano levemente tomando precaución a ver si ella desobedecía y gritaba

Ella no lo hizo. Cuquita había quedado tan traumada y en trance de lo que estaba ocurriendo que ya no podía ni pronunciar una palabra.

Roberto besó salvajemente la boca de Refugio, ella no correspondía pero a él le valía, solo quería besarla y besarla sin cesar.

-¡Que delicia, preciosa! - dijo entre besos mordisqueandola

A Refugio le empezó salir sangre en su labio debido a un mordisco que el le hizo.

-De... Déjame, po... por favor-susurró con débil esfuerzo Refugio, se estaba empezando a sentir mal

-No, preciosa, déjame aprovecharte al máximo

Entonces Roberto empezó a bajarle el pantalón que Cuquita llevaba dejándola solamente puesta con su blusa y la braga que llevaba.

-Ora sí, viene lo bueno, preciosa

-No lo hagas, te lo suplico-susurró ella con debilidad

-No lo haré, solo haré que sientas mi emoción por ti - y empezó a desabotonarse la camisa y el pantalón - si haces el mas mínimo ruido será diez veces peor

-N... No lo haré - cerró los ojos resignada a saber lo que le iba a suceder

Roberto le dió una nalgada leve con una sonrisa

-una señora muy obediente por lo que veo, más excitante - le dió un beso arrebatado

Roberto estaba enfermo. Una personalidad de dos caras.

Cuando Roberto estaba en calzoncillo y Refugio todavía en braga tomó a Refugio de la caderas y la acercó más a él haciendo movimientos sexuales con ella.

-¿No sientes rico, preciosa?

-AYU...- trató nuevamente de gritar Cuquita pero esta vez Roberto le tapó la boca todavía con más fuerza

-Ora si, te lo advertí

Ella negó con la cabeza desesperada.

Y entonces Martina y con Don Verduras entraron a la oficina abriendo la puerta.

-¡Petita es muy astuta y ella me...! - decía Martina pero al ver lo que estaba sucediendo no lo podía creer y no pudo terminar lo que iba a decir

Roberto no se había dado cuenta que habían entrado porque su vista y pensar estaban nublados por el deseo mientras besaba por todo el cuello a Refugio con violencia.

Mi Refugio de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora