Ambos abrieron los ojos sorprendidos , se separaron inmediatamente y vieron la puerta.
-¡AY DIOS MIO! - gritó Refugio tratando de acomodarse la bata
Por dicha no se veía nada comprometedor.
Refugio estaba apenada y a la vez llena de felicidad al ver de nuevo a la que consideraba como su hija.
De pronto, ambos se echaron a reír nerviosos al ver a Petita con las manos tapando sus ojos.
-¡MI NIÑA!- gritó Refugio con una enorme sonrisa
Petita se quitó las manos de encima y se fue corriendo felizmente a abrazar a su mamá Cuquita, se subió a la cama del hospital y se puso sobre ella como una bebé en los brazos de su madre. Ambas se abrazaron con tanto amor y fervor.
A Refugio le dolió un poco el cuerpo al tenerla a ella encima, pero eso era lo de menos, tenía a su niña de nuevo en brazos.
Ese abrazo quedaría grabado para siempre en sus corazones.
Ambas empezaron a llorar de felicidad.
-¡Mamita! ¡Mamá Cuquita! Yo sabía que iba a despertar, yo se que tú no me dejarías nunca
-¡Nunca, mi niña! ¡Siempre estaré para ti!
Y se volvieron a abrazar.
Olga estaba en la puerta llorando en silencio.
Ella se guardaba lo que sentía por Refugio. Era otra madre para ella. Tuvo tanto miedo de perderla, así como ella perdió a Mercedes.
Pero está vez todo fue diferente.
Olga estaba como una niña en la puerta, tímida, esperando aceptación de lo grandes.
Refugio la volvió a ver.
-¡Olga! ¡Mi niña! ¿No me darás un abracito?
Olga sonrió. Y así como Petita corrió a los brazos de Refugio, Olga lo hizo igual.
Olga empezó a llorar.
-¡Refugio! Creí que te iba a perder a ti también - confesó aferrada al cuerpo de Refugio
-¡Ya ves que no fue así, mi vida!
Olga levantó la mirada y Refugio le dio un beso maternal en la frente.
-Estamos muy felices de que estés bien, mamá Cuquita-sonrió feliz Petita
-Y yo estoy feliz de verlas a ustedes, mis amores-añadió Cuquita
Y ambas se lanzaron nuevamente a abrazarla. Y, de pronto, Petita hizo de las suyas.
Se separo del abrazo.
-Ahora, Don Verduras-lo miró a los ojos - yo estaba tan preocupada por ti-suspiró - yo pensando que estabas demacrado y mas bien andas alborotado con mi Mamá Cuquita-miró drásticamente fingiendo desconcierto
Don Verduras palideció.
-¡PETITA! - gritó Refugio - ¡Que cosas andas diciendo tu!
Olga se aguantó la risa.
-Es...este yo... yo... La que empezó fue tu mamá Cuquita, ella me pidió que la besara
Refugio abrió la boca sorprendida.
<<Traidor>> se dijo Cuquita
Olga y Petita la volvieron a ver con fingida indignación.
-Yo... - lo miró a él con enojo- el aceptó
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Mi Refugio de amor
RomanceContinuación de la historia de amor entre Cuquita y Don Veduras. Autoría: SofiN728