- Señor Mendoza, si nos desaparecemos va a ser muy obvio, ¿no cree?
-Petita se puede quedar con Olga y no importa que nos vayamos, al final todos están muy concentrados comiendo y bailando - la besó - empezó a acariciarle la espalda baja haciéndole una invitación - ¿qué dices, mi ojitos bonitos?
-Es... Está bien - aceptó rendida ante la propuesta de su galán
La atrajo más hacia él y le susurró al oído.
-La espero afuera, mi señora - y la soltó, haciendo sentir a cada uno un vacío al no estar abrazados
Refugio buscó con su mirada a Olga y fue hacia ella.
-Olga, mi niña
-¿Si, Refugio?
-¿No te importaría tener a Petita esta noche?
-Ay, claro que no. Tranquila
-Gracias, mi amor
<<Que alivio que no me preguntó la razón >>
Refugio miró a su alrededor con su bolsita en la mano y se aseguró que nadie la viera irse o eso creyó.
<<¡cómo si estuvieras haciendo algo malo, Refugio! >> <<¿O sí lo es? >> se preguntó con inocencia
Y se fue caminando rápidamente a la entrada de la Vecindad.
Volteó a ver por todos lados para encontrar a Juan Carlos y no lo halló.
<<¿dónde se habrá metido? >>
De pronto, sintió unos brazos en su cintura abrazándola.
-¿Buscabas a alguien, hermosa señora?
Refugio se sonrojó.
-A un señor que hace poco me propuso matrimonio, si me ve con usted así - dirigió su mirada los brazos de él - es capaz de golpearlo bien fuerte, señor - respondió coquetamente
-¿Ah sí? - le besó el cuello - Pues mejor te rapto antes de que nos encuentre y te arrebate de mis brazos
-¿Planea llevarme en contra de mi voluntad?
Él la volteó.
-Hace poco una señora muy bella aceptó escaparse conmigo pero pensándolo bien prefiero escaparme contigo
-Jugamos con fuego, señor Mendoza
-Contigo el fuego se vuelve como el calor de un atardecer
Ella se puso de puntillas y se acercó al oído de él
-Secuéstreme toda la noche, Don Verduras - susurró con sensualidad y mientra estaba apegada al cuerpo hizo el famoso movimiento de cadera que lo encendía
-Sus deseos son órdenes, mi señora
Tomó una mano de ella, abrió la puerta del coche y mientras ella iba yendo a sentarse el le dió una nalgada haciendo que ella diera un brinquito
-Pero que barbaridad, ya una no se puede descuidar de veras
El sonrió pícaro y cerró la puerta.
********
Mientras tanto...
En la fiesta.
Martina emocionada se acercó a Julieta.
-¡Julieta, Julieta!
-¿Qué? - Martina la jaló del brazo - ¿Qué pasa, Martina?
-¡A qué no adivinas lo que vi!
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Mi Refugio de amor
RomansaContinuación de la historia de amor entre Cuquita y Don Veduras. Autoría: SofiN728