ೋ• La bolsa de sangre •ೋ

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Greco, Kassandra y Julián veían atónitos y en silencio la triste escena, mientras Gustabo parecía estar en shock, tenía la mirada ida y sin poder pronunciar nada. Solo estaba ahí, de pie y sin moverse, como si de una estatua se tratará.
Kassie se sentía devastada, ver el dolor de Volkov y no poder hacer nada le creaba una angustia muy grande en lo más profundo de su ser. No había logrado cumplir la promesa que había echo a si misma de protegerlos.
Se dio la vuelta y corrió hacia otra dirección para intentar calmar la angustia que sentía en su corazón al ver que había fallado. Le había fallado a su líder y mejor amigo; avanzó unos cuantos pasos más cuando choco con algo sólido, y no era algo, era alguien. Sintió como le colocaban una gabardina de noche, percatándose de su aún desnudez después de haber vuelto a su forma original. Levantó su mirada para ver de quien se trataba y con quien se había topado, era Gabriel, el jefe del Aquelarre Konrad. Lo vio fijamente en silencio y el también le devolvía la mirada sin apartarla. En ese silencio que no era incómodo, se sentía como si... no necesitaran hablar para comunicarse.
Gabriel le dio una pequeña palmada en la cabeza a Kassie y desapareció. La guerrera frunció el ceño y de alguna manera que desconocía el vampiro había logrado calmarla, dio un suspiro y corrió de regreso hacia donde seguro aún se encontraba el Alfa.

Volkov lloraba desconsoladamente, nadie se le acercaba por temor a como podría reaccionar ya que estaba empezando a perder el control por el dolor que sentía al perder a su compañero. Greco observó que de repente aparecía Gabriel, observando la escena.
-Greco. ¿Hace cuánto está así Horacio? - le preguntó Gabriel sin voltear a verlo, el barbudo frunció el ceño - Hace come tres minutos - respondió Greco al vampiro, no entendiendo del todo a que iba la pregunta -. Vale, no queda mucho tiempo - dijo Gabriel, arrodillándose frente a Volkov -Alfa Volkov, necesito que me preste atención ya que no queda mucho tiempo. Puedo traer de regreso a Horacio - mencionó el vampiro a la vez que tocaba el hombro del cambiaformas, llamando la atención de este - pero no será humano. Necesito que me responda si esta de acuerdo - le dijo Gabriel en un tono de voz suave y firme. Volkov levantó la mirada y sin tardar más, solo asintió y dijo con voz grave y que se le quebraban las palabras - A-ayudalo por favor - dejándolo con cuidado sobre el frío pasto.

Gabriel analizo rápidamente la situación de Horacio. La herida que le hizo el demonio había sido mortal y por el tamaño de esta ya había perdido mucha sangre. Tocó el brazo del moreno y noto que aún estaba tibio el cuerpo. Perfecto pensó Gabriel. Se acercó más a Horacio y lo posicionó suavemente sobre su regazo, dejando al descubierto el cuello del moreno, se inclinó y lo mordió.
Cerró los ojos para concentrarse en lo que estaba haciendo.

* * *

Horacio lloraba desconsoladamente, quería regresar con su Viktor pero ya no había vuelta atrás. ¿Cómo podía ir hacia la luz sabiendo lo mucho que estarían sufriendo a quienes amas? Pensó mientras se cubría el rostro con sus manos. - Hola Horacio - escuchó que le decían, levantó su mirada sorprendido pero no había nadie. Miro a su alrededor pero solo veía oscuridad -. Necesito que prestes atención. Puedo hacerte regresar... pero dejarás de ser humano pequeño, ya no podrás pasar mucho tiempo bajo el sol o disfrutar de la comida, serás un ser inmortal... Sabiendo eso. ¿Quieres regresar? - le preguntó la voz, sin embargo seguía sin poder visualizar de donde provenía quien le hablaba, aunque la voz le era familiar -. Si con eso puedo regresar con quienes amo, lo acepto - dijo sin dudar Horacio, sabia que era egoísta de cierta manera lo que estaba aceptando... pero no quería morir.
-Esta bien - dijo la voz. Horacio empezó a sentirse cansado y al verse las manos, estas empezaron a desvanecerse poco a poco, como otras partes de su cuerpo.
Adueñándose en el de nuevo la oscuridad, pero esta vez en su totalidad.

* * *

Volkov miraba la escena en un angustiaste silencio, se percató que los pequeños fragmentos de luz seguían revoloteando alrededor del jardín... era como si entendieran lo que estaba pasando pensó Volkov. Cuando de repente todas las pequeñas luces resplandecientes empezaron a revolotear alborotadamente, volando alrededor de Gabriel, asombrando al peligris; Volkov observó que una de las pequeñas luces, la más hermosa para el, se quedó elevada frente a Gabriel para luego de unos segundos bajar y desaparecer dentro del cuerpo inerte de Horacio, provocando que todo el cuerpo de este deslumbrara por milésimas de segundo. Gabriel finalmente dejo de morder a Horacio y lo posicionó de nuevo en el pasto, levantó su mirada y observó a Volkov - Lo logré. Ahora sólo tocará esperar, me quedare su lado si no te importa para observar su evolución - le mencionó el vampiro. Volkov solo asintió, bajando la mirada a su pareja.

Los ojos del Alfa [En revisión] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora