ೋ• Desastre •ೋ

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Media hora después los sheriffs llegaron, recolectaron evidencia y fotografías del lugar. Tomaron la declaración de Horacio sobre lo sucedido y luego de casi dos horas, se fueron.

Volkov estuvo esperando pacientemente a que los sherrif se retirarán para poder hablar con Horacio, llamó mientras a Nikolai para saber cómo se encontraban Julián y Sunny e informales porque se había ido repentinamente.


* * *

Horacio no sabía que hacer, todos sus ahorros los había invertido en su panadería y aún no recuperaba ese dinero. Vio hacia Volkov, suspirando; estaba hablando por su celular mientras se daba un masaje en las sienes con su mano libre, debía de estar estresado.

Llevaban horas conociéndose y había sido suficiente para terminar de confirmar que era alguien bueno y de confianza, convirtiéndose en alguien que sentía sería indispensable en su vida.

Vio que colgó la llamada y lo miraba a los ojos, sonriendo mientras se acercaba donde él estaba, tan hermoso pensó con un suspiro.

De reojo vio que entraba Gustabo, viendo sorprendido el desastre del departamento.

- Pero qué cojones Horacio, ¿Qué sucedió? - preguntó mientras tiraba su maleta y se acercaba a Horacio, dándole un abrazo.


- ¿Estás bien? - le preguntó, separándose del abrazo y viéndolo hacia arriba.


- Estoy bien Gus, un loco sin más entró al departamento y Volkov vino ayudarme, luego vinieron los sheriff y tomaron evidencia, y mi declaración de lo sucedido -


- Vale vale, menos mal no te paso nada. ¿Llamaste a mamá y al viejo? - preguntó.

- Eeeeh, no. Desapareció mi celular, sospecho que el sujeto lo robó antes de huir - le mencionó, rascándose la mejilla.


- Lo haré yo entonces, ahora regreso - comentó, sacando su celular y marcaba a sus padres.

- Gracias Volkof, has sido de mucha ayuda - murmuró mientras pasaba al lado del peligris y palmeaba su brazo, saliendo de la habitación.

Volkov suspiró al escuchar la mala pronunciación de su apellido, ya luego le corregía pensó.

Se acercó lentamente a Horacio, quien le miraba con esos ojitos risueños que adoraba, levantó su mano y acarició su mejilla con la palma de su mano.


- No tienes idea de lo asustado que estuve mientras venía hacia acá, y cuando ya no respondiste yo... - susurró suavemente, meneando la cabeza de un lado a otro y cerrando los ojos unos segundos por el temor de casi perderlo, los volvió a abrir.

Horacio le daba una mirada tan cálida que sentía podía derretirse, vio que elevaba sus manos y las colocaba suavemente en sus mejillas.


- Estoy bien, no me sucedió nada. Mírame, fuerte como un roble - le sonrió con dulzura. Volkov estaba hipnotizado, no sabía si se iba acostumbrar a la deslumbrante sonrisa de su compañero, era tan resplandeciente como el sol. Su солнце (sol).

Alcanzó asentir a lo que le dijo Horacio y tomó las manos de sus mejillas, sosteniendolas mientras lo veía fijamente.


- Se perfectamente que apenas nos estamos conociendo y es difícil que confíes tan fácilmente en mí, pero en lo que decides que hacer y arreglas tu departamento, tú y tu hermano pueden quedarse en mi casa, tengo un cuarto de sobra para ustedes si la quieres - le dijo suavemente.

Horacio rió, y meneó la cabeza de un lado a otro.

- Wow, de verdad eres sorprendente. Eres como mi caballero con armadura... Yo... No aceptaría algo así de un desconocido pero tú, en tan solo unas horas me has demostrado tanto y siento como si te conociera toda la vida, dime loco pero... - se quedó sin palabras por la ola de sentimientos que estaba sintiendo.


- Creo que dije de más - pensó avergonzado.


- Yo eeeh - tosió falsamente mientras soltaba sus manos de las de Volkov por la vergüenza.

- Comúnmente favores así no me gusta recibir, pero esta vez si lo necesito, yo... gracias en verdad - le dijo con sus ojitos vidriosos por las lágrimas que estaba reteniendo.


- Perfecto, no te preocupes, puedes apoyarte en mí. Si quieres dile a tu hermano sobre la habitación y vine en mi Jeep, podemos irnos juntos - le comentó.


- Si, esta bien. Muchas gracias Volkov - murmuró suavemente.

Salió del departamento para buscar a Gustabo y hablar sobre la habitación que le ofreció Volkov.

Lo encontró aún hablando con sus tíos, se los comunicó y pasó media hora tranquilizando a una muy angustiada tía y a un tío sobreprotector enfadado; prometió llamarles pronto y colgó.

Habló con Gustabo sobre la oferta que aceptó del peligris, a lo que este solo se encogió de hombros y le respondió que le parecía bien.

Entraron a su departamento destrozado, empacaron lo más importante y luego de una hora más, acomodaron las maletas en el auto de Volkov y de Horacio.

Yendo Horacio con Volkov, y Gustabo siguiéndoles.

Los ojos del Alfa [En revisión] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora