ೋ• La promesa •ೋ

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Estaba furioso, y no solo era por la actitud de Paola, si no que siempre que tenía un momento a solas con su Horacio eran interrumpidos. Necesitamos un lugar más privado para la próxima pensó frustrado. Le murmuró a Horacio que en un momento regresaba mientras agarraba del brazo a Paola y la jalaba fuera de su oficina con molestia.

Salieron al jardín y esta se soltó molesta del agarre del peligris.
- ¿Qué es lo que haces? - le preguntó Paola mientras se cruzaba de brazos y le hacía un puchero. Suspiró, ya no lo soportaba más.
- ¿Qué es lo que haces tú? ¿Cómo te atreves a contradecir y desobedecer a tu Beta para irrumpir como lo hiciste en mi oficina? - preguntó entre dientes furioso, a la vez que sus ojos grisáceos se tornaban rojizos. Paola abrió la boca para responderle, pero el temor que estaba sintiendo al ver tan enojado a su Alfa solo hizo que no logrará decir nada.
- Por los años de amistad que llevamos juntos intento no ser tan duro contigo, pero me lo estás haciendo condenadamente difícil -. le mencionó frustrado.

- ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¿Aceptarlo a él por encima mía? Pensé que era importante para ti - le murmuró Paola con lágrimas en sus ojos. Ahí vamos de nuevo pensó Volkov, pero ya no se dejaría conmover o chantajear solo porque la seguía considerando una amiga.

- Yo no te estoy haciendo nada. Tu eres la que tiene una idea equivocada sobre nosotros. Si, esa vez me deje convencer a pasar mi celo contigo, pero nada más, te lo deje en claro ese entonces y te lo repito ahora, era sexo nada más. - le respondió con el ceño fruncido.
- Y no sabes como me arrepiento de haberlo hecho. De haber sabido que tendrías ese cambio de actitud no habría aceptado tu propuesta esa noche -.
Volkov se dio cuenta que con cada palabra que le decía a Paola, esta se ponía de un tono rojizo y lloraba sin parar. ¿Pero qué le sucede? pensó.
- ¡Para mí no fue algo de una sola noche! Tu... me hiciste sentir cosas que nunca había sentido y... y... - se cortó lo que estaba diciendo mientras colocaba ambas manos en sus mejillas.
- Paola, lo que dices no tiene lógica, ¿Que pasaría si apareciera tu compañero? Cambiari- - se cortó la palabra Volkov por la interrupción de Paola que le gritaba.
- ¡Pues lo rechazaría, tú eres el indicado! ¡Siempre has sido tú! -.

Volkov sintió un gran nudo en el estómago, definitivamente ella no estaba bien. - Paola, eso jamás hubiera pasado. Jamás te pondría por encima de mi compañero, y ya no te diré más, no quiero verte - le dijo decepcionado.
Paola al escuchar las palabras del peligris negó con la cabeza y corrió hacía él para abrazarlo. A punto estaba de hacer su acometido cuando Volkov la detuvo.
- ¡Detente, no me toques! ~ rugió V con su voz de alfa. Provocando que la guerrera se detuviera abruptamente. Nunca había utilizado su voz de alfa sobre mí pensó Paola, con dificultad movió su ojos levemente para ver hacia los ojos del peligris y le recorrió un temor indescriptible por todo el cuerpo. Volkov le estaba dando una mirada tan fría que inconscientemente creyó sentir frío.

~ Aléjate ~ le rugió imponiendo su poder, cambiando la energía del lugar por una más densa y haciéndole difícil no obedecer lo que este decía. Paola retrocedió con dificultad y cayó de rodillas.
~ Quedas expulsada de la "Villa del Este" hasta nuevo aviso, regresarás a California y no te acercaras o le dirigirás la palabra a mi compañero y mucho menos a mí ~ le ordenó. Paola se puso pálida por sus palabras, vio de reojo que el moreno salía corriendo de la casa hacia donde estaba su Alfa. Se percató con asombro que el poder de Volkov no le inmutaba, se suponía que los humanos eran débiles pensó.
~ Ahora lo entiendes ¿no?. ~ mencionó Volkov mientras veía con admiración cómo llegaba corriendo su compañero hacía el.
~ Nunca has sido tú, eras solamente una gran amiga y lo arruinaste ~. murmuró mientras tomaba de la mano a su compañero.
Horacio no entendía lo que sucedía pero hizo la sugerencia que le dio Greco tal y como se la explico para ayudar a su ruso con la mujer que tenía enfrente arrodillada. Según Greco, la mujer le estaba ocasionando problemas a su peligris. Dirigió su mirada hacia la puerta y vio a Greco observando, este le sonrió y levantó las manos con sus dedos pulgar alzados hacia arriba; regresó su mirada hacia la mujer y luego hacia Volkov, quien tenía los ojos rojizos, se mantuvo en silencio.

Los ojos del Alfa [En revisión] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora