Aparco su carro en el estacionamiento que tenía ubicado a un lado de su pequeña panadería, llamada "Estrella Fugaz".Amaba su pequeño negocio, a Horacio le encantaba combinar ingredientes para crear algo delicioso y que diera momentos de felicidad en sus vidas para sus clientes, nunca se imaginó que algo que empezó a realizar para desestresarse y para pasar el tiempo, se convertiría en algo esencial en su vida.
Del asiento de copiloto tomó una bolsa de comida y las cervezas que había comprado antes en el nuevo bar del pueblo, Greco's.
Le gustaba el lugar, el dueño cocinaba las más deliciosas hamburguesas que había probado en su vida, y servían los más exquisitos cócteles, sin mencionar que el ambiente del lugar era agradable.
Salió de su carro y abrió la puerta de la tienda, sonando el *ting ting* de la campanita que tenía pegada a la puerta.Se dirigió hacia el mostrador y del área de empleados sale su hermano Gustabo, quien, acababa de llegar al pueblo a pasar unos días de descanso después de que prácticamente le obligarán de su trabajo a que tomará vacaciones que tenía acumuladas ya que nunca descansaba, era un trabajólico sin remedio.
- ¡Hey! ¿Vino algún cliente? Traje unas hamburguesas y unas cervezas para celebrar tu llegada. - Le dijo Horacio, mientras dejaba la comida y las cervezas encima del mostrador.- Si claro, se pasaron unas personas que parecían turistas a comprar unos bocadillos y como en las estanterías tienes colocados los precios, no fue ningún problema al momento de despacharlos. Si mal no recuerdo se llevaron unas empanadas de jamón y queso, y los brownies que quedaban se los llevaron todos. - Le respondió Gus mientras se llevaba las cervezas hacia el cuarto de empleados, siguiéndole de cerca Horacio con las hamburguesas.
Colocaron todo en la mesa y a punto a punto de sentarse estaba cuando escucho un *ting ting*. Era la puerta de entrada, haciendo que se enderezará de inmediato y fuera atender la llegada del cliente.
- No te preocupes por mí y empieza a comer, no me demoraré mucho. - Le comentó Horacio mientras salía del área de empleados y caminaba hacia el mostrador.
Al llegar, tomó uno de los delantales que utilizaba para atender clientes y se la coloco, no pudo evitar observar detenidamente al cliente antes de darle la bienvenida, que estaba a espaldas de él levemente inclinado, viendo con aparente atención una botella de miel ubicada en una de las estanterías de la entrada.
- Buenas noches caballero, bienvenido a Estrella Fugaz. ¿Puedo ayudarle en algo? - Le preguntó a la persona. Este se dio la vuelta al ver que le habían hablado y... Horacio casi se atraganta con su propia lengua, ¡el hombre no sólo era enorme... era guapísimo!
Noto que sus ojos eran grises y que su color de cabello era casi del mismo tono, llevaba su cabello peinado hacia atrás y era de tez blanca, sin mencionar que el outfit de motociclista le quedaba muy bien. Sacudió levemente su cabeza e intentó mantener la compostura para prestar atención a lo que le decía el hombre.
- Priviet caballero. Me interesa esta botella de aquí que estaba observando, pero... Disculpe ¿Se encuentra bien? - Le preguntó el hermoso desconocido con un acento que supuso era ruso.
- Perfectamente, ¿por qué lo pregunta? - le contestó. Rayos, ¿será que dije algo y no me di cuenta? pensó, mientras metía sus manos dentro del delantal.
- Por nada, debió de ser suposiciones mías, no se preocupe - le respondió el cliente.
- Está bien. ¿Le gustaría comprar la botella de miel que estaba viendo hace un memento? D-disculpe, era momento - murmuró. ¿Pero qué le pasaba?
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Los ojos del Alfa [En revisión]
Lãng mạnLuego de que quien consideró un amigo le traiciona, volviendole alguien desconfiado y solitario, Horacio Pérez se esperaba muchas cosas menos enamorarse. Desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron, sintió una conexión instantánea e inex...