🔞 Nuestro momento 🔞

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No podía creer lo que había dicho Horacio. ¿Había escuchado mal acaso? No podía pensar con claridad y mucho menos cuando lo tenía encima suya.
- ¿O es que tu aún no quieres? - le preguntó su compañero mientras hacía un pequeño puchero. Maldición pensó Volkov, si me hace pucheros soy débil, todo lo que quiera se lo daré.
- No es eso cariño, es solo que... aún no puedo creer que está ocurriendo por fin este momento - respondió mientras levantaba sus manos y las posicionaba en la cintura de su compañero. Horacio rio encantado, le gustaba mucho el poder que tenía sobre Volkov, le hacía sentir poderoso y apreciado.

Se inclinó y acercó sus labios a los del peligris pero recordó algo importante. Por lo qué se apartó y lo observó. - ¿Qué sucede? - le preguntó el peligris confundido con su reacción. - Esque y-yo... no he estado con alguien en mucho tiempo pero hace cuatro meses me hice las pruebas y salieron negativas. Si quieres verl. - se cortó lo que estaba diciendo Horacio al sentir uno de los dedos de su compañero sellar sus labios para que dejara de hablar. Viktor le dio una dulce sonrisa.
- Esta bien cariño, mi especie no contrae ni transmite ETS como tampoco podemos contagiarnos con enfermedades que padecen los humanos. Pero si quieres quedarte tranquilo puedes mostrarme tus prueb. - se cortó el peligris al sentir los labios de su compañero sobre los suyos.

Los enamorados pasaron un rato en esa pose, besandose y acariciandose, explorando lo que provocaba que uno u el otro les hiciera jadear de pasión.
Volkov subió sus manos debajo de la playera rosada de su compañero, provocando que este arqueara la espalda por la electrificante sensación de sentir las manos de su ruso sobre su espalda desnuda. Volkov gruñó y profundizó el beso, quitándole suavemente la playera a Horacio.
Quedando con el torso desnudo, Volkov interrumpió el beso y empezó a esparcir pequeños besos en el mentón de Horacio para finalmente llegar a uno de sus lugares favoritos.

Horacio dio un pequeño jadeo mientras Volkov besaba y mordisqueaba la unión entre su hombro y cuello. No sabía que esa área de su cuerpo podía ser tan sensible pensó. Sintió como una de las manos del ruso le sujetaba la parte de atrás de su cuello mientras su otra mano bajaba y la introducía debajo de su pantalón, ubicando ese dulce punto que al contacto, hizo gemir al moreno.
- V-viktor - dijo el moreno en un hilo de voz apenas audible por las sensaciones que estaba sintiendo recorrer en su cuerpo.
El peligris gruño de excitación al escuchar la voz de Horacio decir su nombre. En cuestión de segundos y sin dificultad alguna Volkov había colocado a su compañero debajo suya, se posicionó entre sus piernas y lo observó.
- Eres tan hermoso - le murmuró Volkov con voz ronca mientras lo contemplaba. Horacio estaba sonrojado, tenía los labios hinchados por sus besos y el área de su cuello se había tornado de un tono rosado fuerte muy exquisito. Llamándolo.

-Oh mierda - susurró el peligris al ver los pezones de su moreno. Estos no solo estaban erectos, sino que también estaban perforados por unas finas argollas doradas. Salivo demás solo de pensar en lamerlos. Y eso hizo.

Horacio dio un pequeño grito al sentir como su ruso devoraba con fervor sus pezones. Los lamía y mordisqueaba, jalando los aros de sus pezones sin lastimarlos. Le estaba provocando una sensación exquisita y electrificante que iba directo a su erección. Si sigue así me correré solo por la atención que están recibiendo pensó Horacio a la vez que se retorcía debajo de su ruso y elevaba sus caderas. Se aferró a la playera del peligris y comenzó a jalarla.
-Quitatela - logró decir Horacio entre jadeos. Pero no se detuvo, él en vez de quitarse la playera colocó su brazo debajo de la espalda de su compañero y lo elevo un poco con el brazo para tener un mejor acceso en la atención que estaba teniendo a los hermosos botones erectos de su moreno. Volkov succiono con fuerza su pezón al punto que fue casi doloroso, soltó su playera y jaloneo el cabello de su ruso por la intensidad que se estaba formando en su estómago; llevándolo a un estremecedor orgasmo mientras presionaba su erección contra la suya.

Los ojos del Alfa [En revisión] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora