Biografía

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Nota: hoy fue día de escritura, por eso pude adelantar este cap.  Intentaré publicar el otro también próximamente, sino, me tienen paciencia porfis.

Hay algunas dudas que las iré aclarando en los próximos caps¡¡

Adoro sus mensajes, mil y mil gracias por darme sus ánimos y opiniones.  Sin más, a leer¡¡

Atentamente, Yaoiana.

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– Papá, no veo a los héroes– mencionó el pequeño quien miraba a todos lados, en especial, las lápidas.

– Ven hijo– suspiró hondo para luego tomar de la mano a su cachorro y caminar hasta las lápidas– ellos están aquí.

– ¿ Naraku los asesinó?– concluyó rápidamente Inutaisho.

– Así fue– mencionó con tristeza el hanyou y luego se arrodillo ante su retoño y lo miró– sé que te he ocultado muchas cosas Inutaisho y soy un padre muy afortunado por tu paciencia y comprensión... te he ocultado cosas y he hecho cosas por temor, porque jamás he querido que te lastimen y espero que sigas comprendiendo eso.

– Lo hago papá, se cuánto me amas– expresó el niño para luego acariciar la mejilla de su progenitor.

– Ellos fueron mis amigos– aclaró Inuyasha mientras señalaba las lápidas– yo fui el hombre del que se enamoró la sacerdotisa– comentó ante la cara impactada de su pequeño. El daiyokai se acercó y se situó tras Inuyasha, sabía que no era fácil para su hermano menor contar toda esa historia, pero lo apoyaría así fuese con su presencia.

– Hijo, como te lo mencioné, no somos humanos normales, por nuestra sangre corre sangre de demonio– respiró profundo y siguió– tu abuelo fue un gran demonio, un hombre fuerte y sabio y se enamoró de mi madre, una humana hermosa y dulce.

– Y te tuvieron– concluyó Inutaisho.

– Así es, sin embargo, muchas personas no estaban de acuerdo, porque opinan que la mezcla de un demonio y un humano es un error.

– ¡ Están equivocados papá!, tu eres el mejor– mencionó para luego abrazarlo.

– Gracias mi pequeño– devolvió el abrazo– no todos son como tú, abiertos a las posibilidades– exclamó un tanto abatido– tu abuelo murió por defenderme y a tu abuela... luego ella tuvo que criarme sola, pero sufría porque sabía que no todas las personas me aceptarían.

– Papá, ¿tu madre es también la del señor Sesshoumaru?

– No– respondió tranquilamente el lord del Oeste y Norte– mi madre también es una demonia.

– Sesshoumaru y yo somos hermanos por parte de nuestro padre– aclaró Inuyasha– por eso no nos criamos juntos.

– ¿ Es por eso que no se llevan tan bien?– preguntó inocentemente el niño.

– Es un asunto que luego te narraremos– intervino el daiyokai.

– Retomando– mencionó Inuyasha mientras agradecía con su mirada al mayor por esa intervención– sufrí mucho por los seres que creían que era una abominación, viví solo y rechazado hasta que...

– Hasta que conociste a la sacerdotisa– dedujo el infante.

– Así es, Kikyo fue la primera persona en reconocerme sin discriminarme.

El unificadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora