Fluyendo

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Nota: hola a todos y todas, me disculpo por la tardanza, pero por mi trabajo no había podido adelantar.  

Espero que les guste este azucarado cap, porque en los otros, comenzará lo sad  xD.  

Reitero mis agradecimientos a quienes votan y toman su tiempo por comentar.  Siempre intento responder, me pondré al día con sus maravillosos mensajes.  Un abrazo inmenso¡¡

¡Sin más, a leer!

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– Para iniciar con la transformación debe existir un detonante, luego de que practiques, aprenderás a hacerlo sin ese detonante.

– ¿Y cuál es el detonante?– indagó curioso el menor.

– Debes dejar que la ira te consuma y cuando estés en el punto máximo, canalizarla.

– Creo... creo que comprendo– dijo un tanto preocupado.

– Intenta pensar en algo que te haya enojado mucho, al borde de querer matar– orientó el demonio.

El niño pensó por largo rato, pero a su mente solo venían recuerdos positivos con su padre, con su tía, jugando con sus amigos en la escuela... no recordaba haber pasado por un momento donde haya querido lastimar a nadie.

– Lo siento señor Sesshoumaru, pero no tengo ninguna experiencia así– expresó apenado.

– ¿No?– preguntó levantando una de sus cejas– ¿y esa vez que Inuyasha casi muere en tus brazos?, si yo no hubiera llegado, ¿crees que estaría vivo?

Inutaisho rememoró aquello y sintió una profunda tristeza y congoja; el señor Sesshoumaru tenía razón, si él no hubiera intervenido, ambos hubieran muerto. Lo miró profundamente y con arrepentimiento, cómo si le hubiese fallado a ese demonio.

– Piensa en tu debilidad, despierta tu ira, si quieres proteger a Inuyasha debes hacerte fuerte y soportar, ¿ acaso protegerlo no es suficiente motivo para darlo todo?

– ¡ Lo es!– levantó la voz– daría mi vida por él.

– Entonces piensa en lo débil que eres ahora, enójate con esos miserables que lo hirieron y lo llevaron al borde de la muerte y luego, transfórmate– ordenó el demonio.

El infante asintió y se enfocó en aquel amargo recuerdo. A su mente vino el estado paupérrimo de su padre cuando fue atacado por ese abominable demonio, cómo fue atravesado y cómo luego otras criaturas venían a terminar con su vida. Quería ser fuerte, necesitaba ser fuerte como Sesshoumaru para poder proteger a su padre y pensando en eso, la ira comenzó a inundarlo, sintiendo como sus entrañas y pecho ardían.

Por su lado, Sesshoumaru estaba gratamente complacido, su hijo era alguien realmente talentoso, estaba logrando transformarse a la primera, sus ojos rojos lo demostraban. No obstante, cuando en el pequeño cuerpo empezaron a surgir los rastros de la transformación, tuvo que dar un paso hacia atrás, puesto que su hijo lo miraba con odio... estaba descontrolado.

Esquivó la bola de veneno que Inutaisho le lanzó cuando logró cambiar por complejo. Su hijo gruñía y daba alaridos, su consciencia estaba perdida.

– ¡Sesshoumaru!, ¿ qué pasa con Inutaisho?– preguntó Inuyasha aún desde las gradas sumamente preocupado.

– No intervengas, está descontrolado.

– ¿Cómo que no intervenga?, es mi hijo, grandísimo idiota– riñó para descender.

El unificadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora