Capítulo 23: Juntos de nuevo parte 1

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Nota: mil gracias a todos y todas por el apoyo, el otro cap será nuestro final.  Gracias siempre por su compañía y mensajes.

Sin más, a leer. 


**Resumen del capítulo anterior**

– Mal...ditos.... – se quejó el semidemonio e incapaz de regenerarse ante tal asalto, fue finalmente derrotado. Su cuerpo se desmoronó, y su miasma venenoso se disipó en el aire nocturno. El lugar quedó en silencio, solo roto por la respiración agitada de Inuyasha e Inutaisho.

El espíritu miró a su "hijo" con orgullo y gratitud: "gracias, Inutaisho. No sé qué habría hecho sin ti." Inutaisho sonrió ligeramente y comentó, aunque no fuese su padre: – Siempre estaré aquí para protegerte, padre. Juntos, somos invencibles.

El monje, utilizó su energía y poco a poco el espíritu fue desapareciendo ante los ojos de todo el grupo. Finalmente la amenaza de Naraku había sido eliminada.

**Fin Resumen del capítulo anterior**

La luna llena iluminaba el claro del bosque, donde el grupo de Inutaisho se reunía para celebrar su victoria sobre Naraku. La atmósfera estaba llena de alivio y una alegría contenida, pues aunque la batalla había sido dura, el triunfo era innegable.

La hanyou y el monje prepararon una comida sencilla pero reconfortante, mientras Inutaisho y Koga hablaban con entusiasmo y plenitud sobre la victoria.

–Lo hiciste bien, Inutaisho– dijo Koga, colocando una mano en el hombro del joven– estoy orgulloso de ti.

–Gracias, Koga. No podría haberlo hecho sin tu guía y el apoyo de todos–sonrió modestamente.

El grupo compartió historias y risas, celebrando de manera modesta pero sincera. Sin embargo, había una sensación de urgencia en el aire, un entendimiento tácito de que su misión aún no había terminado. Después de la celebración, Inutaisho decidió que era el momento de informar a su otro padre, Sesshoumaru, sobre la victoria y su disposición para el próximo desafío. Con determinación en su corazón, se dirigió al castillo de su familia.

El castillo estaba envuelto en una quietud solemne cuando Inutaisho llegó. Los guardias lo saludaron con respeto mientras se dirigía a los aposentos de su padre. Sesshoumaru, siempre estoico, estaba de pie junto a una ventana, contemplando el paisaje nocturno.

–Padre–dijo Inutaisho con una inclinación respetuosa– he venido a informarte que Naraku ha sido derrotado.

Sesshoumaru se volvió lentamente, su mirada penetrante evaluando a su hijo:

– Lo has hecho bien, Inutaisho. Era una amenaza que debía ser eliminada–. Inutaisho asintió, sintiendo la aprobación tácita en las palabras de su padre. El joven se sorprendió cuando su padre se acercó y posó una de sus manos en su cabeza, un leve pero a la vez firme toque que significaba una gran muestra de cariño y orgullo.

–Nuestra tarea aún no ha terminado. Debemos prepararnos para despertar a Inuyasha– mencionó el Rey del Norte, Este, Oeste y Sur. Guardó silencio por un momento, absorto en sus pensamientos pero luego añadió: "Inuyasha ha luchado con valentía y ha soportado mucho.... Nos prepararemos para verlo lo más pronto posible."

Esa noche, mientras la luna llena brillaba sobre el castillo, Inutaisho y Sesshoumaru comenzaron los preparativos que traerían de vuelta a Inuyasha. La victoria sobre Naraku había sido solo el comienzo; ahora, una nueva esperanza se alzaba en el horizonte, iluminando el futuro con una promesa de reunificación y fuerza renovada.

***

En la profunda quietud del interior del Catillo, un árbol mágico se erguía majestuoso, guardando un secreto que solo unos pocos conocían. En su tronco, como parte del tejido de la naturaleza, yacía Inuyasha, atrapado en un sueño que se extendía por una década. Su cuerpo parecía haber sido abrazado por el árbol, sus características inconfundibles aún visibles entre la corteza.

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