Capítulo 24: Juntos de nuevo parte 2

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Nota: Hola a todos y todas, espero que estén muy bien.  Traigo el capítulo final de esta amada historia.  Mil gracias a las personas que me apoyaron hasta el final.  Espero que este final sea de su agrado y nos veremos en un pequeño epílogo. 

Sin más, a leer¡¡


**Resumen del capítulo anterior**

Mientras la noche avanzaba, Inuyasha se acercó a Inutaisho, colocando una mano en su hombro. –Estoy orgulloso de ti, hijo. Sé qué harás grandes cosas.

Inutaisho sonrió, sintiendo el apoyo y el amor de su padre. –Gracias, papá. No podría haberlo hecho sin ustedes.

El banquete continuó, lleno de alegría y camaradería, pero una visita inesperada puso en alerta inmediata a Inuyasha y Sesshoumaru... aquella mujer siempre significaba misterio y malas noticias.

**Fin Resumen del capítulo anterior**

Fue el Rey del castillo quién fue el primero en increpar a la mujer: – Madre, ¿ qué haces aquí?– gruñó la pregunta.

– ¿No puedo visitar a mi hijo?– respondió la demonia sonriendo.

– Tranquilo– comentó Inuyasha a Sesshoumaru, intentando calmarlo. La verdad, es que Inuyasha en el fondo agradecía a la mujer, sino fuese por ella, las cosas no hubieran avanzado como estaban ahora– eres bienvenida, Irasue.

– Por fin alguien sensato en esta familia– rio la mujer mientras tomaba asiento ofrecido por Inuyasha– veo que todo ha marchado según mis visiones, pero aún falta... – comentó con misticismo.

– Ve al grano madre, no voy a dejar que lastimen una vez más a Inuyasha– la miró con determinación.

– Viene la prosperidad a nuestro linaje, no debes estar alarmado, pero tampoco bajar la guardia. La envidia es un veneno que corroe a todos los seres– comunicó tranquila– viene mi sucesora.

Todos se miraron sin entender, especialmente Inuyasha y Sesshoumaru. Inutaisho se sorprendió cuando su abuela posó una de sus manos en el vientre de su papá, todo era muy diciente para interpretarlo, estaba esperando una hermana.

– Este ser será igual de poderoso que tú, Inutaisho– mencionó Irasue– no obstante, como fue concebido en un espacio sagrado y entre la vida y la muerte, tendrá unos dones especiales, que serán bien instruidos por mí.

La revelación de Irasue cayó sobre el salón como un trueno. Los ojos de todos se centraron en Inuyasha, quien quedó atónito al escuchar las palabras de la demonio. Sesshoumaru, aunque siempre mantenía su compostura, no pudo evitar que sus ojos se entrecerraran con una mezcla de sorpresa y preocupación. Inutaisho, por su parte, se sintió invadido por una avalancha de emociones; la perspectiva de tener una hermana lo llenaba de curiosidad, pero también de incertidumbre.

Inuyasha, aún asimilando la noticia, llevó instintivamente una mano a su abdomen, donde ahora sabía que llevaba una vida nueva. La sensación era extraña, pero no desagradable. Una mezcla de alegría y temor lo embargó. No había esperado esto, pero en su corazón, la idea de traer un nuevo ser al mundo junto a Sesshoumaru lo llenó de una esperanza silenciosa.

Sesshoumaru se acercó a su madre, sin apartar la vista de Inuyasha. –Madre, ¿qué significa esto realmente? ¿Cómo es posible?– indagó puesto que ninguno de los dos había estado en celo en aquel momento de la concepción.

Irasue sonrió con un aire de superioridad y sabiduría. –Sesshoumaru, hay cosas que van más allá de la comprensión de los simples mortales, incluso de aquellos que son tan poderosos como tú. Este ser que está por venir es una bendición para nuestra familia. No es fruto del azar, sino de un destino que ha estado escrito desde hace mucho tiempo, al igual, que Inutaisho.

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