CAPITULO 30:
•So long Lakewood.
See you leter my love...Heather Sink.
Su tacto es suave y delicado, acaricia cada centímetro de mis hombros y espalda desnuda, con total cariño, acerca lentamente su rostro a la parte trasera de mi cuello depositando un pequeño beso húmedo, su respiración en mi cuello hace que mis bellos se erizen.
Con mi mano derecha tomo su rostro, atrayendolo a mi y girando mi cuello para besarlo, atrapó su labio superior, saboreando cada parte de él, llenándome de sus aliento y succionando su esencia entre mis labios, bajé suavemente mí mano por su rostro y cuello, hasta llegar a su torso descubierto y totalmente expuesto.
Cerré los ojos y me recosté de nuevo sobre él, sus manos me rodearon por detrás entrelazando sus dedos, aprisionandonme con sus brazos largos, nos quedamos en esa posición, el agua tibia de la bañera en donde estamos, me hacía sentir relajada y al estar sobre su torso podía sentir las palpitaciones de su corazón, relajado y constante.
Jugué con las burbujas de la bañera, Leo empezó a frotar mi espalda con la esponja, cada toque, cada caricia o simplemente su aroma, me hace sentir extasiada, mi cabello rojo esta recogido en una moña desarreglada haciendo que varios mechones de cabello se mojaran, los puse detrás de mi oreja y giré hacía Leo, mi vista calló hacía ese collar que cuelga de cuello, lo tomé, jalandolo con mi dedo índice.
—Simpre me dio curiosidad ese collar que llevas debajo de la ropa, no sabía que lo podría ver hasta que te viera desnudo a ti, por tercera ocasión— susurré.
—¿Te gusta?— preguntó con una sonrisa ladina.
—No tanto cómo tú, pero si, me gusta tu collar...
Leo llevó sus manos detrás de su cuello, quito el broche de su collar, lo colocó en mi cuello, al poner el broche colocó sus manos sobre mis hombros, sus manos son tan grandes que casi los cubre por completo, sin evitar notar que las venas de sus brazos y manos se hacen notables ante tal toque.
Dejó su mano izquierda sobre mi hombro, pero la otra la movió por mi cuello hasta llegar a mi mandíbula, sin cortar contacto visual entre ambos en ningún instante, sus pupilas dilatas decían mucho, con su pulgar acarició mi barbilla y luego mi labio inferior, bajó su mano de ahí hasta llegar a mi torso y jalar un poco de su collar ahora puesto en mi. Retiró ambas manos de mi y volvio a recostarse a la bañera, descansando ambos brazos sobre la orilla de esta.
—¿Qué significa?— pregunté recostandome al otro extremo de la bañera —. El collar.
—Es un círculo plateado con una perla grande y oscura sin sentido, eso pensaría cualquier persona, pero en realidad para mí, esa perla que ahora llevas en tu hermoso cuello, tiene un significado. Además de que fue un regalo.
—Cuéntame, sabes que me gusta oírte hablar— acaricié con mi píes su abdomen, a él le pareció gracioso ya que lo tomó y acarició para después dejarlo descansar sobre su pierna —, vamos cuéntame.
—La perla es oscura porque le tengo mucho apreció a la oscuridad. Verás, muchas personas le temen a la oscuridad, por lo que hay en ella, pero yo no, la oscuridad puede ser muchas cosas y lo sé porque he estado mucho tiempo ahí, cuando las luces se apagan, mi cerebro viaja, crea y descansa, en la oscuridad no hay miedo, no hay lágrimas, no hay un monstruo acechando, no hay dolor ni alegría, solo es eso, oscuridad, la cual te envuelve y atrapa, la que en realidad puede ser un sin fin de cosas y lugares, lugares sin dolor, porque es solo la infinita, sencilla y solitaria...oscuridad. Pero todo esta en tu mente.