CAPITULO 11:
•Zoey [Hasta el hueso].
Zoey Grant.¿Alguna vez han sentido que hay algo que a ti te falta pero todos tienen?
Que tienen algo que los hace...diferentes, los hace hermosos, inteligentes, amables o encantadores ¿Lo han sentido? Yo no.
¿Que sería de mi sin el pensar todo los días y a todo momento que no soy suficiente? ¿Qué sería de mi si no dejara de pensar que soy un estorbo para mamá? Y más importante ¿Que sería de mi si no me preocupara y me juzgará siempre mi propia apariencia?
¿Qué sería de mi?
<<No serías nada, Zoey>>
A veces siento que mi alrededor se oscurece poco a poco mientras yo me vuelvo gris, siento como mis pensamientos vuelan entre el viento y la manera en la que mis temores me atormentan, mientras algo interno me dice que la vida es extraña, pero rotundamente hermosa.
¿Debo creer en ello?
Antes de mudarme de aquí no tenía una vida muy diferente, al terminar el verano todo se suponía que sería diferente, una nueva ciudad, mamá sería diferente, no fue así...
Me siento tan sola y a la vez tan...
—¡Zoey llegaras tarde a clase!— mamá grito desde la sala —¿Que tanto haces?
—¡Enseguida bajo!
Tomé mi mochila y revisé mi cabello, al ver que todo estaba bien y mis útiles completo, bajé en seguida, iba directo hacia la salida, pero la mano de mamá apareció en mi campo de visión e hizo detenerme, en su mano había una manzana, una verde.
—Tómala y p-por f...— apartó la mirada un momento y dio un suspiro para luego verme —, por favor come. Y no te saltes el almuerzo.
Acaso...¿Se esta preocupando por mi?
<<No seas tonta>>
—Bien ¡Gracias mamá!— le sonreí feliz extendiendo mis brazos para abrazarle, pero se apartó de golpe al instante.
—Zoey...ya hablamos sobre lo de abrazarte. No me gusta, respeta mi espacio— dijo con un tono neutro.
—Oh, bien...pues ¡Ten un buen día!
—Vete ya, Zoey.
Se dio la vuelta, tomó su café y se dirigió escaleras arriba, probablemente hacia su habitación o no lo se. Di un enorme suspiro, sacando todo el aire posible de mis pulmones, guardé la manzana en mi mochila y salí por la puerta.
Al estar afuera, el aire otoñal se hizo presente, sin duda alguna era cálido y frío a la vez, se sentía tan nostálgico, el cómo las hojas de los árboles se tornaban marrón y de un tono como el rojo cobrizo, ya eran mediados de septiembre.
El ver como hace poco todo era caluroso, soleado, dinámico y ahora todo de manera tan repentina, abrumadora y como a mi alrededor todo se comienza a enfriar y marchitar. Me hace pensar que, todo y todos somos tan cambiantes de una manera sorprendente. Y es extraño.
Dejé mis pensamientos de lado y subí a mi bici para ir al instituto, las calles de esta ciudad son extremadamente tranquilas y me gusta. Sonreí al ver a una de mis personas favoritas de todas las mañanas.
—¡Hola señora Brown!— me detuve saludandola con la mano, ella aún en su pórtico.
—¡Hola, linda Zoey! Es una hermosa mañana ¿Verdad?— con una taza de té contestó.