Capítulo 9.1: Bienvenida Al Mundo De Los Espejos

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Annie se queda en blanco mirando la pantalla del teléfono entre sus manos

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Annie se queda en blanco mirando la pantalla del teléfono entre sus manos. Danna gira la cabeza hacia ella y es capaz de ver la imagen a la vez; la sangre se le hiela, no sabe qué pensar sobre esto, pero ver una foto de aquella noche le transporta hacia los hechos de forma demasiado vívida y a la vez ¿Por qué su amiga tendría algo como eso?

"Ann...yo puedo explicarlo, te juro que no les hice nada", se siente como si Danna quisiera decir eso con la mirada, ya que, en aquel silencio en el salón pareciera que el primero en hacer un ruido o abandonarlo sería el culpable, nadie se atreve a hablar hasta que se siente el sonido de una silla deslizándose. Es la de Nathaniel, que sin pensarlo mucho sale del aula y todos dirigen su vista hacia el puesto vacío con cierta preocupación, pero no tardan en empezar a abandonar los asientos como evitando destacar, tampoco nadie quiere ser el último. Las dos chicas tampoco son la excepción.

Ninguna dice ni una sola palabra hasta llegar al río donde Danna gritó su declaración de amor solitaria el día anterior

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Ninguna dice ni una sola palabra hasta llegar al río donde Danna gritó su declaración de amor solitaria el día anterior. Se quedan paradas viendo el paisaje y el agua tranquila de la mañana. Mientras, los cálidos rayos del sol les bañaban las frías pieles que cargaban.

—Puedo...explicarlo, Annie, solo créeme... —Danna dice esto agachándose para sentarse en el suelo y abrazar sus propias piernas. Annie hace lo mismo a su lado

—No eres una asesina, no te creo capaz de eso Dann...pero quiero la verdad... —Se detiene ¿Ella tiene derecho a exigirla?, si jamás ha sido sincera con alguien, nunca ha contado ni uno de sus secretos, que Dévora los conozca solo va ligado a la inseparable dualidad de su ser y compartido cuerpo—. Solo di lo que creas, no te trataré diferente por eso, no te juzgaré. En la foto pareces sacar al niño.

—Yo fui ahí porque tenía algo que devolver...pero prefiero no hablar más de eso Annie, solo puedo decir que no sé qué hacer...La policía lo sabe ¿Y si me pilla? Te juro que solo me involucré por el niño, tenía miedo de que algo le pasara, no parecía que el asesino fuera a perdonarle—. Se cubre el rostro mientras hablaba, las lágrimas tratan de asomarse por sus ventanas y ella traga en seco devolviéndolas a su mar interno. Las imágenes del perro regresan a su cabeza y las de la sangre que no abandonaba sus manos al lavarla. Su ritmo cardíaco se acelera.

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