Capítulo 28: La máscarada

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—Necesito saber, Dann, o mi mente va a dar vueltas extrañas por soluciones aleatorias que podrían ser peor

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—Necesito saber, Dann, o mi mente va a dar vueltas extrañas por soluciones aleatorias que podrían ser peor. —Sus palabras suenan como un ruego y coloca sus manos alrededor de las de su amiga.

—Pero es que es un tema complicado, Ann, no me gusta hablar de ello. —Esquiva su mirada llevándola a la zona de contacto.

—Guardaré el secreto.

–¿Sabes?, aún no me cuentas qué te preocupa ¿Y deseas que me sincere contigo? Es difícil —dice Danna y mantiene su cabeza hacia abajo.

—Es qué. —Hace una pausa y no retira la vista de sobre ella—. Tengo miedo de que me odies o te apartes de mí.

—No lo haría. —Se inclina en el asiento hacia delante y la abraza por la cintura, dejando la cabeza en su pecho mientras le deja ver sus pupilas rodeadas de verde—. Eres mi Annie. Puedes ser sincera, prueba ser sincera. —Le sonríe alegre como siempre, esa radiante sonrisa suya.

Con el tiempo Annie descubrió algo de Danna, raramente deja de sonreír, es estúpido medir sus emociones por su risa o cuan tierna pueda ser. Todo está en sus ojos, cada vez que hace algo malo, la pureza de su mirada se esfuma, cada vez que algo pueda afectarle o hacerle sentir de verdad. Ahora, los ojos esmeraldas se ven vacíos.

Corresponde el lazo de su amiga de igual manera y acaricia su cabello—. Danna, tus ojos también son hermosos cuando no brillan.

—¿Qué dices, Ann? —Su risa se torna nerviosa—. Yo siempre brillo, soy la perfecta Danna. —Besa su mejilla—. Y eres mi Annie.

Annie se acerca al oído de su amiga y pronuncia en voz baja como tratando de que el universo no la escuche—. Tengo trastorno de la personalidad disociativo o eso dice la doctora.

Danna se nota alegre a pesar de la noticia, como si no fuera importante el problema, sino que ya lo conoce "oficialmente"—. No fue tan difícil. —Acaricia el cabello de Annie como si de una recompensa a un perro se tratase—. ¿Soy la primera persona a la que le cuentas?

Annie está temerosa de su reacción, pero por algún motivo le molesta ver tan calmada a su amiga, últimamente le cuesta saber qué pasa por su cabeza o cómo realmente se toma las cosas.

—Sí, eres la primera ¿No te preocupa? Estar al lado de alguien que tiene este tipo de problemas mentales...

Danna evalúa la situación y suelta el hilo—. Ya lo sabía.

—¿Qué? ¿Cómo? —El corazón se le acelera, siendo esto perceptible para su compañera por la cercanía de su cabeza al pecho de Annie.

—Hace unos meses. —Puede decir tantas cosas, puede decir que sabe todo, lo de Zack, Dévora, Nathaniel, su padre, su madre, pero no, no es conveniente—. Conozco a Zack y a Anastasia, no he podido ver a la del club. Solo he hablado unas pocas veces, y nada importante. No quería dejarlo ver hasta que te decidieras a contarme, por si no estabas cómoda.

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