Episodio 30

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Ya había llegado el mes de marzo, nuevamente el tiempo parecía ir muy rápido, Nazi se encontraba ocupado como de costumbre sin enterarse de fechas especiales, para él solo eran una pérdida de tiempo pero para cierto soviético no, este último había decidido darle una visita sorpresa al alemán en sus tierras, esta vez iba encubierto, había viajado en una avión privado alegando ser un empresario que esperaba trabajar con las fuerzas alemanas en un futuro cercano, o al menos eso dijo uno de sus hombres que iba de encubierto como su asistente para no levantar tantas sospechas en los de raza aria.

¿Por qué estaban siendo tan precavidos? Pues los soviéticos tenían restringida la entrada al país gracias al último pacto firmado entre el Imperio Japonés y ThirdReich. Urss por supuesto no estaba de acuerdo con esto, y quería preguntarle las razones a Reich cuando lo viera ese día, preguntarle si había sido él o su otro yo.

Que, por cierto, ya tenía a varios psicólogos, psiquiatras y químicos farmacéuticos trabajando en alguna cura o medicina para la condición de Reich, se lo había prometido después de todo, aunque por el momento no había tenido éxito alguno. Se sentía enfadado con esos resultados, pero era de esperar, después de todo es algo psicológico y también dependiente de la situación de su gente, aunque Reich era el primer caso de un país con doble personalidad cosa que a los psiquiatras que trabajaban para él les llamaba la atención, querían conocerlo y hacerle una entrevista si pudieran, pero la mirada hostil y enfurecida del soviético al oír la petición les hizo callarse olvidándose del tema de inmediato. Urss les advirtió que, si algo de esto salía a la luz, el personalmente se haría cargo de callarlos para siempre. Era una persona que solo se comportaba amable con aquellos a los que amaba después de todo.

Bajó del auto que los transportaba una vez estuvieron frente a la mansión del alemán, el soviético con una jaula en sus manos mientras su asistente iba a conversar con los guardias de la mansión para que les permitieran la entrada. Uno de los guardias alemanes les dijo que esperaran mientras el otro se acercó a la jaula para ver si traían algún arma que pudiese dañar a su líder. El soviético dejo que le inspeccionaran y también a la pequeña jaula, el guardia solo sonrió levemente al ver el contenido de la jaula y luego inmediatamente volvió a su expresión neutra.

Nazi escuchó los golpes en su puerta cosa que le extraño, que sepa ese día no tenía que recibir ningún informe o invitado, pero de todos modos dejó que el guardia abriera la puerta.

Nazi: Was ist los? –(¿Qué está pasando?) preguntó una vez vio al guardia de pie en su puerta con un saludo militar-.

Guardia: Anführer, jemand hat Sie besucht und gesagt, er bringt Ihnen ein besonderes Geschenk. –(Líder, alguien vino a verte y dijo que te traían un regalo especial.) respondió sin quitar su postura firme-.

Nazi: Was? –(¿Qué?) respondió confundido-.

Comenzó a indagar sobre quien podría ser y sobre la fecha actual, pues no sabía cuál era la ocasión especial como para traerle un regalo. Miró el pequeño calendario en su pared izquierda, 23 de marzo, abrió los ojos sorprendido ¡su cumpleaños! Estaba tan centrado en su trabajo que no se le había olvidado por completo, además de que últimamente su cuerpo se sentía agotado, hasta casi enfermo, no solo por las montañas de trabajo sino porque hacia turnos con Reich quien se encargaba de los niños cuando la niñera no estaba.

Guardia: Was sollen wir tun, Führer? –(¿Qué debemos hacer, líder?) preguntó mirando al joven alemán-.

Nazi: Zuallererst, wer ist es? –(En primer lugar, ¿Quién es?) volvió su mirada al guardia que estaba en su puerta-.

Guardia: Wir wissen es nicht genau. Er sagte uns, es sei "das große Rot". –(No lo sabemos con certeza. Nos dijo que era el Gran Rojo) respondió-.

Nazi abrió sus ojos un momento con sorpresa, ¿qué hacía este sujeto aquí sin previo aviso? Se encontraba en problemas, debía hablar con Reich de inmediato y recordarle lo que sucedería si abría la boca. Pensó que, si los echaba, así como así levantaría las sospechas del soviético, cosa que no quería por ahora.

Lo que el destino depara. T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora