Episodio 37

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Abrió los ojos cuando comenzó a sentirse demasiado observado, miró a su costado y el joven alemán estaba mirándole fijamente sin moverse a su lado, su respiración era tranquila y sus labios aún seguían un poco hinchados por los besos que compartieron antes en ese momento fogoso.

URSS: ¿Buenos días? -dijo con voz adormilada aún mientras se fregaba los ojos-.

ThirdReich: Son las 3 de la tarde recién Urss

URSS: ¿De verdad? Creí que habíamos dormido por más tiempo y solo fueron unas 4 horas -soltó un bostezo y volvió a mirar a su lado notando algunas manchas de sangre en las sábanas y almohadas-. ¡¿Estás herido?!

ThirdReich: Tú también -apunto con su mano herida a la del soviético, donde se veían claramente los dientes del menor marcados-. Estaba demasiado cansado para notarlo, pero olvidamos limpiar y vendar estas heridas -intentó levantarse haciendo una pequeña mueca y soltando un pequeño quejido se volvió a desplomar-.

URSS: ¿Estás bien? -le miró preocupado, tomando la mano herida que seguía cubierta por el guante negro, quitando este último con cuidado-.

ThirdReich: No estoy bien me duele el trasero y mis piernas siguen débiles

URSS: Lo siento, déjame tratarte esta herida y traer algunos analgésicos para que estes menos adolorido -sonrió dejando un pequeño besito sobre los labios del menor y luego se levantó colocándose una camiseta y partir al baño-.

ThirdReich: . Mierda esto si duele -murmuró bajito mientras cubría sus ojos con su antebrazo-.

El soviético busco en su repisa, algunas vendas y medicamentos, sus hijos se enfermaban o se herían jugando seguido, por lo que tenía bastantes medicinas. Tomó unas vendas, desinfectante y las pastillas para el dolor más un vaso de agua limpia, tenía manos grandes por lo que no era problema llevar todo al mismo tiempo. Cuando regresó a la habitación, dejó las cosas sobre la mesita de noche junto a la cama, donde vio a su amado sentado en la cama con la espalda apoyada en la cabecera, se había quitado ambos guantes y los había colocado ordenadamente sobre la otra mesita de noche.

URSS: Traje todo lo necesario -sonrió mientras se sentaba a su lado en la cama y tomaba primero el desinfectante con las vendas-. Tratemos tú herida primero. -extendió su mano hacía el menor esperando recibir la suya-.

ThirdReich: Eres un sobreprotector, ya no está sangrando -dijo, pero aun así extendió su mano herida hacia él-.

URSS: Siempre pienso que no te cuidas lo suficiente. -afirmó su mano con cuidado, luego sumergió un poco de gaza en alcohol y con el mismo comenzó a limpiar la herida-.

ThirdReich: Esto es una pequeñez Urss, ¿debo recordarte cómo me la hice? -levantó una ceja divertido-.

URSS: -Se ruborizo levemente, tosió falsamente-. Lo siento por eso, supongo que estaba demasiado emocionado. -una vez terminó de limpiar la herida procedió a vendarla con cuidado-. Listo. -sonrió satisfecho por lo que había hecho-.

ThirdReich: Gracias. Ahora déjame hacer lo mismo para ti -sonrió tomando su mano herida-.

URSS: Ah, yo estoy bien, esto ya no duele nada y dejó de sangrar hace mucho. -vio como su pequeño trató de alcanzar la gaza y los otros objetos con una expresión adolorida, por lo que acercó rápidamente esas cosas hacia él-. Deberías habérmelo pedido Reich -le miró un poco preocupado-.

ThirdReich: Sigues preocupándote demasiado Soviet. -tomó las cosas y las preparó, limpiando la herida con cuidado, quitando la sangre seca y luego vendándola-. Y así de rápido se cura una herida, asegúrate de que tú médico a cargo revise la herida de vez en cuando.

Lo que el destino depara. T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora