Episodio 3

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"Reich...

¡Reich!

¡Reich no debes!

¡No debes junt-!"

ThirdReich se despertó un poco exaltado, pero no al punto de sentarse en la cama (como en las películas), se quedó recostado sin moverse de la posición que tenía mientras dormía, mirando el techo de la cama, había reconocido esa voz que empezó por escucharse lejana hasta finalmente escucharse como si la tuviese al lado justo hablándole en el oído, pero era imposible, estaba solo en esa gran habitación y sabía que los pocos sirvientes que había en la mansión no se atreverian a entrar sin llamar antes y obtener el permiso del Nazi. La voz que escucho fue reconocida como la de su difunto padre y eso le hizo tener la cabeza llena de dudas, ¿porque le llamaba? ¿Qué era lo que no debía hacer? Estaba confundido...

Se sentó en la cama después de pensar un rato, miró la hora en el reloj apoyado en la mesita de noche, 6:45 am, normalmente se despertaba a las 7:00 justas para ducharse, desayunar y finalmente irse a trabajar. Reich soltó un gruñido, solo fueron 15 minutos antes pero igual le molestaba no haber dormido sus horas de sueño completas. Sin más, se levantó dirigiéndose al baño para darse una ducha corta como siempre hacía, salió con una toalla en la cintura dejando ver algunas cicatrices, eran muy pocas y pequeñas, pero ahí estaban, repartidas por su torso. Buscó uno de sus uniformes militares limpios en el clóset y se vistió con él, se colocó su sombrero para luego bajar a la cocina siendo atendido de inmediato por una sirvienta quien sin demorarse mucho le llevó el desayuno a la mesa.

Reich desayuno en silencio, luego fue a su oficina para tomar la carpeta con documentos que había traído el día anterior y bajar nuevamente para irse al Palacio Bellevue, todos allí le saludaron de manera respetuosa dándole los buenos días a su líder. Sabía que estar a cargo de un país entero era muy tedioso y usaba mucho de su tiempo, pero debía hacerlo, debía levantar al país nuevamente y llevarlo más arriba si podía. Nuevamente se encerró en su oficina para revisar papeles y firmar algunos, el sonido de la pluma escribiendo sobre los papeles que revisaba, era lo único que se oía en esa oficina, Reich no podía estar más concentrado en lo que hacía, ni cuenta se dio cuando ha habían pasado 3 horas desde que llegó a las 7:40 y ahora casi las 10 de la mañana, había estado así sin parar casi, a excepción de pocos minutos en los que se detenía para mover los dedos de la mano que afirmaba la pluma y suspirar con un poco de cansancio, solo eso hacía antes de retomar su labor de firmar y revisar papeles.

Poco sabía que un peculiar ruso ya había llegado al aeropuerto de Berlín hace solo unos minutos luego de tomar el avión en Moscú a las 7:30 am. El soviético de ushanka y abrigo largo color café, se paseaba por la calle cercana al aeropuerto con un destino en mente, le tomó unos 30 minutos llegar lo más cerca posible del palacio donde supuso que estaba el jóven al que buscaba, pues las banderas rojas con cierto símbolo le delataban. Cuando iba a poner un pie dentro del terreno fue detenido de inmediato por dos guardias que le pidieron identificarse más sus razones para estar ahí.

URSS: Я прихожу в гости к вашему правителю -(Vengo a visitar a su gobernante) respondió simplemente URSS, sacando un papelito de un bolsillo de su maleta y enseñandoselo a los guardias, estos se pusieron nerviosos, pues no hablaban con cualquier persona, sino que con el representante y líder de la Unión Soviética. URSS los escuchó discutir entre ellos en alemán, poco entendía, pero gracias a que vivió con un alemán en su niñez logró entender que querían avisarle a su líder la llegada del soviético-. No será necesario -se apresuró a decir-. Quiero darle una sorpresa, pero pueden seguirme para vigilar que no haga nada sospechoso -sabía perfectamente que no podía pasearse solo por ahí como quería, menos sabiendo la historia que tenían ambas naciones en el pasado, podrían tratarle de espía y arrestarlo de inmediato-.

Los soldados aceptaron aliviados lo que el soviético había sugerido, de esa manera no se meterian en problemas, sin esperar mucho tiempo más escoltaron al ruso por el Palacio con tranquilidad y precaución, vigilando cada cosa que hacía URSS, este no podía quejarse pues estaban en su derecho. No tardaron mucho en llegar a la oficina que usaba el líder Nazi, uno de los soldados tocó la puerta esperando la respuesta del jóven gobernante.

ThirdReich: ¡Vorwärts! -se escuchó desde dentro de la oficina, el soviético no lo demostró, pero se había puesto un poco nervioso. El Nazi escuchó como habrían la puerta pero no despegó sus ojos del papel en sus manos como acostumbraba, oyó a los soldados saludarle al unísono y sin mirarles preguntó-. ¿Qué sucede? -escuchó a uno de los soldados comenzar a hablar pero ser interrumpido apenas pronunciadas dos palabras-.

URSS: al menos despega los ojos de ese papel por un rato ¿puedes? -pidió el soviético mientras veía como el más jóven se tensaba levemente al oír su voz-.

ThirdReich: -soltó la hoja dejándola sobre el escritorio para luego levantar la mirada en un movimiento lento-. URSS... ¿Qué haces aquí? -preguntó haciendo un movimiento con su mano para ordenar a los soldados que se retiraran para dejarlos solos-.

URSS: ¿no te llegó la carta que te envié? -preguntó mientras miraba a los soldados salir de la oficina cerrando la puerta y así volvió a mirar al jóven-. Ahí avise de mi visita, me sorprendió un poco que ningún soldado lo supiera...

ThirdReich: Oh, esa carta -la recordaba perfectamente pero no quería admitir que pensó en ella por bastante tiempo el día anterior-. No creí que vendrás justo al día siguiente de que me llegará -admitió pues si había sido muy rápido-.

URSS: Vaya, se nota que no recuerdas lo rápido que soy para actuar -sonrió levemente acercándose al escritorio luego de dejar la maleta en el suelo-.

ThirdReich: Tienes razón -siguió con la mirada a URSS hasta que se detuvo frente a su escritorio-. No lo recordaba, pues no creí que volviéramos a hablar una vez regresara aquí.

URSS: Me dueles ThirdReich -bromeó un poco, pues notaba que había un poco de tensión en el ambiente y su viejo amigo estaba siendo muy cauteloso-.

ThirdReich: Sólo estoy diciendo la verdad como siempre hago, deberias recordarlo también ¿no? -respondió el nazi sonriendo algo burlón-.

URSS: -río levemente antes de hablar-. Tienes razón, siempre fuiste así, desde que tenías 5 años ha era un pequeño travieso que adoraba pelear conmigo -esta vez el soviético sonrió burlón-.

ThirdReich: Ugh... No necesitaba recordar eso -se quejó ocultando lo más que pudo su vergüenza por su comportamiento de niño con el soviético-.

URSS: -nuevamente rió un poco-. Bueno, volviendo dos al tema de mi visita, tenemos que celebrar tu ascenso al poder, dije en mi carta que por eso vendría y cumpliré mi palabra -sonrió el ruso-.

ThirdReich: Me niego, ahora mismo no tengo tiempo para ninguna celebración y realmente no sé cuando lo tendré -dijo algo cortante el menor de ambos-.

URSS: Huff~ eres tan frío, pero en ese caso me quedaré aquí hasta que tengas tiempo -sentenció el mayor-.

ThirdReich: ¿Qué no tienes cosas que hacer también? En la Carta decías que no era fácil el trabajo ¿no? -sonrió burlón-.

URSS: Oh, entonces si recuerdas lo que decía en la carta que te envié -sonrió burlón también-.

ThirdReich: No cambies el tema -nuevamente intentando disimular su vergüenza, odiaba como el ruso lograba darle la vuelta a la situación quedando a su favor-.

URSS: Si bueno -volvió al tema-. Avance mucho trabajo por dos semanas sin descanso y ahora tengo la misma cantidad de días libres -explicó-.

ThirdReich: Eso no cambia el hecho de que yo no tengo tiempo como tú -insistió, para él era un poco incómodo tener que celebrar algo con el comunista-.

URSS: Sé que te organizadas para tener al menos un día libre, eres inteligente, no me hagas pensar lo contrario por favor -sabía perfectamente que el alemán no dejaría pasar esas palabras y por eso las había soltado-.

ThirdReich: Scheiße... -(Mierda...) murmuro con el ceño fruncido el de traje militar-. Bien maldición, encontraré algo de tiempo para ti pero no me molestes más, estoy ocupado -miró los papeles en el escritorio y tomó su pluma para reanudar el trabajo-.

URSS: -sonrió levemente victorioso y se sentó en un pequeño sofá que había ahí para esperar al jóven-.

Lo que el destino depara. T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora