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-¿Quieres otra porción del pastel de queso?-preguntó la abuela.

Habían pasado dos días desde que llegué a Greenville y pasaron sin penas ni gloria. Aunque la abuela se había dedicado a decirle a todas sus amigas de la iglesia que yo estaba en el pueblo viviendo por algún tiempo, es por eso que insistía en que debía acompañarlos.

El abuelo por otro lado se encargaba en decirme todo el tiempo lo feliz que se sentía de tenerme cerca y eso me hace sentir una inmensa felicidad. No puedo decir que no he pensado en Thomas y lo que pasó, y en el hecho de que esperaba que me buscara para darme alguna explicación y eso no pasó.

La abuela sacó el tema a colación la primera noche que llegué y tuve que confesar la verdad, aunque a medias, lo cual es estúpido porque sentía que de alguna forma omitía información para no dejarlo tan mal con ella.

-Te mereces a alguien que te quiera por completo, no a medias ni a ratos... Eres nuestra persona favorita en el mundo y no solo porque seas nuestra nieta, pero tienes un corazón enorme, te mereces un amor de películas.

reí amargamente mientras las lágrimas amenazaban en salir.

-¿Y si el problema es que tengo demasiadas expectativas?-pregunté

-Cuando llega el indicado, supera las expectativas... Así fue conmigo y tu abuelo-sonrió de forma tierna- Y ese chico no era el indicado... siempre lo supe.

Me regaló un abrazo maternal que me reconfortó como no tenía idea que lo necesitaba.

-Aquí en Greenville hay chicos muy buenos... yo podría presentarte a algunos-dijo ella sonriendo con burla.

-Abuela, quiero estar por mi cuenta por algún tiempo-reí- sabré si intentas algo

Y esa noche había abierto mi corazón.

No volvimos a tocar ese tema, ya que buscaba superar el tema y mantener mi mente ocupada.

Había ahorrado lo suficiente para poder vivir cómodamente algunos meses, sin preocuparme de un trabajo estable. En ese entonces no sabía que terminaría aquí, y este dinero estaba destinado a unas vacaciones de lujo con Tom, pero el destino me tenía preparada otra cosa.

Al principio gasté mucho dinero en compras sin sentido, buscando darme lujos que no me permitía, así que compre carteras y ropa interior de marca, con el fin de hacer una terapia en mí... Palabras de Nora, no mías.

-Estos días buscaré un lugar donde poder quedarme estos meses-dije a mis abuelos, quienes me miraron resignados.

-Puedo ayudarte en eso-dijo el abuelo- Quiero que vivas tu vida normal, y no amarrada a unos viejos que su mayor diversión es escuchar música clásica en las tardes.

reí con gracia, no era algo que me molestara hacer.

-Vi un lugar en internet que se ve bien, es un departamento en el centro.

-Debe ser ese lugar donde vive el hijo de Liz-mencionó la abuela.-Un muchacho muy apuesto.

-Abuela...-mencioné riendo.

-Tu encontraste el lugar... yo solo digo que podrías ver al menor de los Hemmings.

-Rose, deja a la niña en paz-intervino el abuelo.

El abuelo me acompañó a ver el departamento, que tenía dos habitaciones que me parecían perfectas, una podía ser mi dormitorio y la otra mi oficina donde poder trabajar. El lugar era amplio y con una decoración rústica que me encantaba. El precio estaba bueno y dentro de mi presupuesto y eso me dejaba espacio para poder comprar muebles a mi gusto.

El abuelo mencionaba que era un buen lugar donde poder vivir y quedaba muy cerca de su casa, lo que era aún mejor para mí y para ellos. Así que firmé un contrato en ese instante con el fin de poder reservar el lugar.

-¿Estará el hijo de los Hemmings aquí?-preguntó para sí mismo el abuelo- de vez en cuando me ayuda en algunos trabajos.

-Que noble-comenté.

Mis padres siempre quisieron tener un hijo, pero siempre tuvieron embarazos de riesgo que terminaban en abortos espontáneos, por lo que una vez que pudieron tener un bebé, optaron por no volver a correr riesgo y solo quedarse conmigo.

Imagino que si hubiese sido un hombre, podría haber ayudado yo a mi abuelo en cosas más manuales y no estarían hablando sobre ese chico.

Cuando llegamos de vuelta a casa, me senté a revisar mi correo electrónico para ver qué sucedía en el mundo exterior.

Promociones llenaban mi buzón, nada interesante.

Redes sociales no mostraban nada nuevo salvo fotos de Nora con su hija, esa niña estaba cada día más grande. Con respecto a Tom, estaba bloqueado de todos lados, y aunque me moría de ganas por saber que era de su vida y si ya estaba saliendo con alguien más, me contuve.

Todo un éxito para mí.

Cuando llegó la hora de dormir daba vueltas en mi cama sin poder conseguir el descanso que mi cuerpo necesitaba.

Las palabras de mi abuela rondaban en mi cabeza. ¿Algún día podría encontrar a la persona correcta?

Prohibido l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora