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La noche transcurrió tranquila luego de dejar a Luke y con los chicos nos quedamos por algunas horas más hasta que ya todos muy cansados decidimos que era hora de irnos.

-¡Te has lucido trayéndonos a este lugar, Josephine!-dijo Zed.

Estábamos pidiendo uber para volver cada uno a su casa.

"Vuelve a casa conmigo" llegó un mensaje de Luke a mi telefono, que me hizo sonrojar, gracias a Dios, mis amigos no lo notaron.

Miré con disimulo a todos lados pero no encontré.

"Bien" mandé de vuelta.

-Será tan divertido burlarme de ustedes el lunes -le hablé a los chicos- Esta noche me han dado bastante material.

-¿Me declaras la guerra, señorita?- jugueteo Zed.

Asentí divertida.

Me acerqué a Jenna y nos separamos del grupo para poder hablar mejor. Le conté que volvería a casa con Luke y por supuesto que ella chilló de emoción aunque le aclaré que entre nosotros solo había amistad.

Una rara, pero de todas formas no pasaría a más de eso.

-¡El lunes debes contarme todo!-dijo ella.

-No va a pasar nada-dije rodando los ojos- Así que no te entusiasmes.

-Nos vemos en el gimnasio antes del trabajo-dijo ella y beso mi mejilla.

entre cerré mis ojos, ella sabía la tortura que significaba para mí ir al gimnasio.

Me había estado acostumbrando y también me empezaba a gustar un poco, de a poco el dolor en mis músculos fue desapareciendo y ya no me cansaba tanto como el primer día, pero ellos insistían en que hacer deporte por las mañanas era lo mejor que podía pasarles.

Para mí, ellos eran sádicos.

Cuando estuve sola, y los chicos se habían ido, sentí una mano que me jalaba y unos fuertes brazos me aprisionaban.

Luke estaba ahí, guiándome a caminar junto a él. Tenía una sonrisa en su boca provocativa.

-¿Vamos?

Asentí.

Caminamos en silencio a nuestro edificio, él no había soltado mi mano y yo no quería despegar nuestro tacto.

Supongo que él traía muchas chicas a casa, ya que es el tipo de hombre que podía tener a cualquier chica, como aquella modelo de horas antes, es guapísimo y él lo sabe, tiene muy claro que con una sonrisa cualquier mujer podría caer rendida a él.

Hasta yo aveces sentía desfallecer cuando me daba esas miradas intensas, con sus ojos azules.

Pero no quería ser otra mujer en la lista de sus conquistas. Mi corazón ya estaba roto como para seguir pisoteandolo aún más... eso me lo había prohibido.

Cuando llegamos al edificio, subimos los escalones en silencio, sintiéndome torturada con aquellos tacones que usaba.

-Espera-susurré.

Me afirme en su hombro y quite mis zapatos, sintiendo alivio en mis pies.

-Ya no eres tan alta, eh-dijo mirándome hacia abajo.

-No te burles-dije intimidada por su gran altura.

Cuando iba a seguir mi camino escaleras arriba, Luke se acercó aún más a mí y me cargó en sus brazos.

Chillé al no sentir mis pies en el suelo.

-¿Cómo vas a caminar descalza? Te vas a resfriar-dijo él.

Pasé mis brazos al rededor de sus hombros acomodándome.

-Tú solo quieres ver por mi escote-me burlé.

-Es verdad.

Cuando llegamos al tercer piso, hizo una maniobra rápida y abrió la puerta de su departamento, y entró conmigo aún en sus brazos, dejándome en el cómodo sofá que tenía.

Había estado antes en su departamento, aunque solo por algunos minutos, nada realmente importante.

-Me siento agotada, ha sido un largo día- sonreí.

-No mentía antes, Hale... te ves deslumbrante.

Rodé los ojos, que adulador.

-Jenna se lleva todo el crédito, ella fue quien me arregló esta noche.

-Estas exquisitas -Dijo él con su mirada intensa, y sus pupilas más dilatadas.

Sentí que los vellos de mis brazos se erizaban al verlo tan sexy, tan seductor... como un león seduciendo a su presa antes de devorarla.

-Creo que debería marcharme, ya es tarde.

-Quédate conmigo-rogó acercándose cada vez más a mí.

Sentía como mi pulso se aceleraba e inconscientemente mordía mi labio.

-No creo que sea una buena idea, Luke.

El guardó silencio.

-De todas formas, aún debo desmaquillarme -Sentí la necesidad de excusarme. -Mañana nos vemos, Hemmings.

-Esta bien, para otra ocasión entonces.

Me paré y con la excusa de despedirme, lo abracé y besé su mejilla. Me tomé mi tiempo en esta tarea, luego corrí a la salida para entrar en mi hogar.

Cerré con llaves ya que todo en mí quería volver y caer en sus encantos pero aún con lo poco y nada que me quedaba de autocontrol sabía que si eso pasaba, me arrepentiría luego y las cosas nunca volverían a ser iguales.

Busqué en mis cosas mi teléfono para ver la hora, y casi me da un pequeño infarto al ver un mensaje que tenía de hace algunos minutos.

"Hey Josephine, soy Thomas. Espero que te encuentres bien donde sea que estés, te escribo porque hay unas cosas y libros que tienes que me pertenecen y realmente necesito. ¿Es posible que podamos juntarnos por esas cosas y hablar?.

Espero tu respuesta. Besos"

Con el corazón en la mano, releí el mensaje una y otra vez sin poder dar crédito a lo que mis ojos veían.

¿Tom realmente me había escrito después de 5 meses?

Saqué un screenshot de aquel mensaje y le mandé la captura a Nora, esperando que apenas despertara viera aquel mensaje.

¿Qué iba a responderle de todas formas?

No me emocionaba hablar con él y mucho menos en persona, ya no tenía sus cosas, estaba segura que se las había entregado, a no ser de que el adorado libro arquitectura se hubiese mezclado con los que lleve a la casa mis padres, de todas formas.

Entonces si era así, peor.

No quería que mis padres lo vieran ya que mi madre en particular lo amaba, y hablaría de más con el fin de hacer una reconciliación. De eso no había ningún chance.

Si me hubiese buscado quizás si lo hubiese reconsiderado, pero nunca trato de llegar a mí y aunque estuviese bloqueado de mis redes sociales hay formas de poder llegar a una persona si uno quiere.

Tom debía quedarse en el pasado y si debía volver a Nuevo York por una cita exprés, tendría que hacerlo.

-¿Por qué después de tanto tiempo?-me quejé sola en mi cama.

Con Luke y su proximidad esta noche ya había logrado desestabilizarme, pero Tom logró darme un golpe bajo con su mensaje.

Prohibido l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora