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Sentí la alarma de mi teléfono y me paré a duras penas de mi cama.

Hoy comenzaría a trabajar en el hospital de Greenville y pese a estar bien económicamente, estar todo el día sin hacer nada me había aburrido.

Las primeras semanas no, claro. Pero luego de un tiempo, necesitaba volver a una rutina.

Me di una ducha rápida y me puse el uniforme clínico y una sudadera, ate mi cabello y tomé mi bolso mientras miraba la hora. Mierda era el primer día y llegaría tarde.

Salí de la casa y mientras bajaba las escaleras me encontré a Luke y la morena que había visto la otra vez.

Desde que salimos nuestra relación de amigos-vecinos se ha mantenido a raya. Hablamos y de vez en cuando él me golpea la puerta para tomarnos una taza de café.

Perdí en el juego de cartas y tuve que pagar con la cena y comprar una pizza familiar para ambos.

-Acabo de descubrir una nueva fantasía sexual-dijo burlón.

-Hoy no puedo soportar tu carácter de mierda -dije pasando por su lado.

Él rió y vi como la morena me miraba mal.

Estaba segura de que ellos eran algo más de lo que aparentaban.

-¿A dónde vas así?-preguntó curioso.

-Hoy empiezo a trabajar-grité corriendo por las escaleras.

En mi vehículo me apresuré a llegar, y pese a que el hospital no quedaba lejos de donde vivía, había un tráfico horrible que no me permitía avanzar.

Cuando logré llegar, me apresuré en buscar a la persona de recursos humanos que debía presentarme.

Era una señora amable que no dijo nada por mi tardanza de cinco minutos y que me mostró el hospital completo. Donde se encontraba el área de urgencias, especialidades, exámenes y hasta donde sería mi área: Rehabilitación.

-Esta es el área donde trabajarás-dijo ella.

Entramos y vi un equipo atendiendo a pacientes, veía a las personas riendo y se notaba que era un buen ambiente laboral y esperaba no estar equivocada.

-Doctor Hood-llamó ella.

El Doctor Hood se acercó a nosotras y me sonrió.

-Hola Emma- abrazó a la mujer que estaba a mi lado- Que bueno que nos bendices con tu presencia.

-Usted es muy adulador, Doctor-rió ella- quiero presentarle a la señorita Josephine Hale, es la terapeuta que trabajará en el reemplazo.

-Es un gusto ver caras nuevas por estos lados. Soy Calum Hood-se presentó él.- No hay necesidad de tantas formalidades, todo el equipo es joven, espero que te sientas cómoda trabajando con nosotros.

Una vez que nos presentaron, el doctor se encargó de que todos me conocieran, incluído los pacientes quienes eran personas mayores en su mayoría. En el equipo estábamos el doctor Calum, Jenna que es la enferma, Zed el fisiatra y yo.

-Tengo muchos pacientes que derivarte-dijo Zed.

-Para eso estoy-bromeé.

Pasamos toda la mañana con pacientes y de vez en cuando quedaba libre y Jenna me enseñaba cosas administrativas, así que no podía quejarme.

A la hora del almuerzo tuve que salir a comprar algo ya que salí tan temprano que olvidé la comida. Revisé los mensajes que tenía en mi teléfono y me reí.

"¡Buena suerte nena!" Había escrito Nora.

"Hola cariño... ¡Esperamos que tengas un buen día! Llámanos para contarnos cómo te fue" decía el audio que mi abuelo había enviado.

Sonreí al ver cómo se preocupaban por mí.

-Hola Jo-saludó Calum sentándose a mi lado.

-Hola Doctor Hood.

-Solo Calum, por favor-pidió y asentí- ¿te ha gustado el trabajo?

-Bastante-admití- Es realmente bueno volver al ruedo.

-¿Donde trabajabas antes?-preguntó curioso.

-Nueva York, en el Presbyterian.

-¡No puede ser!, hice mis pasantías ahí

Era bueno poder conocer a más gente, y sobre todo tener de qué hablar con alguien.

-¿Cómo es que no te vi antes?-preguntó.

-Llegué aquí hace poco más de un mes-dije restándole importancia.

-¿Y conoces a alguien aquí?

-Tengo a mis abuelos, Rose y Landon Hale, además conocí a un chico pero no sé si realmente cuanta-reí- Luke es algo... ¿Idiota?.

-Luke... ¿Hemmings?

-Veo que es realmente famoso aquí- Entonces quise saber más de él.

-Luke fue amigo mío en la preparatoria. Fue a Harvard y se graduó en derecho con honores... Es realmente un genio. No sabía que estaba aquí de nuevo. Éramos cuatro de hecho, Luke, Michael, Ashton y yo.

Quedé realmente impresionada con esta nueva información. No es que pensara que mal de Luke, es solo que nunca había mencionado algo sobre lo que hacía, salvo algunas cosas que le gustaba hacer.

La última paciente que debía llamar era Liz Hemmings. Al menos una cara conocida en mi primer día.

Apenas me reconoció me envolvió en sus brazos contenta. Fue bastante incómodo y cómico ya que mis compañeros se rieron de ese momento. Cuando le indiqué que pasara a mi box para tener más privacidad.

-¡Josephine!, No pensé que te vería aquí.

-Estoy tomando un reemplazo así que al menos los próximos tres meses tendrás que atenderte conmigo-dije amable.

-¡Claro!, Hay un dolor que tengo en mi hombro y me duele cuando intento levantarlo.

Asentí y capté lo que pasaba ahí.

-El problema lo tenemos en el músculo supraespinoso que es el encargado de elevar el brazo-hice una demostración- Así que ya sé como poder ayudarte, pero debes ser constante en las sesiones.

-Lo prometo.

Luego de realizar la sesión completa de alrededor de 35 minutos, deje ir a Liz no sin antes despedirse de mí de la misma forma en que me había saludado, estrechándome en sus brazos con cariño maternal.

El día se terminó y todo el equipo lo agradeció.

-¡Adiós chicos, nos vemos mañana!-dije despidiéndome con la mano a todos.

El día había sido bastante relajado, pero aún así me sentía cansada ya que había perdido el ritmo de trabajar todo el día. Pero de todas formas me gustaba mi trabajo y volvía a sentirme yo poco a poco.

Fue una satisfacción enorme.

De camino a casa estacioné mi auto en el mismo lugar de siempre y me sorprendió ver a Luke sentado en las escaleras afuera del edificio donde ambos vivíamos.

Acomodé mi bolso en mi hombro y me acerqué a él.

-Te ves sexy en ese uniforme-dijo sonriendo de lado.

-Deja de decir comentarios como esos-reclamé.

-Mi madre me llamó apenas salió de tu box.

-Claramente tus modales no los heredaste de ella-rodé los ojos.

-¿Quieres venir a comer a mi departamento?

-Nop-dije como niña pequeña.

-Tengo pizza, con pepperoni-dijo sonriendo.

-Tú ganas-sonreí.

Ambos subimos corriendo las escaleras en una competencia por quién llegaba primero.

Prohibido l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora