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-Nunca creí ver el día en que Luke Hemmings sentara cabeza.

Aquí estábamos, cenando con el señor Gordon y su hija. Pese a que intentamos zafarnos de ellos, el hombre resultó ser una persona muy insistente. Se quedó esperando a que pidiéramos nuestra habitación y por consecuencia Luke tuvo que pedir una habitación matrimonial para ambos, así no descubrían nuestro engaño.
-¿Qué puedo decir?-él rio y tomó mi mano.-Mi querida me robó el corazón.

Lauren no parecía muy contenta con tanta muestra de amor de parte de Luke hacia mí y no podía culparla, era bastante raro verlo así.

-¿Y cómo se conocieron?

Estaba tomando un sorbo de la copa de vino cuando sentí todas las miradas en mí.

-Iba sin mirar y choqué con él, y cuando me estaba mudando chocamos nuevamente en el edificio, vivíamos uno al lado del otro.

-Vaya… ¿quién lo diría?-se rio el señor Gordon.

-La verdad es que en el edificio la vi y fingí chocar con ella solo para que charláramos una vez más. Funcionó.

Reímos y lo miré. Parecía que esa parte de la historia no era mentira.

-Josephine, pero si están casados… ¿Dónde está tu anillo?-preguntó Lauren quien se había mantenido en silencio durante mucho tiempo.

Ella no lograba verse convencida de que Luke y yo fuéramos marido y mujer. ¿Era por ella la mentira, acaso? Se veía que estudiaba muy bien la situación y no tragaba del todo la farsa que estábamos montando. Debíamos actuar mejor.

-¡Oh…!-reí y me afirme en el hombro de mi falso marido- Es que trabajo en un hospital y mientras trabajo no puedo llevarlo puesto y cuando nos escapamos este fin de semana aquí no recordé ponérmelo.

-Esa cabecita tuya…-dijo Luke inclinándose a besarme la frente.

Sonreí por lo tierno que fue el gesto y complacida por esta faceta.

Desde que nos habíamos besado esa noche en su cama, habíamos trazado una línea invisible donde nos habíamos distanciado un poco o al menos así lo sentí. La cena pasó más rápida de lo que esperaba y finalmente nos despedimos del señor Gordon y su hija y tomados de la mano, caminamos al ascensor para finalmente subir a la habitación.

Cuando llegamos me senté en la cama y desabroché mis zapatos para poder estar descalza finalmente. Había sido un largo viaje y solo deseaba poder descansar.

-¿Tu esposa?-pregunté

-El señor Gordon fue mi profesor y siempre insistió en que saliera con su hija… creí que la única forma de terminar con eso era matando todas sus esperanzas.

-¡Podrías haber sido directo!

-Sí, pero fue divertido fingir-dijo él inocente- ¿Tienes alguna queja señora Hemmings?

Tomé una almohada y se la tiré al cuerpo y él la esquivó con mucha agilidad. Sabía que esa sonrisa era por algo más que la simple broma de la almohada. Me estiré en la cama y vi como él se acercaba a mí y se recostaba a mi lado.

-¿Podemos saltarnos a la parte del matrimonio donde se engendran a los bebés?-dijo él.

Abrí los ojos muy grandes cuando dijo eso solo atiné a golpear su hombro indignada mientras él soltaba una risa muy alegre.

-¡Luke!-chillé- ¿Acaso quieres dormir en el sofá?

-Vale… solo quería ver tu cara de espanto-dijo él acomodándose mejor en la cama y sujetando su cara en la palma de su mano- No dejaré que te propases conmigo.

El viejo Luke con comentarios pervertidos había vuelto en gloria y majestad. Parecía que realmente quería hacerme enfadar y que yo respondiera sus provocaciones.

-No te preocupes, yo paso.

Me levanté y abrí mi bolso para buscar mi pijama y cambiarme de ropa. Tenía sueño y quería levantarme temprano para aprovechar el día de mañana y poder desocuparme temprano para así recorrer la ciudad antes de volver a mi hogar.
Me encaminé al baño para cambiarme ropa y lavarme los dientes para luego volver y cuando estaba nuevamente en la habitación me encontré a Luke sin camiseta y sólo en unos pantalones de chándal sueltos, mientras abría las sábanas de la cama en el lado derecho.
Me acosté a su lado y desde de todo el día, sentía una leve tensión en el ambiente. Bueno… leve no. Gigante. No habíamos estado así desde hace unas noches cuando casi nos devoramos a besos.
Pasaron largos minutos intentando dormir pero fue una misión imposible y por la forma en que él respiraba podía imaginarme que él tampoco estaba logrando conciliar el sueño.

Prohibido l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora