capítulo 1

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Sólo atravesando montañas o cruzando un ancho mar podías llegar,a cuyo lugar esta historia tuvo vida.
Un reino de dimensiones desconocidas, conocido por su gran puerto,cuellos barcos provenientes de tierras lejanas dejaban riquezas y nuevas especias de nuevos mundos.
Donde sus brujas te leían la mano por un penique, el vino y las mujeres abundaba.

El Rey Enrique, un Rey entregado a su esposa Elena,junto con sus dos hijos.
Alonso, el heredero al trono siendo el primogénito.
Y Enrique ||,el Benjamín.
Por 3 años de diferencia.
Fiona, la bruja, amiga y consejera del Rey. Siempre estaba en el castillo intentando evitar que los príncipes hiciesen de las suyas, entreteniendo les con sus pociones, hechizos y portales capaces de transportarlos a insólitos lugares, dónde jugaban sin temor ni reglas, bajo la atenta mirada de esta.

Alonso fue instruido desde pequeño,para suceder a su padre llegado el momento y sentarse en el trono, y por ello estaba en el punto de mira de los usurpadores.
Alonso,había cumplido apenas 13 años cuando una pesadilla cayó sobre el.
En la ausencia del Rey, que se encontraba haciendo frente tras las líneas enemigas evitando un asedio a su reino.
Mientras Alonso dormía en el silencio de la noche, un grupo de usurpadores,asesinando a varios guardias se hicieron con el, sacándole del castillo encerrando lo en la bodega de uno de sus barcos en alta mar.

Cuando se dieron cuenta de su ausencia.
La reina Elena le hizo llegar la noticia del secuestro de Alonso a Enrique, que tomo varios prisioneros, entre ellos uno de los piratas parientes de los secuestradores de su hijo.
Al llegar al castillo.
Fiona fue directa a su alcoba donde preparaba sus pócimas y hechizos, buscando uno para soltar la lengua de los prisioneros.

Tras dos largos días de intenso interrogatorio,bajo tortura.
Fiona,acabo su cometido.
Un fino polvo de un tono entre morado y azul. Que al inhalar lo, Haría confesar asta el más vil de los pecados.
Estando los 6 prisioneros de rodillas ante la presencia del Rey.
Fiona soplo frente a cada uno de ellos.

-¿Donde tenéis a mi hijo?.

Estos se esforzaban por no soltar palabra, apretando la mandíbula y mirándose entre ellos.

-Voy a volver a preguntar, Aunque no me gusta ser repetitivo,¿donde esta mi hijo?.

-Esta en el barco.-Dijo uno de ellos.

-Mientes, Mis soldados a revisado uno por uno todos los barcos del muelle y alrededores.

-Esta en el barco de mi hermano.- Agrego otro de ellos.

-¡Hermano!,Sabía que uno de vosotros tenía parentesco pero no sabía cuál de vosotros, asta ahora.

Enrique se agachó juntó a él.

-Te voy a hacer una nueva pregunta,¿Donde esta el barco de tu hermano?.

-Esta atracado a orillas del río.

-¿por qué secuestrar a mi hijo?.

-Mi hermano quiere hacerse con los mares del sur y con sus barcos le es imposible, salvó con un tratado, la vida de su hijo a cambio de sus mares.

-Bien,-Dijo el Rei levantándose frente a sus soldados,-Muchachos, vamos a enseñar a esa anguila de charca contra quien lucha.

Los soldados presentes levantaron sus armas en señal de acuerdo con su Rey.

-Capitan, Vamos a divertirnos,-Dijo Enrique mirando a sus hombres.

Con los rehenes aún en las mazmorras se dividieron en 3 grupos, una treintena de hombres listos para dar su vida por su Rey, preparados para la emboscada al barco donde mantenían cautivo al príncipe.

Teniendo el barco a la vista esperaron al caer del sol para el abordaje liberando la rabia por recuperar a Alonso.

Tras hacer caer a la tripulación sólo quedaba encontrar al capitán y captor de Alonso.

Este al escuchar la lucha de cubierta, salió a enfrentar a los intrusos.

Enrique era justo y sus soldados le tenían tal respeto y lealtad por ser uno más en la batalla.

Cuando el capitán salió.
Los soldados le rodearon dejándole en el centro con el Rey.

-¿Donde esta mi hijo?.

-Hace unas horas que dejó de gritar,-Dijo sonriendo,-Me sorprende como a aguantado los azotes, Cuando las ratas lo empiecen a devorar volverán sus gritos.

Al escuchar su mofa, cargo contra el, sin arma de por medio, un hombre contra otro hombre.
Dando y recibiendo el uno del otro.

El pirata había subestimado a Enrique pensando que este era un Rey solo por sentarse en su trono.
Para su sorpresa Enrique siempre había sido un guerrero más.

Cuando el pirata cayó sobre la madera de cubierta noqueado.

Los soldados le llevaron al castillo mientras recorrían el barco en busca de Alonso.

Le encontraron el la bodega de este, rodeado de barriles de Ron,cofres y piezas de oro.
Le habían torturado, El pirata se había cebado con el joven príncipe.
Dejándole tirado sobre redes desnudo tras torturar le por diversión.

Siempre que salían victoriosos, el Rey Enrique recompensa a a sus hombres con bebida, oro y comida, además de poder quedarse con aquello que quisieran.

Enrique con ayuda de su capitán sacaron a Alonso del navío.

-Muchachos, hay tenéis un recuerdo de esta aventura,-Dijo señalando el navío con la mano abierta.

Al llegar al castillo,Fiona no dudo un instante en curar las heridas del príncipe, los latigazos habían desgarrado su espalda, la infección de estas heridas le habían provocado altas fiebres y la hipotermia causada por la humedad era demasiado grave.

El Rey,sentado en la misma mesa de sus hombres orgulloso por la heroica hazaña de rescate,celebraba con ellos las riquezas adquiridas del navío el cual yacía en el fondo del océano del sur.

-Mi señor, solo quedan 4 prisioneros, a parte del pirata.

-¿Que a pasado con los otros dos?.

-Digamos que no han soportado la presión.

-¿y el pirata?.

-Tras la paliza que le dió, aún sigue inconsciente.

- ¿A caso no soy un Rey justo?, No me gustan los abusos.
Pero estos hijos de puta, han secuestrado a mi hijo y nuestro futuro Rey. Y ahora su vida peligra. En cualquier momento puede entrar mi Reina y decirme que mi hijo, ha muerto.

-Eso no va a pasar,-Respondió uno de los soldados.-Majestad, nuestro príncipe es fuerte, ha entrenado con nosotros, sabemos cómo es y sabemos que se va a levantar de esa cama.

-Por Alonso,-Dijo otro levantando una copa.

Y los demás le siguieron.
-Por Alonso,-Brindaron al unísono.

Fiona entro en la sala, y a Enrique se le cambió el semblante.

-Majestad, La fiebre a bajado y la infección a desaparecido, Nuestro príncipe necesita descanso pero se levantará.

Al oír eso los soldados aclamaban al príncipe y orgullosos de su Rey le animaban entre todos, brindando con vino y el ron de las bodegas del pirata.

-Ahora, mi Rey,-Dijo el capitán,-Vamos a hacer una última visita a nuestros 5 invitados.

El Rey eufórico por la noticia de su hijo se levantó junto con sus soldados.
Directos a las mazmorras donde los prisioneros esperaban su destino.

La Bruja Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora