Off Jumpol, es el tercer hijo de un jefe de la mafia y también el más curioso y misterioso de los tres hermanos.
En busca de la verdadera razón, de que su padre haya contratado a un simple camarero para proteger a su hermano mediano, el cual está al...
Tumbado en la cama tras mirar su móvil por enésima vez, Gun suspiró con desesperación, ya que había amanecido de nuevo, harto de haber estado dando vueltas sin pegar ojo por una noche más.
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El sueño le había faltado tras descubrir el engaño de Off pero había empeorado después de haber recibido el vídeo, en el que este le cantaba una canción de amor.
Desde ese entonces, lo había reproducido muchas veces y en todas ellas se le había revuelto todo y por ello, había estado una vez más derramado lágrimas por él.
En realidad no sabía muy bien el que pensar con respecto a eso pues el mayor había sido quién lo había dejado sin ninguna explicación, a las puertas del edificio donde vivía, tras confirmarle su engaño.
Varias veces había cogido el móvil en su mano, dudoso de borrarlo desde ese día pero finalmente había desistido en todas ellas pues en el fondo seguía enamorado de él, aunque sabía que este solo lo había utilizado.
Con el ánimo por los suelos, el joven estudiante se vistió y salió de su habitación camino a la de su madre pues apenas veía a su hermano desde que este había aceptado el cargo como líder de la segunda familia de los mafiosos, luego de que Kun, el tío de los tres hermanos muriera a manos de Korn.
Koney, su bella madre seguía sin memoria, había sido así desde que la visitaba cada día y lamentablemente era desconcertante pues en ocasiones, el menor sentía como si esta si lo recordase.
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Siempre había tenido un poco de envidia de su hermano pues al ser más mayor, él si tenía recuerdos de sus padres, cuando él no tenía ninguno y los había conocido tan solo por fotografías.
Sin embargo, estaba feliz de que la vida se la hubiera devuelto y pudiera abrazarla, sentir su calor y el tacto de su suave piel, ya que le reconfortaba y le hacía olvidar por unos instantes lo desdichado que era.
Esta seguía estando en la habitación oculta de la casa grande pues a pesar de que le habían insistido en ocupar una habitación cerca de la de Tay y New y de la de él, ella no había querido.
Tras caminar por los pasillos sin ningún miembro de la familia a la vista, ni tampoco ningún guardaespaldas, el chico llegó a la puerta y tras tocar con los nudillos entró.
