Off Jumpol, es el tercer hijo de un jefe de la mafia y también el más curioso y misterioso de los tres hermanos.
En busca de la verdadera razón, de que su padre haya contratado a un simple camarero para proteger a su hermano mediano, el cual está al...
La casa de los Jumpol estaba sumida en la tristeza, ya que apenas se escuchaba el murmullo de las cinco empleadas que quedaban.
Las demás se habían ido en la madrugada siguiente de la huida de New y Gun pues alegaron que no aguantarían ni un solo grito más de Koney.
Dos guardaespaldas fueron contratados pero estos tampoco soportaban los continuos insultos e histerias de esta, aún así se mantenían en su puesto.
Lo cierto era que la mujer empezó a tener muchos problemas pues no sabía manejar los asuntos, a pesar de que había puesto toda su intención y eso sumado a su mal humor por quedarse sola, descargaba su frustración en ellos.
La lucha se le había dado bien, al igual que matar a Korn sin ningún tipo de remordimiento pero el lidiar con los demás jefes de la mafia y los clientes no era fácil.
Sin embargo, Koney no perdía la esperanza y creía que sus hijos volverían a su lado, pensando que no serían felices con los hijos de Korn.
Tenía por seguro que en cuanto se les acabase el dinero, vendrían a reclamar la herencia de lo que le pertenecía a su padre.
Con el pasar de los días, esta se fue impacientando y tras una semana, comprobó que ella sola no podría manejar los negocios y los chicos no regresarían.
En el instituto de música, nada sabían de Gun, ni de Macau, tampoco en el estudio de música sabían nada del músico, por lo que Koney terminó por contratar a varios detectives pero nada descubrieron pues los chicos seguían en la isla de lo más felices y cuando necesitaban provisiones, los guardaespaldas cruzaban el océano y se las llevaban.
Tay y New y Off y Gun se la pasaban entre besos y arrumacos por el día y en las noches dando rienda suelta a sus instintos, mientras que Earth y el jefe de sus guardaespaldas se entretenían viendo series entre risas, roces y miradas.
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Por su contra, la mujer, muy molesta en el día estaba en la oficina y mandaba a sus guardaespaldas recorrer la ciudad en busca de sus hijos y en las noches se la pasaba bebiendo y tomando pastillas.
Más semanas pasaron y a pesar de que Koney consiguió más gente para ayudarle con la empresa pues los otros jefes la presionaban para que dejase el poder como la primera familia pero ella no cedió.
Otros que también estaban muy felices, disfrutando del sol, el agua y la tranquilidad del lugar, eran Vegas, Pete y Macau.
La casa secreta les proporcionaba anonimato y aunque mantenían a varios de sus guardaespaldas vigilando por seguridad, nadie vino a perturbarles.
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