🆅🅴🅸🅽🆃🅸🅽🆄🅴🆅🅴

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No podía creer lo que había escuchado, no podía formular palabra alguna. No cuándo tenía al rizado tan cerca, cómo jamás había estado.

Sus piernas le temblaban, sentía que su respiración se acabaría en cualquier momento y podía jurar que estaba a nada de desmayarse.

Pero sus ojos no desconectaron la conexión con los contrarios, estaban viéndose aún sin decir nada.

La reacción de Emilio fué todo lo contrario a lo que él pensó, creyó que Osorio vendría hecho una furia, que llegaría y le diría que era un idiota, que se metiera su "broma" por el culo y que no volviera a dirigirle la palabra.

Pero eso no fué así.

— ¿No... No te decepcioné? — preguntó con su voz temblorosa.

Osorio siguió mirándolo fijamente antes de hacer una mueca.
— Me sentí demasiado confuso cuándo supe que se trataba de tí. No es decepción la palabra exacta para describirlo. Pero... Me alegra que lo hayas dicho, creí que no lo harías nunca.

— ¿Cuándo lo supiste? ¿De qué estás hablando?

— Hablaremos de ésto, pero primero, tienes que volver a la cama. — ordenó. — desde ya me disculpo por haberte hecho bajar las escaleras sin ayuda.

Parpadeó aún observándolo y sin poder creer la tranquilidad con la que estaba tratándolo. ¿Acaso estaba fingiendo para matarlo en su habitación?

— ¿Porqué estás tan relajado, Emilio? Te acabo de confesar que soy yo el de los mensajes, eso significa que tú "enemigo mortal' cómo lo has titulado, está enamorado de tí. ¿Acaso quieres asesinarme y estás fingiendo?

— ¿Qué? — preguntó y soltó una risa. — ¿De qué hablas? ¿Asesinarte?

— Yo te amo, Emilio. Pero no estoy entendiendo muy bien tu actitud, creí... Creí que ibas a odiarme e insultarme. — confesó aunque sus mejillas se encendieron cuándo se dió cuenta que por primera vez le decía que lo amaba en persona.

Osorio le dió una pequeña sonrisa antes de negar.

— Vamos a tu habitación, tienes que hacer reposo. — volvió a pedir antes de extender sus brazos.

Bondoni bajó su vista hacía los brazos extendidos y luego volvió a subirla hacía los ojos del rizado.

— Aaah, yo puedo subir sólo. — dijo con nerviosismo.

— Si, sé que puedes. — concordó. — pero ya has hecho mucho esfuerzo al bajar y yo puedo llevarte hasta arriba, así que déjame hacerlo.

Okey, ésto parecía un sueño, tal vez se había pasado con los calmantes y estaba alucinando.

Estaba por decir algo más cuándo Emilio se encargó de tomarlo entre sus brazos, soltó un bajo jadeo por la sorpresa y sus manos automáticamente se aferraron a los hombros del rizado.

Sí, definitivamente estaba drogado y estaba teniendo alucinaciones, Emilio no estaba allí, todo era producto de su imaginación.

Eso tenía que ser.

Fué recostado sobre su cama y lentamente se acomodó, sintiendo una punzada en la zona afectada, el dolor de sus costillas le jodía demasiado.

Emilio se sentó a su lado y se quedó viendolo fijamente, ninguno dijo nada mientras sus miradas estaban conectadas.

— Creí que no me lo dirías nunca, Joaquín. — empezó el rizado. — Tu... Eras la persona de la que menos hubiera sospechado ¿Sabes? Por eso, cuándo lo supe, creí que se trataba de una broma, pero... Luego me dí cuenta que no era así.

Te Amo Emilio // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora