🅲🆄🅰🆁🅴🅽🆃🅰 🆈 🆃🆁🅴🆂

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Exactamente 1 mes acababa de cumplirse.

Las primeras 2 semanas fueron las más delicadas, ya que Joaquín sólo había respondido a muy pocas estimulaciones. Llegó a tener espasmos que lograron abrir y cerrar sus manos, pero los reflejos en sus piernas habían sido inútiles.

En la tercer semana, quisieron quitarle el respirador artificial para verificar si podía hacerlo por su cuenta, pudo hacerlo sólo por unos momentos antes de volver a tener complicaciones, por lo que debieron conectarlo otra vez.

Al comienzo de la última semana del mes, volvieron las pruebas, éstas fueron más fructíferas que las anteriores, ya que su sistema neural había respondido de manera positiva a los estímulos, las resonancias magnéticas demostraron que su cerebro recibió las estimulaciones de la corteza a nivel auditivo, por ésta misma razón les habían aconsejado a sus familiares que ayudaran en ese aspecto, ya que al parecer, él podía oír cada palabra que decían en la habitación.

Esa fué una buena noticia después de tanto tiempo.

La otra fué que desde hace 3 días, habían bajado las dosis de los fármacos, por ende, Joaquín había salido del coma inducido.

Lo malo de todo ésto era que él aún no despertaba, los médicos les informaron que una vez que un paciente era sacado de un coma, éste podía tardar tanto horas, cómo días ó incluso meses en abrir sus ojos. Ésto sólo hacía que el temor, los nervios y la ansiedad no los abandonara en ningún momento.

La situación seguía siendo delicada. Aún más, tratándose del motivo por el cuál el castaño estaba internado en el lugar.

Podía decirse que lo único "bueno" de todo ésto, fué que, por primera vez ni Renata ni Joaquín estaban desamparados; su padre, su nuevo hermano Temo y la mujer y madre de los mismos, Vanessa, se unieron a la familia en profundidad.

Renata pudo conocer una parte de su familia que desconocía, su hermano menor fué un motor para ella durante todo ese mal momento, pudo conocerle de una manera tan natural, cómo si hubieran sido parte uno del otro toda su vida.

Se le hacía inevitable no ver al castaño plasmado en Temo porque, además de compartir diversos rasgos, también compartían muchísimas cosas en común.

Uberto, por su parte, fué un sostén inquebrantable, intentando dar todo de sí para el bienestar de sus hijos y, cómo le correspondía, se encargaba de todos los gastos médicos, se había negado en rotundo a que la familia Osorio sustentara los gastos cuándo era su deber hacerlo.

Emilio por su lado, no se despegaba del lado del menor por ningún motivo. Había dejado el equipo y asistía a clases sólo porque era obligado por casi todo mundo, aunque le costaba en demasía concentrarse cuándo era inevitable pensar en el castaño.

La escuela había demostrado empatía con el castaño, por el desempeño brindado durante todos los años, habían hecho todo lo posible por graduar al castaño con el mejor promedio, dando así, una beca universitaria dónde Bondoni siempre había querido ingresar. Así que, una vez que él despertara y se recuperase, tendría otro buen motivo para no rendirse.

Osorio se encargaba de contarle absolutamente todo lo que sucedía durante el día cuándo era su turno para quedarse con él. Cuándo le dijeron que Joaquín podía escucharlo, fué una pizca de alivio, una nueva esperanza. Por lo que se dedicaba constantemente de mantenerlo al día hasta con lo más insignificante.



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Te Amo Emilio // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora